Son tiempos aciagos. En los últimos lustros, México le ha apostado a un mundo cada vez más abierto. El problema es que este modelo está siendo amenazado. No sólo por el que será el nuevo Presidente de Estados Unidos. Trump es parte de un fenómeno creciente en las democracias occidentales. Las elecciones las están ganando los que quieren cerrar sus naciones frente al mundo, los que rechazan el libre flujo de mercancías y personas. ¿Qué hará México al respecto?
Primero, reconocer el tamaño del desafío. Lo que viene no es nada bueno para nuestro país. En el ámbito económico, vamos a tener un menor crecimiento producto de la incertidumbre de una eventual renegociación —incluso derogación— del Tratado de Libre Comercio de América del Norte. En lo social, crecerá el enojo por el maltrato a nuestros connacionales en Estados Unidos, tanto los que ya son ciudadanos como los indocumentados. Súmese a eso la retórica racista y xenofóbica que escucharemos desde la Presidencia del vecino del norte. Tan sólo hay que ver quién será el estratega en jefe de la Casa Blanca: Steve Bannon, un supremacista blanco.
Después de la sorpresiva victoria de Trump, el gobierno mexicano ha adoptado un discurso de calma y hasta de optimismo. “Todo está bien. Las variables fundamentales se encuentran sólidas. Esta amenaza, como todas, es una gran oportunidad”. Declaraciones de cartabón, chocantes lugares comunes, retórica barata. Una de dos, o no entienden el tamaño del desafío que tenemos enfrente o lo entienden y están minimizándolo para no alarmar a la sociedad. Cualquiera que sea, creo que se equivocan.
Yo prefiero los gobiernos que reconocen la dura realidad y hablan con claridad. Lo he dicho antes y lo repito: me gusta el modelo de Zedillo durante la crisis de 1995. El entonces Presidente fue implacable en describir lo que estaba ocurriendo. Explicó, con mucha pedagogía, los múltiples problemas. No ocultó nada. Fue durísimo. Hubo un momento en que la población ya no lo quería ver más porque siempre daba noticias malas. Pero eso le ganó un gran liderazgo y credibilidad cuando las cosas comenzaron a mejorar.
En estos tiempos aciagos necesitamos un liderazgo así. Un Presidente que le explique al país por qué está amenazado y qué se puede hacer al respecto. Que diga la verdad en materia económica, es decir, que vamos a crecer menos, que vienen tiempos de vacas flacas donde el gobierno tendrá que ajustarse más el cinturón para no perder el grado de inversión de la deuda mexicana. Un líder que unifique a la clase política y la sociedad civil en torno a una serie de políticas públicas para enfrentar las amenazas por la elección de Trump y el movimiento en favor de la cerrazón en las naciones.
Desafortunadamente no veo a Peña haciendo esto. No es su estilo. A él le gusta presumir logros. Le choca hablar de contrariedades. Además, es un Presidente débil que no se ha levantado desde el golpe de la Casa Blanca. Sus números en las encuestas son abismales. Su credibilidad está por los suelos. Sus discursos, al estilo de los priistas de Atlacomulco, son tremendamente formales: duermen a un niño hiperactivo. Es evidente que ya va de salida, que lo único que le interesa es, primero, dejar a un priista en el Palacio de Gobierno de Toluca y, luego, en Los Pinos.
Es terrible porque en estos momentos el país requiere de un gran liderazgo presidencial. De un Presidente que explique el desafío sin edulcorantes, dirija a un gabinete con los mejores hombres y mujeres independientemente de sus filiaciones políticas y tenga capacidad de unificación en torno al interés nacional. Si Peña se animara, podría hacerlo y terminaría mucho mejor su sexenio a comparación de donde está hoy. Pero creo que no se va a animar porque existe en el gobierno un sentimiento de que ya van de salida.
Termino preguntando si podemos vislumbrar un gran liderazgo, como lo requieren estos tiempos, en los posibles candidatos presidenciales de 2018. ¿De verdad hay alguno que pueda ponerse al tú por tú con Trump y otros líderes en favor de la cerrazón que vayan surgiendo por ahí? ¿Quién tendría la capacidad de convocar a millones de mexicanos para enfrentar los grandes retos de estos tiempos aciagos? ¿Quién?