Ayer, Margarita Zavala, durante la grabación de Tercer grado, renunció como candidata a la Presidencia. Se trata de una renuncia que la regresa a la política. Suena paradójico y lo es. Pero la exprimera dama tenía más que perder si se quedaba en la competencia a si, como hizo ayer, se retiraba y comenzaba una nueva etapa promisora.
Decisión valiente y atinada la de Zavala. A los miembros del panel de Tercer gradonos dejó fríos cuando anunció, comenzando el programa, que se retiraba de la contienda.
Procedimos, entonces, a entrevistar a una Margarita más relajada. Se había quitado una loza de encima. Estaba de vuelta la activista con un atractivo discurso de valores en la política.
Raymundo Riva Palacio se lo dijo: retornó la mejor Margarita. Efectivamente, en la mesa teníamos a una política entrona, comprometida y con ganas de seguir participando en la democracia mexicana. No es poca cosa.
Cuando nos sentamos a la mesa de Tercer grado, resultaba evidente que Zavalano tenía probabilidad alguna de ganar la elección presidencial. En el mejor de los casos, podría obtener cinco, seis puntos que acabarían beneficiando a López Obrador al dividir el voto panista. Como dije hace algunas semanas, la exprimera dama corría el riesgo de pasar a la historia como la mujer que hizo posible el triunfo de Andrés Manuel López Obrador, ese mismo que, en 2006, se dedicó a sabotear la Presidencia de su esposo, Felipe Calderón.
En el peor de los casos, Margarita sacaría uno, dos puntos, incluso quedando en el último lugar de la contienda, por debajo de Jaime Rodríguez El Bronco, tal como anunciaba la última encuesta publicada de Consulta Mitofsky. Un ridículo total.
No había nada que ganar quedándose en la contienda. En cambio, retirándose, Margarita se ha ganado un lugar privilegiado en la mesa de aquí a las elecciones del primero de julio y, más importante aún, a partir del 2 de julio. En el corto plazo, tanto Meade como Anaya se pelearán por atraerla a ella y a sus votantes (es importante mencionar que Zavala no declinó a favor de alguno de los candidatos).
Como bien dijo Margarita en Tercer grado, la elección está polarizada. En algunos momentos se entendió que entre dos, en otros entre tres. Todos sabemos, sin embargo, que la competencia real está entre Anaya y López Obrador. Si gana el primero, Zavala podría aspirar a integrarse al equipo del Frente si es que logran sanar las profundas heridas que existen con Anaya.
Lo más interesante es si gana AMLO la Presidencia. Me parece que Margaritatratará de convertirse en un polo opositor al tabasqueño. Dentro o fuera del PAN, será un factor de poder con un discurso de valores en la política. Nadie le podrá reprochar su valentía para lanzarse a duras faenas. Unas las habrá perdido, otras las habrá ganado. Igual que la larga carrera de López Obrador. Pero siempre dentro del ruedo de la política sin asustarse del tamaño de los bureles.
Me parece que hay Margarita para rato. Ayer vi a una mujer entrona con ganas de participar en el proceso democrático. Sí, renunció, pero con temple, serenidad y dignidad. En el contexto actual de la política mexicana, bienvenida una política que entiende las circunstancias, que no se ciega, sino que asume la dura realidad y actúa en consecuencia.
Nunca, para nadie, es fácil renunciar. Zavala entendió que, de seguir adelante, haría el ridículo de una manera u otra. Decidió, entonces, retirarse de una manera decorosa pensando en lo que viene. Mis respetos. Está de vuelta. Como dijo ella, citando a Efraín González Luna, fundador del PAN, “en la vida no subordines la anécdota al destino”. Ayer, la anécdota es que renunció. Su destino será el regreso a la vida política mexicana en un papel central. Atinada decisión que merece mi respeto.
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