Recordemos que a principios de los años ochenta, cuando el actual negociador de Comercio de Estados Unidos, Robert Lighthizer, formaba parte del equipo negociador del presidente Ronald Reagan, Estados Unidos llegó a un acuerdo con Japón, y en particular con la empresas japonesas Toyota, Honda y Nissan, en el que Japón aceptará las “restricciones de exportación voluntaria” para que las japonesas no superaran determinados niveles.

Por cierto a Estados Unidos no le salió tan bien porque esa cuota que se le impuso a Japón hizo que otros exportadores japoneses de automóviles cambiaran de exportar coches muy baratos, como era el Corolla, a automóviles más caros como el Lexus o Infinity, ya que si había un tope de número de automóviles, pues mejor exportar automóviles caros que baratos, por razones evidentes.

Durante toda la negociación del actual, la posición mexicana y de muchos analistas que siguieron esto de cerca en Estados Unidos, en Canadá y en , fue que lo último que México podría o debía aceptar, eran precisamente esas restricciones de exportación voluntarias. Esta es una postura tradicional norteamericana; amenaza o bien con aranceles o bien con restricciones cuantitativas a determinados países en cuanto a sus exportaciones, para que esos países, en lugar de verse sujetos a aranceles, voluntariamente reduzcan o limiten sus exportaciones.

Existen buenas razones para pensar que el acuerdo lateral o secreto o no divulgado inicialmente o como se le quiera llamar, entre México y Estados Unidos a propósito de la industria automotriz, responde exactamente a los voluntary export restraints. Si lo que ha dicho la prensa mexicana y norteamericana es correcto, a partir del 2020 habrá un límite de 2.4 millones de vehículos exportables de México a Estados Unidos sin aranceles. Arriba de ese límite habría un arancel del 25%. Si México limita las exportaciones a ese volumen, entonces no hay aranceles y no hay ninguna consecuencia.

¿Qué significan 2.4 millones de vehículos? En el 2017, fueron 1.8 millones; este año probablemente sean casi 2 millones, un incremento de 10% que es el incremento anual promedio de los últimos años, y a partir del 2019, es probable que estemos llegando a 2.2 millones, es decir a partir del 2020, lo que México exporte va a ser el tope. El Secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, ha dicho que esto es un seguro contra un posible arancel de 25% de Estados Unidos a México y a otros países, invocando el capítulo 232 del Código de Comercio de Estados Unidos que permite limitar importaciones norteamericanas por motivo de seguridad nacional. Pero eso es lo de menos.

Lo que es muy importante aquí, y esto no se ha divulgado con claridad, es que se trata de una restricción voluntaria de exportaciones. Yo México, voy a limitar mis exportaciones de automóviles a Estados Unidos a 2.4 millones para que no me impongan un arancel. Esto significa que México está condenado los siguientes años a no poder incrementar el número de automóviles y el valor de las exportaciones de autopartes a Estados Unidos.

¿Y qué pasa con Canadá? Si a Canadá se le aplicara este tope de exportación voluntaria de automóviles, estoy seguro, resultaría inaceptable para los canadienses, mientras que México lo está presenta como una póliza de seguro. Y tengo la impresión que Estados Unidos ni siquiera se propone aplicárselo a Canadá.

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