En las bolsas de valores, un “mercado oso” es cuando el índice accionario cae 20% o más. Es lo que está pasando en la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) desde que se anunció la cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de (NAIM) en Texcoco. En realidad, el oso se debe a múltiples osos del entrante.

Presento, primero, los datos. Al día siguiente de la elección del primero de julio, el Índice de Precios y Cotizaciones (IPC) de la BMV cerró en 46 mil 653 puntos. Gracias a las primeras señales de Andrés Manuel López Obrador, todas positivas, fue subiendo hasta rebasar los 50 mil puntos a finales de agosto. Sin embargo, a partir de octubre, cuando comenzó la polémica en torno al NAIM, el IPC fue cayendo paulatinamente hasta alcanzar los 45 mil puntos en vísperas de la decisión. El anuncio de la cancelación de Texcoco produjo una caída hasta los 43 mil 500. Sin embargo, se recuperó pronto para alcanzar los mismos niveles que el 2 de julio. Fue entonces que vino la debacle por el anuncio de la iniciativa de en el Senado para eliminar las comisiones bancarias. Desde entonces, hasta ayer, la tendencia ha sido a la baja. Ayer, cerró en 39 mil 427 puntos. Si tomamos en cuenta el pico del IPC, desde que ganó López Obrador al cierre de ayer, estamos hablando de una pérdida de 21%, es decir, un “mercado oso”.

Muchas personas físicas y morales, que tenían invertido su dinero en la BMV, han perdido miles de millones de pesos en las últimas semanas. A esto hay que sumar la continua depreciación del peso (ayer el tipo de cambio FIX cerró en 20.63 pesos por dólar) y la apreciación de los rendimientos que pagan los bonos soberanos mexicanos (ayer el de 10 años cerró a una tasa de interés de 9.24% anual, similar a la que tuvo durante la mega crisis internacional de 2008).

En conclusión: muchos inversionistas están retirando sus capitales de México y los que se quieren quedar están demandando un mayor rendimiento porque perciben que se incrementó el riesgo de invertir en nuestro país.

Este fin de semana circularon sendos artículos de dos periódicos con gran influencia en los mercados, The Financial Times y The Wall Street Journal. Ambos coincidían en que López Obrador estaba asustando a los inversionistas. Cuando el FT y el WSJ hablan, los manejadores de fondos de inversión escuchan y comienzan a tomar precauciones para cubrir sus posiciones.

En el caso del WSJ me llamó mucho la atención que Alfonso Romo, próximo jefe de la Oficina de la Presidencia, quien tiene a su cargo la relación de  con los capitales, declinó comentar sobre el artículo en cuestión cuando el Presidente le había encargado calmar a los inversionistas después de la decisión del NAIM. ¿Por qué se escondió Romo ante un artículo de tanta trascendencia? ¿Ya no quiso arriesgarse para no quedar en ridículo otra vez? ¿Qué está pasando en el equipo de AMLO? ¿Quién manda ahí?

El lunes que entrevistamos a Andrés Manuel López Obrador en Tercer Grado, le preguntamos cómo recuperaría la confianza de los inversionistas para lograr que la creciera, como él prometió, al 4% anual. Contestó que los capitales vendrían cuando vieran que en este país se acabó la corrupción.

Comparto, desde luego, el objetivo lopezobradorista de terminar con la corrupción en México, pero no sé si esto, efectivamente, va a revertir la tendencia actual de salida de capitales.

Los mercados están cada vez más nerviosos por las acciones de López Obrador. Ya no son sólo la cancelación del NAIM o el sainete de las comisiones bancarias. Morena ya presentó otra iniciativa para regular más a la industria minera, facilitando la posibilidad de que el gobierno rescinda las concesiones.

Esto huele a una presión para que las mineras vayan corriendo a negociar y acepten un incremento en las regalías que pagan por la explotación.

El PT presentó otra iniciativa para desaparecer las Afores, centralizando el sistema de pensiones en un organismo del Estado que, prioritariamente, invertiría el dinero de los trabajadores en proyectos del sector público.

Esto huele a presión para que las Afores vayan corriendo a negociar y acepten invertir recursos en la nueva refinería y el Tren Maya, que no son nada rentables.

En suma, oso tras oso ya generaron un “mercado oso”. Falta ver si las promesas de Carlos Urzúa se hacen realidad con el de 2019 y si la designación de Gerardo Esquivel como subgobernador del Banco de México sirve para contrarrestar tantos osos y generar un “mercado toro”, que recupere más del 20% perdido.

                Twitter: @leozuckermann

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