Estremecedora y enfurecedora la lectura sobre el atraco a PEMEX, o mejor dicho a la nación, que detalla en sus libros Ana Lilia Pérez.
Una universidad tecnológica en Campeche es requerida para devolver 460 millones de pesos, una cantidad muy superior a su presupuesto y es que recibió contratos de SEDESOL, SEDATU, PEMEX, BANOBRAS y alguna otra institución que fueron subcontratados a empresas fantasma.
Un funcionario de SEDESOL era pagado por la Universidad de Zacatecas con fondos aportados por la secretaría a la universidad para realizar diversos proyectos.
Con el tiempo irá saliendo más información sobre el saqueo desmesurado que arrancó con la alternancia en el poder y que superó con mucho los robos priistas previos al año 2,000.
A partir de la estructura del Sistema Político Mexicano no es posible pensar que esas acciones se dieran sin anuencia superior.Para que se diera el marco y la disciplina institucional de un atraco de esa dimensión tenía que intervenir una fuerza política superior, alguien que tuviera el poder para ser obedecido por secretarios de Estado y directores de organismos paraestatales, y ese era solamente el presidente de la república. Es difícil que un secretario de Estado acepte una orden de corrupción de otro secretario, a menos claro está, que en el proceso lleve una gran tajada, lo que es posible. Conviene preguntar si la pirámide de la corrupción funcionó llevando hacia arriba las mieles de lo saqueado.
La reforma estratégica energética consistió en el desmantelamiento de las empresas del Estado, en la venta de sus bienes a empresas privadas nacionales y extranjeras, en algunas de las cuales participaban como socios funcionarios públicos. Dado el enorme precio económico, social y político que pagó el país, esas acciones pueden tipificarse de traición a la patria, único delito castigado con la pena de muerte; además de robo, fraude y las que resulten.
Alguien me reclamaba, como si yo fuera el responsable de las decisiones, por la falta de acusados e indiciados por López Obrador toda vez que Vox Populi sabía y sabe quiénes son los atracadores. Respondí que todos sabemos que son ladrones pero sabemos que no son pendejos. Atracan sin dejar huellas personales.
El atraco a PEMEX se realizó con la sofisticación de quienes se entrenaron en el extranjero –muchas veces becados con fondos nacionales- y regresaron al país para convertir sus conocimientos en malas mañas para esquilmar a la nación. El sexenio de Peña registró una ingeniería financiera de muy alto nivel para robarse la riqueza nacional, tal vez tomará muchos años para que nos enteremos del tamaño real del robo.
Mientras el atraco sucedía los hampones salpicaban a manos llenas a los comentocratas e intelectuales orgánicos del régimen que saciado su apetito de riqueza guardaban los silencios cómplices pertinentes, algunos se sumaban a la guerra sucia iniciada desde la cúpula de la oligarquía para preservar el régimen de privilegio, otros simplemente repetían como pericos lo que se lanzaba al internet aún con la posibilidad de que fuera información falsa y respondiera a una campaña sucia.
El saqueo a la nación sucedió con total impunidad. Los que habían orquestado el atraco sabían que estaban más allá del alcance de la justicia porque había un brazo muy fuerte que silenciaba a los encargados de revisar cuentas y cuándo las revisiones salían negativas, simplemente se las acallaba.
El gobierno estaba organizado para robar y el robo marchaba a tambor batiente, había beneficiarios directos e indirectos y el clima de saqueo se impuso sobre las conciencias, algunas tendientes a la corrupción para la ganancia individual y otras de plano corruptas.
El daño causado a la nación es estructural igual que las reformas de Peña Nieto, será difícil de reparar, hay contratos y convenios a largo plazo que para deshacerlos se tendrá que pagar un costo mayor, y las voces compradas, plumas alquiladas y empresarios que se beneficiaron, se apresuran desde ya a culpar al nuevo gobierno y gritarán cuándo el país siga pagando por el estropicio mientras ellos navegan por las aguas de la opulencia ganadas a costa del empobrecimiento nacional.
Los socios internacionales de los hampones están felices y aplaudían mientras se desmantelaba la riqueza nacional, aunque hoy se apresuran a censurar y castigar los esfuerzos de corrección por limitados que sean.
Cuándo a alguien le roban su propiedad individual se queda con una sensación de violación, porque se violenta el espacio individual. Lo que hicieron Fox, Calderón, Peña y secuaces equivale a una violación colectiva que es mucho peor porque violentaron el futuro del país y las posibilidades que la sociedad mexicana se beneficiara de la riqueza nacional.