Conforme se conocen más detalles, sigue el análisis del Paquete Económico 2020 que presentó el de López Obrador al el domingo pasado. Sigo pensando, como escribí el lunes, que, en general, el Presidente ha enviado un razonablemente realista y ortodoxo que cumple con su promesa de mantener la disciplina fiscal. No obstante, sí hay algunos detalles que generan polémica. Uno de ellos tiene que ver con el objetivo de producción petrolera para 2020.

El gobierno de López Obrador heredó, sin duda, una empresa petrolera con una franca y constante caída en la extracción de crudo que viene desde 2004, cuando llegamos a producir tres millones 382 mil barriles diarios. La razón del declive es conocida: se fueron agotando los grandes yacimientos de Cantarell y Ku-Maloob-Zaap. De acuerdo con , en julio de este año, la empresa extrajo un promedio de un millón 671 mil barriles diarios. Estamos por debajo del promedio de producción de 2018, que fue de un millón 813 mil barriles diarios.

El gobierno actual pretende detener, por primera vez en quince años, la caída en la producción de hidrocarburos y revertir la tendencia para llegar a un promedio de un millón 951 mil barriles diarios en 2020. La encuesta de Citibanamex a los especialistas económicos de diversas instituciones financieras prevé una producción diaria en 2020 igual que la de 2019, es decir, alrededor de un millón 600 mil barriles.

¿Por qué está tan optimista el gobierno con respecto a la producción petrolera?

El secretario de Hacienda ha dicho que “Pemex es un buen negocio” y tiene razón cuando hablamos de explorar y extraer crudo. Ahí los márgenes de ganancia siguen siendo enormes. Por tanto, se justifica que se hagan importantes para incrementar la plataforma de producción. Hace bien el gobierno en invertir 86 mil millones de pesos en 2020 para esta actividad de la empresa productiva del Estado: 46 mil millones en capitalización directa y 40 mil en una reducción de la carga fiscal.

Según Herrera, Pemex ha abandonado su estrategia de buscar crudo en aguas profundas para concentrarse en someras y yacimientos terrestres. Esto, más el dinero que se invertirá, eventualmente podría generar un incremento en la producción de barriles adicionales. Ojalá, porque, como se sabe, esta industria es de riesgo. Igual se encuentra el crudo, igual y no, y, aunque se encuentre, luego se tarda tiempo en extraerlo.

Al respecto, ayer entrevisté al experto en energía Gonzalo Monroy, quien calcula en 10% la probabilidad de que, efectivamente, se cumpla la meta que está proyectando el gobierno en el presupuesto 2020, es decir, casi dos millones de barriles diarios en promedio.

Si Pemex abandonó su estrategia de exploración en aguas profundas, donde hay grandes indicios que existen grandes cantidades de crudo (del otro lado del Golfo de , en aguas estadunidenses, ya hay cientos de pozos extrayendo hidrocarburos), valdría la pena que el Estado mexicano continuara subastando estos campos a la iniciativa privada, tal y como lo contempla la Reforma Energética aprobada el sexenio pasado.

Esto, para empezar, mandaría una excelente señal de pragmatismo económico de un gobierno dispuesto a dejar a un lado sus prejuicios ideológicos con el fin de alentar las inversiones y el crecimiento económico.

Pero, además, sentaría las bases para que, eventualmente, México pueda producir más hidrocarburos. Y es que la producción en yacimientos en aguas profundas suele tardarse muchos más años que los de someras o territoriales.

El gobierno ha enviado dos señales que parecen que van en este sentido. Primero, un tuit del Presidente en el que dice: “La empresa italiana ENI es la primera en producir petróleo luego de 4 años de aprobada la reforma energética. El director general, Claudio Descalzi, me trajo una muestra del aceite que están extrayendo en Tabasco. Le agradecí por cumplir con su responsabilidad y confiar en México”. Segundo, un artículo en el Financial Times donde un alto funcionario del gobierno dijo que, en 2020, Pemex reanudará las asociaciones con el sector privado (los llamados farmouts) y las subastas de aguas profundas.

 

Twitter: @leozuckermann

 

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