Ayer, en este espacio, analicé los tres posibles candidatos presidenciales de Morena para 2024: Marcelo Ebrard, Ricardo Monreal y Claudia Sheinbaum. Hoy toca examinar quienes se perfilan como posibles candidatos desde la oposición.
Voy a decir lo obvio: por el momento no se ve a nadie. Hoy por hoy, efectivamente no existe político alguno que le esté dando lata al presidente Andrés Manuel López Obrador. En México, la oposición es un gran páramo.
¿Seguirá así durante todo el sexenio? No lo creo. Los vacíos de poder alguien los llena. Lo que actualmente ocurre es que toda la clase política nacional ve muy fuerte a López Obrador y no quiere enfrentársele en estas condiciones. Pero, en la medida en que el Presidente se desgaste, como al parecer ya está ocurriendo, según las últimas encuestas, aparecerán los opositores que tratarán de arrebatarle el poder al movimiento lopezobradorista en 2024.
En este sentido, los políticos son como los tiburones. Se presentan cuando huelen sangre en el agua. No dude usted que esto ocurrirá si la gente comienza a desilusionarse con López Obrador y, por extensión, de Morena y sus candidatos.
No obstante el tamaño del páramo opositor, se vislumbran dos posibles candidatos desde la derecha.
Una es Margarita Zavala, quien intentó competir en la elección presidencial pasada como candidata independiente. No tuvo, sin embargo, una estructura partidista que la apoyara ni el carisma para enfrentarse a un candidato tan potente y popular como López Obrador.
Hoy, junto con su esposo, el expresidente Felipe Calderón, están formando un nuevo partido —México Libre— para subsanar lo primero. No sé si vayan a lograrlo, pero, si no obtienen el registro del Instituto Nacional Electoral, las posibilidades de Zavala de aparecer en la boleta presidencial en 2024 disminuyen drásticamente. Vamos a suponer que sí lo logran, lo siguiente sería trabajar en hacerla más cercana para el electorado.
El otro que anda por ahí es el excandidato presidencial del PAN en 2018, Ricardo Anaya. El llamado Joven maravilla tiene tres fortalezas. Primero, sigue teniendo el apoyo de la estructura panista que, de alguna forma, controla a través de su amigo y colaborador, Marko Cortés, dirigente nacional del PAN. Segundo, quedó completamente exonerado de los presuntos crímenes que el gobierno de Peña le había endilgado para debilitarlo en la pasada campaña presidencial. Tercero, ya tiene la experiencia de haber participado en una contienda con todo lo que eso implica.
Al parecer, Anaya regresaría en 2021 como diputado federal del PAN y trataría de ser el líder de ese partido en la Cámara baja. Utilizaría esa plataforma para posicionarse como el opositor más conspicuo al lopezobradorismo y candidato natural a la Presidencia en 2024.
Otro posible candidato, más desde el centro del espectro político, podría ser el gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro es carismático y entrón. Trató de posicionarse
como uno de los líderes de la oposición cuando López Obrador tomó posesión. Pronto, sin embargo, se dio cuenta que esto era veneno puro para gobernar su estado. No convenía pelearse con el Presidente. Reculó. Hoy se encuentra dedicado a sus labores como gobernador que terminará precisamente en 2024.
La pregunta es si llegará el momento en que Alfaro se anime a volverse un opositor conspicuo utilizando la plataforma de su partido, Movimiento Ciudadano. Hoy no queda clara la respuesta.
De los otros partidos, ni hablar. No existen, incluyendo al PRI.
Se han convertido en satélites del lopezobradorismo. Son rémoras de Morena. Además, supongo que para el 2024 ya no habrá nadie con el apetito de votar a favor de un PRI quebrado en todos los sentidos.
Algo tienen en común los posibles presidenciales opositores (Zavala, Anaya y Alfaro) con los de Morena (Ebrard, Monreal y Sheinbaum): no son caras nuevas. Todos son parte, de alguna forma, de la clase política nacional.
A lo mejor lo que México requiere, en este siglo XXI tan incierto por el avance tecnológico, es un rostro nuevo que lidere al país. Alguien que de verdad oxigene la vida pública, no que esté regresando al país a las prácticas políticas del siglo XX, como López Obrador. Algo fresco, innovador, emocionante. Un adulto joven que entienda los problemas y retos mundiales, como el del cambio climático. Una mujer u hombre al estilo de Emmanuel Macron, en Francia, o del muy interesante perfil del precandidato demócrata Pete Buttigieg, en Estados Unidos. Son deseos que a veces tiene uno frente al agotamiento de ver a los mismos de siempre.
Twitter: @leozuckermann