El presidente de , Andrés Manuel López Obrador, se afana en prometer que la del país se reactivará tras la crisis del . La caída del peso frente al dólar, el desplome de los del petróleo y el impacto de las medidas de emergencia para frenar el virus entre los sectores más vulnerables pintan un escenario delicado para México en medio de una espiral económica mundial. El pronóstico de la Secretaría de Hacienda, difundido a última hora del miércoles, es que en el mejor de los casos el PIB crezca este año apenas un 0,1% y en el peor, se hunda un 3,9%. A pesar de la tormenta que se avecina, el presidente insiste en mandar un mensaje tranquilizador. “Se trata de una situación pasajera, si quisiéramos ser más profundos, una crisis transitoria de salud pública e incluiría también lo económico”, ha dicho López Obrador en su conferencia de prensa diaria de este jueves. “Vamos a salir pronto, no es una debacle”, ha insistido el mandatario, que ha adelantado esta semana algunas medidas de mitigación, pero se ha reservado el anuncio y la aplicación del grueso del plan de rescate hasta el próximo domingo.

En contraste, algunos cálculos, como el de Bank of America, van más allá y cifran la caída del PIB mexicano hasta en 8%. El presidente ha restado importancia a las estimaciones de crecimiento económico, incluido las de su propio Gabinete, y ha sostenido que aún es muy pronto para vaticinar cómo se comportará la economía en los próximos meses y en 2021. “No existe normalidad económica, las variables están alteradas”, ha señalado López Obrador, que también ha defendido que los precios del petróleo repuntarán.

La mezcla mexicana se cotiza apenas por encima de los 10 dólares, aunque el pronóstico de Hacienda es que suba hasta los 24 dólares en promedio durante 2020 y hasta los 30 dólares en 2021. El colapso petrolero implicará menos ingresos en las públicas, aunado a una caída en la recaudación fiscal de más de 405.800 millones de pesos (más de 16.800 millones de dólares al tipo de cambio actual), según el cálculo gubernamental.

López Obrador también se ha mostrado optimista de que se acaten las medidas de suspensión de actividades no esenciales hasta al menos el 30 de abril, un plazo que previsiblemente podría extenderse. “Posiblemente hasta agosto o septiembre”, aseguró el miércoles Hugo López-Gatell, el portavoz gubernamental ante la epidemia. La cuarentena mexicana es sui generis, con una fórmula que echa el cierre en el sector público y privado, pero que no restringe del todo la movilidad de la ciudadanía, apelando a la responsabilidad de la población y no a las medidas de estado de excepción.

El limbo entre el mandato obligatorio y el cumplimiento voluntario de la mayoría de los habitantes es el equilibrio que ha encontrado un que cree que el mejor resultado de la cuarentena no puede venir por la fuerza, sino por el convencimiento. En un país particularmente desigual y heterogéneo, el encierro es una realidad en los barrios acomodados incluso desde antes de las medidas oficiales, que contrasta con estaciones de metro llenas, sobre todo en la periferia de la ciudad, en plena declaratoria de emergencia. “La gente se está portando al 100, se está demostrando que el pueblo de México es consciente”, ha defendido el mandatario.

“Nos estamos preparando para afrontar la crisis en el peor momento”, ha dicho López Obrador sobre el abasto de camas, ventiladores y material médico. Entre las medidas que ya se han dado a conocer del plan económico es adelantar las pensiones de ocho millones de adultos mayores, por un monto de 42.000 millones de pesos (unos 1.740 millones de dólares), otorgar un millón de créditos a comerciantes del sector formal e informal por 25.000 millones de pesos (1.035 millones de dólares) y apostar por las exportaciones a EE UU en sectores estratégicos como el azúcar para dar un giro positivo a la devaluación de la moneda mexicana.

El Consejo Coordinador Empresarial, una de las patronales más grandes del país, ha pedido que se difiera seis meses la recaudación tributaria y que se permita el pago de impuestos en 12 mensualidades. El Ejecutivo ya ha descartado cualquier tipo de condonación fiscal, pero ha dicho que está dispuesto a dar concesiones alternativas, como acelerar la devolución del IVA y ofrecer oportunidades de inversión extranjera y local, aunque no ha ofrecido más detalles. “Salud, bienestar y empleo”. Esos son los ejes de la estrategia del presidente, que ha esperado a revelar el plan de reactivación hasta la presentación de su informe trimestral de actividades del 5 de abril en el Palacio Nacional, la sede de Gobierno. Entre los escenarios de recuperación y colapso, el fondo de la crisis sanitaria y económica sigue en terreno desconocido.

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