Ayer, en su conferencia matutina, López Obrador se refirió a mí de la siguiente manera: “Se supone que él no es conservador, aparenta ser liberal, pero para que vean que no hay medias tintas”.
Se trata de una demostración más del maniqueísmo polarizador de nuestro Presidente. Su definición de conservador es muy simplista: todo aquel que no está de acuerdo con él. Ahí caben desde la Coparmex hasta el Ejército Zapatista de Liberación Nacional, desde Felipe Calderón hasta Javier Sicilia. Efectivamente, no hay medias tintas. O se está de un lado o del otro. Es el criterio, nada liberal, por cierto, de Carl Schmitt: la política como la lógica de “amigo o enemigo”.
Conservadores son, entonces, los enemigos del Presidente. Así de sencillo. Bueno, pues ahora me ha puesto a mí en esa categoría.
Quiero decir, primero, que rechazo esta lógica bipolar de AMLO: o estás conmigo o eres conservador. Yo no soy ni su amigo ni su enemigo. Soy un analista que a veces apoya lo que me gusta y a veces critico lo que me disgusta, tal y como lo he hecho con todos los presidentes desde que comencé a escribir en la prensa en 2001.
Para aclarar paradas, reitero por qué me considero liberal:
1. Estoy a favor de la economía de libre mercado. Creo en la propiedad privada. Considero que el Estado debe corregir las fallas de mercado. También, como ahora, intervenir para evitar el colapso económico.
2. Creo en la competencia. Aborrezco los monopolios públicos y privados. Sólo se justifican éstos cuando existe una condición de “monopolio natural”. El Estado debe combatir y castigar toda conducta monopólica.
3. Detesto el llamado “capitalismo de cuates”, es decir, la acumulación de fortunas privadas a partir de la alianza con el poder político, lo que, en la práctica, significa una competencia desleal: dados cargados para enriquecer a los amigos de los gobernantes.
4. Creo que los gobiernos deben tratar a sus ciudadanos como adultos y no como niños que cuidar.
5. Creo que las sociedades civilizadas son las que tienen un auténtico Estado de derecho que trata de manera igual y pareja a sus ciudadanos.
6. Estoy en contra de que el Estado sobrerregule los negocios.
7. Creo en el monopolio que tiene el Estado para proveer seguridad pública a la población.
8. Creo en la educación y salud públicas como las dos palancas más importantes para combatir la desigualdad y fomentar la movilidad social.
9. Creo que los Estados deben combatir, de manera unida, el cambio climático.
10. Para llevar a cabo todas estas importantes labores del Estado, los ciudadanos deben pagar impuestos de acuerdo a su ingreso y a cambio que sean gastados de manera eficaz y transparente.
11. Estoy a favor de un gobierno austero que no se endeude mucho.
12. Creo en que todos los seres humanos, sin distinción alguna, deben tener derechos inalienables y universales: libertad de expresión, de manifestación, de credo religioso, de reunión; el derecho al debido proceso, a la privacidad, a la libre circulación y al asilo en caso de persecución. Considero la libertad de expresión como uno de los derechos humanos más importantes. El Estado no debe censurar nada, incluso el discurso del odio. Las estupideces se combaten con mejores argumentos, no con prohibiciones.
13. Estoy a favor de la discriminación positiva para lograr la igualdad de las mujeres en una sociedad machista y del derecho de las mujeres a interrumpir un embarazo.
14. Estoy a favor del matrimonio de los homosexuales con la posibilidad de adoptar hijos.
15. Me gusta más la globalización incluyente que los nacionalismos excluyentes.
16. Estoy a favor de la legalización y regulación de todas las drogas que hoy están prohibidas.
17. Creo que la migración fortalece a los países en lugar de debilitarlos.
18. Creo más en el empleo para salir de la pobreza que en programas asistencialistas.
19. Creo en una sociedad que debe premiar el mérito de sus habitantes.
20. Creo que no tengo la verdad absoluta, me encanta debatir con los que piensan diferente y, si me convencen con mejores argumentos, estoy dispuesto a cambiar mis creencias.
Aquí está, resumido, mi credo liberal. Valdría la pena contrastarlo con los dichos y hechos del presidente López Obrador para ver quién es más liberal y quién más conservador.
Twitter: @leozuckermann