Los casos de COVID-19 repuntarán en sin las pruebas necesarias y si el plan de reactivación económica de la «nueva normalidad» se interpreta como un retorno de actividades a niveles previos a la enfermedad, advierten epidemiólogos consultados por Efe.

El efecto de relajar las políticas de contención es uno de los principales hallazgos del modelo matemático SC-COSMO, liderado por Fernando Alarid-Escudero, del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) de México, en colaboración con la Universidad de Stanford de .

“Encontramos que, de levantarse las estrategias de mitigación a finales de mayo, tendremos un repunte llegando a un máximo de casos confirmados. Asumiendo una misma proporción de individuos contagiosos o contagiados diagnosticados, llegaremos a un pico aproximadamente la tercera semana de junio”, expone el investigador.

México cumple una semana del arranque parcial de la «nueva normalidad», con un plan piloto en cerca de 300 «municipios de la esperanza», demarcaciones sin COVID-19 que no colindan con áreas con contagios.

Al mismo tiempo, afronta la fase más crítica de la pandemia del coronavirus, al acumular 65.856 casos confirmados y 7.179 decesos.

México rompió su récord este sábado, cuando registró 3.059 nuevos casos en 24 horas tras nueve días consecutivos de contabilizar más de 2.000 contagios diarios.

Su mayor cifra de muertes diarias la reportó apenas el viernes, con 479, el cuarto día consecutivo con más de 400 fallecimientos.

Hugo López-Gatell, subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, reconoció este fin de semana el riesgo de rebrotes, pero argumentó que el confinamiento es insostenible.

«En el momento en que empiece la reapertura vamos a tener experiencias de rebrote, que quede muy claro, pero es imposible, indeseable, inconveniente, potencialmente muy dañino pretender que se puede mantener el estado de inmovilidad», aseveró.

¿EPIDEMIA DOMADA?

La curva de la epidemia en México se ha «aplanado» porque ha disminuido la velocidad de contagio, asegura Alarid-Escudero.

“Tenemos una curva aplanada porque van a tardar más tiempo los individuos, la población, en acabarse de contagiar, ¿pero qué pasa pasa cuando relajamos esas intervenciones? Vamos a tener un movimiento acelerado de contagios, entonces vamos a tener un repique”, detalla.

México ha «sabido enfrentar la pandemia», insistió este fin de semana en un video el presidente, Andrés Manuel López Obrador, quien ha argumentado que su «domó la pandemia».

El mandatario defendió su plan de la «nueva normalidad», que a partir del 1 de junio mostrará un semáforo de cuatro colores que definirá los sectores económicos permitidos en cada estado.

Pero, para una verdadera reactivación, México debe tener un descenso de casos por varios días consecutivos, una ocupación hospitalaria controlada, y coordinación entre el Gobierno federal y los estados, argumenta Michel Martínez, jefe de la Unidad de Vigilancia Epidemiológica de TecSalud.

“En México estamos todavía lejos de decir que la infección está domada, creo que en algunos centros urbanos estamos apenas en el medio del pico y que para abrir la tenemos que tener ciertas condiciones”, opina.

Pese a reconocer la presión económica, el médico considera «un error» reabrir por completo porque la proporción de la población que ha estado expuesta al coronavirus «es bajísima».

Además, advierte riesgos en los «municipios de la esperanza».

“El hacer esto implica un tránsito de personas y, por ende, que tengan brotes, entonces tienen que estar preparados para llevar a cabo una detección oportuna de esto”, manifiesta.

PRUEBAS Y COSTOS

De los miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), México es el país que hace menos pruebas de COVID-19.

Al reconocer que estas pruebas son caras, Martínez sugiere los exámenes serológicos que esta semana aprobó la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) con TecSalud y el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán.

El 20 % de los afectados por COVID-19 cursan la enfermedad sin síntomas, por lo que «pudiera quedarse corto» el modelo centinela que México usa para vigilar la enfermedad sin aplicar tantas pruebas, argumenta.

La Confederación de Cámaras Industriales (CONCAMIN) apoyó esta semana los exámenes serológicos al informar que el Gobierno ya aprobó el protocolo sanitario de reactivación al 95 % de las empresas que lo han presentado.

Las medidas sanitarias costarían cerca de 1 millón de dólares a cada planta que reabra, según la CONCAMIN.

Pero un rebrote sería mucho más costoso, advierte Alarid-Escudero, cuyo modelo es realista porque contempla diversos escenarios e incluye factores socioeconómicos de la población.

«Una vez que agarre fuerza va a ser difícil volver a domar la curva, se va a requerir de nuevo de esfuerzos y estrategias de mitigación social para cancelar actividades, y puede ser incluso más costoso volverlas a cancelar por segunda vez que mantenerlas ya establecidas», concluye.

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