Después de hundirse hasta su mínimo histórico a inicios de abril, el peso mexicano ha recuperado más de un 15% de su valor frente al dólar, pero su avance podría ser truncado pronto por el golpe que está asestando a la economía local y global la pandemia del coronavirus, dijeron analistas y operadores.

La reciente escalada de la moneda, que llegó a caer hasta un récord de 25.7387 unidades por dólar, encontró su motor en una mayor demanda por activos de riesgo ante expectativas de una reactivación de actividades en varios países tras semanas de confinamiento para tratar de contener la propagación del virus.

No obstante, según una encuesta reciente del banco central el tipo de cambio cerraría en 23 pesos por dólar este año, por encima de los 21.8470 en los que cotizaba el jueves.

Y es que el panorama para la economía local empeoró en los últimos dos meses y los analistas esperan que se contraiga este año un 8%, según la encuesta. Además, aumentó el riesgo de un recorte a la nota crediticia soberana, un factor que limitaría los flujos de capital y el avance del peso.

Por otro lado, el Fondo Monetario Internacional anticipó en mayo que la economía global tardará más de lo previsto en recuperarse de la conmoción por el coronavirus, así como un mayor riesgo de proteccionismo.

“Reconocemos que el fuerte rally de la divisa está alineado a un evidente apetito por activos de riesgo sumándose a debilidad generalizada del dólar norteamericano”, dijo Santiago Leal, estratega en renta fija y tipo de cambio de Banorte.

“Aunque en términos estructurales, las primas que nosotros reconocemos no han cambiado significativamente. Estos niveles comienzan a ser atractivos para considerar acumulación en dólares”, agregó.

“CORRECCIÓN MOMENTÁNEA”

El peso experimentó fuertes altibajos en el último lustro, iniciando con los efectos de la campaña de a la presidencia de con su retórica comercial y antiinmigrante, seguida por el choque generado por el Brexit, que llevaron al peso por primera vez a 20 pesos por dólar en 2016.

A inicios de 2017, cuando Trump asumió el cargo, la moneda mexicana cayó a un nuevo mínimo de 22 pesos para después comenzar con un periodo de recuperación.

Posteriormente, se fortaleció desde inicios de 2018 y en febrero de 2020 llegó a 18.50, ante los altos rendimientos de la deuda pública, cuyos diferenciales con los de Estados Unidos eran atractivos para generar ganancias con estrategias de carry trade.

Pero el nuevo choque de volatilidad volvió a nublar el panorama, propiciando una abrupta salida de capitales de la deuda local que superó los 12,500 millones de dólares entre marzo y abril, según datos del banco central, añadiendo de nuevo presión a la moneda mexicana.

Analistas dijeron que los flujos hacia países emergentes como estarán determinados principalmente por factores geopolíticos, como la evolución de la relación comercial entre Estados Unidos y .

“No se pueden descartar desplazamientos al alza del tipo de cambio, en particular si continúan incrementándose las tensiones políticas entre Washington y Pekín”, dijo Gabriela Siller, directora de análisis de Banco Base.

En el último mes, el peso mexicano no fue la única moneda que se recuperó. El rand sudafricano y el rublo ruso, las otras dos divisas emergentes que más habían perdido en el año, también mostraron una fuerte recuperación en mayo.

No obstante, la ganancia del peso fue mayor debido a que, al ser la octava moneda más líquida del mundo para el Banco de Pagos Internacionales, tiende a amplificar los movimientos promedio de las otras monedas de países emergentes.

Para el cierre del año, nueve de cada 10 analistas esperan que el tipo de cambio termine por arriba de 22 pesos, mientras que seis de cada 10 prevén cotizaciones superiores a 23, según la encuesta quincenal de expectativas de Citibanamex.

“Con esta baja, (el tipo de cambio) está descontando el 50% de lo que subió entre febrero y marzo (…) Pero es una corrección momentánea”, dijo Juan Francisco Caudillo, analista técnico de Monex, quien recomendó a clientes una compra especulativa de dólares.

Reporte de Abraham González. Editado por Ana Isabel Martínez y Noé Torres

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