Que haya diferencias entre un presidente y algunos gobernadores no debería sorprendernos en una democracia. Ocurren de manera natural porque son de partidos políticos opuestos, tienen ideas diferentes, gobiernan con estilos distintos y tienen incentivos encontrados. Es parte de la pluralidad en un sistema federal de gobierno.
Pero, además de estos factores, hay que sumar las elecciones que se llevarán a cabo en menos de un año.
Aunque el presidente López Obrador no va a aparecer en la boleta, los partidos afines a la Cuarta Transformación van a utilizar la figura presidencial para ganar votos.
Andrés Manuel López Obrador, a pesar de la crisis sanitaria y económica del coronavirus, sigue teniendo altas tasas de popularidad. Vamos a ver si las sostiene. Pero también hay que tomar en cuenta que lo suyo es hacer campañas electorales. De hecho, ya comenzó. Sus recientes discursos polarizadores van en este sentido: o se está con él (y sus candidatos) o se está en contra de él.
Del otro lado estarán los gobernadores de partidos opositores interviniendo para que ganen sus candidatos. Hace un año, con un poderosísimo Presidente, daban por perdida la contienda. Pero la crisis del coronavirus los ha reanimado de que sí le pueden ganar a Morena y partidos satélites. Sobre todo en los 15 estados donde se renovarán los gobiernos estatales: Baja California, Baja California Sur, Campeche, Chihuahua, Colima, Guerrero, Michoacán, Nayarit, Nuevo León, Querétaro, San Luis Potosí, Sinaloa, Sonora, Tlaxcala y Zacatecas.
Ninguno de estos gobernadores son morenistas, salvo el de Baja California. Ocho son del PRI que tendrá, en 2021, su última oportunidad para demostrar que no murió en 2018. Cuatro son del PAN, hoy considerado el mayor partido opositor de México, cosa que tendrá que comprobar en las urnas. Una gubernatura es del PRD, que prácticamente está en la morgue política.
Y, finalmente, se encuentra Nuevo León, gobernada por un independiente y que, por su importancia económica y poblacional, será una de las joyas de la corona que estarán en juego el año que entra.
En otras 11 entidades habrá elecciones de congresos locales y alcaldías: Ciudad de México, Chiapas, Estado de México, Guanajuato, Jalisco, Morelos, Oaxaca, Puebla, Tabasco, Veracruz y Yucatán. En tres de ayuntamientos: Coahuila, Quintan Roo y Tamaulipas. Y en tres de congresos locales: Aguascalientes, Durango e Hidalgo. Agréguese la renovación completa de la Cámara de Diputados federal.
Legisladores federales y locales, así como presidentes municipales, podrán reelegirse en sus cargos.
Será, entonces, una elección enorme, prácticamente nacional, pero con un fuerte carácter local porque, tanto las 300 diputaciones federales por distrito, como las 15 gubernaturas y cientos de alcaldías y curules locales serán de personajes conocidos en sus comunidades.
Ahí es donde tienen más fuerza los gobernadores que conocen más sus territorios. Van a echar toda la carne al asador para arrebatarle a Morena y sus rémoras la amplia mayoría que tienen en la Cámara de Diputados —y, por tanto, el control del Presupuesto Federal— e impedir el avance del lopezobradorismo a los estados y municipios.
La competencia entre la fuerza del Presidente y los gobernadores ya comenzó y subirá de tono conforme se acerquen las elecciones.
El caso más notorio es el enfrentamiento entre López Obrador y Enrique Alfaro. Insisto: tienen diferencias políticas que son connaturales a la democracia. Pero, tanto el Presidente como el gobernador de Jalisco quieren ganar la elección local del 2021.
Jalisco, como Nuevo León, es otra de las entidades importantes del país. Además, si Alfaro le gana la partida electoral a López Obrador en Jalisco, se posicionará como un fuerte candidato opositor a la Presidencia en 2024.
Por eso, desde ahora, las fuerzas lopezobradoristas están atacando a Alfaro aprovechando sus errores e inventándole todo tipo de cosas. Ya lo traen en la mira y le disparan a diario.
Si los gobernadores no morenistas se dividen, tendrá más oportunidad de ganar el Presidente las próximas elecciones.
En cambio, si el Partido Revolucionario Institucional y el PAN, más todas las pequeñas fuerzas opositoras, se unen y lanzan candidatos en común o dan por pérdida la plaza dejándole libre el camino al candidato opositor con mayor oportunidad de ganar, la partida podría inclinarse hacia los gobernadores y su fuerza local.
¿Quién tendrá mayor músculo político-electoral en las próximas elecciones: el Presidente o los gobernadores?
Ésa, creo, será la gran pregunta de aquí a junio de 2021.
Twitter: @leozuckermann