México, Canadá y Estados Unidos ponen fin a meses de negociaciones con la firma del nuevo tratado de libre comercio, el T-MEC. Un tratado que podría compensar la mala situación que lleva atravesando el país desde el año pasado.
Tras meses de duras negociaciones, la semana pasada se alcanzaba el acuerdo entre Estados Unidos, México y Canadá para dar inicio a lo que sería el nuevo tratado de libre comercio entre las economías de América del Norte. En este sentido, un nuevo TLCAN, el cual se ha denominado T-MEC, y que vuelve a unificar, comercialmente hablando, a las principales economías del continente americano. Un acuerdo que llega en un momento complicado, pero que despierta la curiosidad en aquellos que ven en dicho acuerdo una alternativa muy rentable para sortear, así como paliar, los efectos del Coronavirus en determinadas economías; como la de México.
Y es que, para México, la situación económica no ha sido todo lo buena que podía haber sido. Mientras que, durante el ejercicio pasado, de acuerdo con las declaraciones que hacía el presidente Andrés Manuel López Obrador, la economía preveía cerrar el año con un crecimiento en su producto interior bruto (PIB) del 2%, el deterioro que sufría la economía mexicana abocó al país a cerrar el año con un crecimiento que, finalmente, consiguió posicionarse, y dando gracias, en el 0.2%. De esta forma, salvando el año con un estancamiento que, teniendo en cuenta que los pronósticos incluso preveían recesión, salvaba los muebles a un presidente al que la desviación de los pronósticos le costó el escepticismo de su ciudadanía.
Además, tras el cómputo de los efectos del Coronavirus en la economía mexicana, los pronósticos que ofrece el Fondo Monetario Internacional (FMI), y que recoge en su última publicación del informe WEO, muestran el gran impacto de la pandemia en la economía mexicana. De igual forma que ocurría el año pasado, el deterioro en los precios de las materias primas, sumado a un escenario en el que el comercio se encontraba obstaculizado por el bloqueo que vivían las cadenas de valor a nivel global y contagio económico que estaba exportando la economía estadounidense a la economía mexicana, hizo que el organismo multilateral calificase la situación en el país como la más devastadora de América Latina. Por tanto, situando la contracción, incluso, por encima de la contracción promedia prevista para el bloque latinoamericano, que se situaba en el -9,4%.
En este contexto, la contracción prevista en los pronósticos realizados para México, y en aras de ofrecer el pronóstico más optimista, muestra una contracción en el PIB azteca que podría llegar a situarse en hasta un -11%. De esta forma, lastrando el crecimiento de la economía mexicana y situando al país en uno de los peores escenarios previstos, en contraste con otros países de la misma región.
Si a esto le sumamos los agregados que podrían llegar posteriormente, teniendo en cuenta posibles rebrotes que está viviendo el país, así como la mayor vulnerabilidad por la escasez de recursos sanitarios que dicho país presenta con relación a otras economías occidentales que, como España, poseen mayores recursos sanitarios, estamos ante una de las mayores debacles, tanto económicas como sanitarias, a las que México ha tenido que enfrentarse a lo largo de su historia.
El T-MEC: Un as en la manga para México
Como comentábamos, tras meses de duras negociaciones, los respectivos mandatarios de los tres países que conforman el T-MEC han alcanzado ese punto de unión que ha vuelto a unificar al conjunto de economías, en aras de una integración comercial muy provechosa y beneficiosa para los países que integran dicho acuerdo. Un acuerdo que, pese a no ser tan sonado como los efectos negativos que está trasladando la pandemia a las economías por las que pasa, podría paliar dichas pérdidas para determinados países que, como México, salen muy beneficiados de estos acuerdos. Así, para una economía puramente exportadora, dicho acuerdo supone una fuente de ingresos de vital importancia en momentos como el que vive la economía en estos momentos.
Para entenderlo mejor, debemos remontarnos a la situación que vivía el comercio mundial hace unos meses, cuando China y Estados Unidos se encontraban librando una de las mayores guerras comerciales de la historia económica reciente. En este sentido, la guerra comercial que enfrentaba a las dos principales economías en el planeta provocó que Estados Unidos, en aras de mantener sus importaciones, buscase nuevos socios comerciales que, ante la incapacidad de llegar a acuerdos con el mandatario chino, supliesen el papel de China como principal socio comercial de los Estados Unidos. Un papel que rápidamente asumió México, a través del TLCAN (ahora T-MEC), aprovechando la situación y ocupando el lugar que China dejaba vacante por las duras tensiones con el país anglosajón.
Esto provocó que las importaciones en el país azteca, así como el flujo de comercio con Estados Unidos, comenzase a crecer notablemente. El comercio bilateral alcanzó, durante el ejercicio pasado los 614.500 millones de dólares, a la vez que la economía estadounidense importó más de 358.000 millones de dólares de productos mexicanos. Estas cifras que aquí se muestran no solo representaron más del 14% del comercio en dicho país, sino que se situaron como las más altas para México desde que se cuenta con un registro.
La intensidad de las tensiones entre China y Estados Unidos seguían, de forma indirecta, reforzando las relaciones entre Estados Unidos y México, provocando en México un efecto muy beneficioso en su economía. Pues, cabe destacar, hablamos de una economía que, tal y como reflejan los últimos datos que publica el Banco Mundial, supedita cerca del 80% del PIB al comercio global. Un 80% del que, un 39% de dicho PIB, es el equivalente a la contribución que hacen las exportaciones de bienes y servicios a la economía azteca. Si esto lo tratamos de desglosar aún más, tratando de ver cual sería la contribución de las relaciones comerciales con Estados Unidos a la economía mexicana, las exportaciones de México con destino a los Estados Unidos, tras el cálculo realizado, soportan el 31,2% del PIB en el país.
Así, ante los datos que anteriormente se muestran, resulta imposible negar la gran contribución de dicho acuerdo al país azteca. Pues, ante unos datos tan negativos como los que arroja el Fondo Monetario Internacional, contar con un acuerdo de libre comercio que, a la luz de los datos, contribuye tan ampliamente a la economía mexicana, es una bala en la recámara para un presidente que, como AMLO, se enfrenta a una situación muy complicada, donde la economía prevé contraerse hasta niveles máximos, dado el deterioro que han vivido otros elementos contribuyentes de la economía del país. Por tanto, pese a la situación, México debería centrar sus esfuerzos en dotar de capacidad dicho acuerdo, así como primar su papel frente a otros elementos que, por desgracia, no tendrán el desempeño esperado.
En conclusión, si México cuenta con un plan alternativo, si cuenta con un as debajo de la manga, ese es el T-MEC.