He dedicado mis últimos tres artículos a analizar tres de los fracasos de este : el pésimo manejo de la pandemia del covid-19, la errática gestión económica antes y durante la epidemia y la mala apuesta por rescatar a Pemex. A estos tres fracasos hay que añadir la incapacidad del actual gobierno de resolver el problema de inseguridad heredado de las administraciones pasadas. Objetivamente, con la frialdad de los números en la mano, los resultados de este gobierno son muy malos.

Y, sin embargo, el Presidente mantiene altas tasas de popularidad.

De acuerdo al Modelo Poll of Polls (MPP) de oraculus.mx, con base en las encuestas publicadas, el 58 por ciento de la población aprueba la manera en que está gobernando López Obrador. El 33 por ciento lo desaprueba. Tomando en cuenta la gravedad de la situación sanitaria, económica y de inseguridad del país, son números muy buenos.

Parece que la profunda crisis no ha abollado la popularidad del Presidente.

Todavía. Porque también es cierto que la aprobación de  tiene una clara tendencia a la baja. En el MPP de febrero de 2019, el 80 por ciento de los mexicanos lo aprobaban. Hoy es el 58 por ciento, una caída nada despreciable de 22 puntos porcentuales en año y medio.

A partir de hoy, el sitio de oraculus.mx publica una gráfica muy interesante en donde se compara la popularidad presidencial, desde Ernesto Zedillo hasta López Obrador.

De los cinco presidentes en cuestión, Andrés Manuel López Obrador es el que comenzó con una aprobación mayor. No obstante, como ya mencioné, desde febrero de 2019 comenzó con una tendencia a la baja.

Veamos cómo se compara AMLO a 19 meses de estar en el cargo. Felipe Calderón tenía un 63 por ciento de aprobación, AMLO, 58 por ciento; Fox, 57 por ciento; Peña, 47 por ciento, y Zedillo, 43 por ciento.

Interesante el caso de este último porque, ya para esa época, venía con una tendencia al alza que no perdió durante el resto de su sexenio, de tal manera que Zedillo terminó con una tasa de aprobación del 67%. Peña, en cambio, comenzó su sexenio con un 54% de aprobación y fue cayendo sistemáticamente hasta alcanzar un 17% a 49 meses de estar en el cargo. Luego se recuperó un poco para cerrar su sexenio con 23 por ciento.

Hoy, no tengo duda, el presidente Zedillo es más apreciado por la opinión pública, al haber terminado bien su sexenio, que el presidente Peña que acabó tan mal.

Ayer, en su editorial de MilenioLeopoldo Gómez argumentaba que la alta popularidad del presidente López Obrador se debe, en buena medida, al peso de los símbolos: la extraordinaria capacidad que ha tenido para hacer un corte con el pasado y conectar con las personas por el lado simbólico con acciones como cerrar Los Pinos, vender el avión presidencial y lograr el respeto del presidente Trump en su gira por .

En parte estoy de acuerdo con Gómez. Aquí lo he dicho muchas veces: AMLO es un genio comunicativo. Efectivamente, tiene un olfato extraordinario para conectar con la gente con ciertos temas que parecen nimios, pero no lo son. Es un gran showman.

Sin embargo, no coincido con Gómez en que la popularidad de AMLO ha tenido un repunte. En realidad, si uno observa la gráfica de oraculus.mx, que compila todas las encuestas publicadas, se ha estancado desde marzo de este año. No está mal, tomando en cuenta los malos resultados y que venía con una clara tendencia a la baja desde febrero de 2019.

La pregunta que muchos nos hacemos es ¿cuándo se reanudará la caída en la popularidad presidencial por los malos resultados? El propio Gómez, en su artículo, reconoce que “con el tiempo, la realidad siempre se impone”. Así es. Bueno, pues la realidad está muy oscura por donde se vea, sobre todo en la que será la peor crisis económica desde la Gran Depresión de los treintas.

Por más genio comunicativo que sea, por más shows que monte, por más que maneje excepcionalmente los símbolos, creo que los malos resultados sí acabarán afectando la popularidad de López Obrador. Lo estamos viendo en Estados Unidos, donde muchos ciudadanos han dejado de apoyar al presidente Trump por el mal manejo que ha hecho de la pandemia del covid-19. Con una diferencia: En Estados Unidos sí hay una oposición que está todo el tiempo tratando de capitalizar , electoral y mediáticamente, las deficiencias del gobierno. Aquí, en cambio, no tenemos una oposición unida, sólida y vocal que aproveche los errores de AMLO. Eso también podría explicar por qué el Presidente sigue manteniéndose tan alto.

 

Twitter: @leozuckermann

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