Dice Martí Batres, en su editorial de ayer en El Financiero: “La prensa conservadora está tratando de dividir a en dos bandos: uno conformado por ‘moderados’ y otro por ‘puros’ o ‘radicales’”. Desconozco cuál sea la prensa conservadora para el senador, pero una cosa es cierta: nadie está tratando de dividirlos, ellos solitos lo están haciendo, y esto lo sabemos gracias a comentarios como el del secretario del Medio Ambiente y Recursos Naturales, Víctor Manuel Toledo.

Las divisiones dentro del lopezobradorismo son públicas y notorias. No podía ser diferente.

Primero, porque las diferencias siempre han existido en la de la política. Hasta en el gabinete de Stalin había discordias. No eran muy públicas que digamos, pero vaya que existían. Y es que no todos los políticos piensan lo mismo ni trabajan hacia el mismo objetivo. Pensar que todo es unidad y miel sobre hojuelas es una ingenuidad supina. Como si no lo supiera Batres, quien abiertamente se ha enfrentado a su coordinador parlamentario, .

Segundo, en el caso particular de López Obrador, llegó al poder en su tercer intento amalgamando una coalición amplia de todo tipo de cuadros y grupos políticos. Ahí cupieron desde evangélicos hasta la CNTE, desde el magnate Alfonso Romo hasta el marxista Paco Ignacio Taibo II, desde el exlíder nacional del PAN, Germán Martínez, hasta el propio Batres, quien siempre ha militado en la izquierda. El lopezobradorismo tiene un sabor Tutti Frutti.

Por tanto, sí hay moderados y radicales, como de derecha e izquierda, neoliberales y estatistas, cosmopolitas y nacionalistas, pragmáticos e ideológicos, oportunistas y soñadores. Por supuesto, existen diferencias.

El secretario Toledo, por ejemplo, está en contra del uso del glifosato como herbicida, mientras que el secretario de Agricultura, Víctor Villalobos, está a favor. Unos estaban por continuar con la construcción del aeropuerto en Texcoco, otros en contra. Unos a favor de las quintetas para elegir a los nuevos consejeros del , otros en contra. Y así nos podemos ir con un largo etcétera.

Si algo hemos visto durante este sexenio son divisiones dentro del y de Morena. Al día de hoy, ni siquiera pueden ponerse de acuerdo para elegir al presidente de ese partido. El único cemento de esta coalición tan diversa es el presidente López Obrador.

En sus memorias, López Portillo cuenta cómo fueron las divisiones en su gabinete, sobre todo en la política económica. Decía el expresidente que él, al final, tomaba las decisiones de manera hegeliana. Primero escuchaba a los de un ala (la tesis). Luego a los de la otra ala (antítesis). Y después el Presidente fusionaba las dos visiones (síntesis). Así nos fue con este proceso hegeliano.

Las divisiones en una coalición gobernante pueden ser por ideología o por intereses. Las primeras tienen que ver con las ideas de individuos o grupos de cómo gobernar al país. Desde luego que existen divergencias ideológicas dentro de Morena y el gobierno de . Efectivamente, hay moderados y radicales en cuanto a las ideas de hacia dónde debe ir su llamada Cuarta Transformación.

Pero luego están los intereses que suelen pesar más. Y es que todos los políticos tienen ambiciones de poder. El diputado quiere ser senador; el senador, gobernador; el gobernador, secretario, y todos, presidente de . Todos lo niegan y se escudan en la cantaleta de que ellos sólo están para servir al país.

Conforme se acerquen las elecciones de 2021, vamos a ver cómo surgen estos intereses y se hacen más patentes las divisiones dentro del lopezobradorismo.

Ya se están formando grupos para competir por las muy preciadas candidaturas de Morena a diputados federales, gobernadores, diputados locales y presidentes municipales. No sabemos cómo van a procesar las diferencias y si el Presidente intervendrá para ordenar el conflicto inherente.

Después del 2021 arrancará la carrera presidencial de 2024. Ahí también ya se están armando grupos para apoyar las posibles candidaturas de Marcelo Ebrard y Ricardo Monreal —los tres pragmáticos y moderados— que podrían enfrentar a alguien del ala más ideológica y radical del lopezobradorismo, como Rocío Nahle o Irma Eréndira Sandoval.

No, la prensa conservadora no es la que está tratando de dividir a la coalición gobernante. Ellos son los que están escindidos. Porque así es la política, aquí y hasta en China.

 

           Twitter: @leozuckermann

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