Siendo un niño, Eddie llegó como inmigrante a Estados Unidos, desde su natal Holanda, en una travesía interoceánica de nueve días. En el haber de la familia Van Halen había esperanza, un piano y cincuenta dólares, incipientes recursos para comenzar una vida en California en aras del sueño americano.

El padre de Eddie, músico clásico, tocaba clarinete y saxofón, habilidades sobradas para ejercer como portero en un templo mormón, mientras su esposa trabajaba de sirvienta. Al ser minoría étnica, Eddie y su hermano Alex sufrieron violencia racial en la escuela. Su refugio fue el piano en el que tomaron clases. Durante cinco años Eddie engañó al maestro: no sabía leer la partitura, aprendía de memoria. Desde entonces las manos del pequeño músico mostraron el talento de alguien nacido con inteligencia en los dedos, aunque incapaz de leer instrucciones.

Al crecer, los hermanos encontraron eco en la rebeldía del rock y sus excesos. Decir que luego de incontables esfuerzos y vaivenes se convirtieron en la mundialmente famosa banda de heavy metal Van Halen, no es lo trascendente. Eddie quería tocar la batería, sitio que Alex ocupó, así que tuvo que conformarse con la guitarra eléctrica, dato fundamental para la anécdota pues Eddie Van Halen se convirtió en uno de los mejores guitarristas del rock, y no sólo eso, es considerado el exponente más innovador en guitarras eléctricas. Entender su perfil como inventor es el centro de este artículo.

En sus inicios, Eddie compró con sus ahorros partes usadas de guitarras y luego hizo una «cruza» entre una Fender y una Gibson; del icónico modelo de la primera, la Stratocaster, creó una nueva guitarra que a la postre se convirtió en objeto de culto: la Frankenstrat, «era como Frankenstein, hecha de partes de cadáveres», dijo. Una réplica de ese instrumento se exhibe, bajo los auspicios del Smithsonian, en el Museo Nacional de Americana, en Washington D.C. Eddie contaba con el ingrediente más importante de un innovador: carecía de recursos suficientes para lo que quería, lo que compensó con ingenio. Sustituyó las funciones de un pedal con otro mecanismo y produjo sonidos inéditos que, junto con su nata habilidad manual, reinventaron el rock y lo catapultaron como un ídolo mundial del género metálico.

Estamos ante alguien considerado genio en su territorio, un músico disruptivo que se hizo al margen de la teoría. Eddie demuestra que el éxito es producto de la prueba y el error y que la carencia es la madre de la . El hombre que reventó los decibeles en el rock, dijo: «90 por ciento de las cosas que hago con una guitarra, nunca las haría si hubiera tomado clases». De la misma forma que otros genios creativos, pensemos en Steve Jobs, Les Luthiers o en Leonardo da Vinci, son producto de un carácter rebelde, una gran capacidad de observación y una tendencia a preguntarse constantemente: «¿Qué tal si…?».

Así como otros innovadores, Eddie no sólo hizo pedazos algunos instrumentos musicales, también rompió las reglas del statu quo. Como líder de la banda, practicó verbos inéditos sobre las cuerdas de metal de su guitarra: raspó, punteó, golpeó, rasgueó, dobló, movió, hizo ping y pasó a la historia.

El éxito de Van Halen se debe también a un rigor profesional. Transportaban e instalaban toneladas de sofisticado equipo que requería precisión y excelente desempeño. Hoy en día se habla de la «cláusula Van Halen» en los negocios. La banda era famosa porque su contrato era excesivamente largo y contenía una rara condición: tras bambalinas debería haber lunetas de colores (de la marca M&M’s) pero nunca de color café, so pena de cancelar el concierto y ejercer el pago de millones de dólares. Como el canario de las minas que alertaba a los mineros de gases venenosos, la existencia de lunetas color café significaba que el cliente no había leído bien el contrato y seguramente habría fallas en otras partes, poniendo en riesgo a los músicos y espectadores.

El hombre que transformó el género metálico, Edward Lodewijk Van Halen, nombrado así en honor a Ludwig van Beethoven, murió a los 65 años el pasado 6 de octubre. Para los metaleros inicia su leyenda. Para quienes buscamos los sonidos de la innovación, deja la estridencia creativa de los genios.

@eduardo_caccia

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