- Aunque economías emergentes como México se han visto beneficiados por las remesas familiares, eso no resolverá la crisis económica.
- Existe la posibilidad de que el impacto del Covid-19 se prolongue a pesar de la llegada de las vacunas.
- Eso puede propiciar un impacto en las remesas si los migrantes no pueden conservar su empleo o no obtienen mayores estímulos fiscales.
Las transferencias de remesas han sido mayores a lo esperado. Han brindado un tónico para varias economías emergentes, como en el caso de México, que han sido golpeadas económicamente durante la crisis del Covid-19. Pero el panorama para tales flujos sigue lleno de incertidumbre. Incluso a pesar del despliegue de vacunas.
México, El Salvador, Kenia, Pakistán, Bangladés, Filipinas y Sri Lanka se encuentran entre los que han visto de un repunte de los flujos en los últimos meses. Esto les ha ayudado a reducir las brechas en su cuenta corriente, estabilizar sus monedas y cumplir con los pagos de deuda externa.
Estos países han liderado una recuperación sorprendente de las remesas en la segunda mitad de 2020. En parte porque la desaceleración de los flujos en medio de la pandemia resultó menos grave de lo que se temía inicialmente.
Migrantes salvaguardan el consumo de sus familias en México con las remesas
En el caso de México, se han alcanzado niveles récord. Los migrantes mexicanos enviaron 33,563 millones de dólares entre enero y octubre. Esto fue un aumento en comparación al mismo periodo de 2019. El propio gobierno de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) admitió que este envío de dinero dio un impulso a la economía.
Los migrantes han ayudado a mitigar el impacto económico de la pandemia, retirando parte de sus ahorros para ayudar a sus familias en su país de origen. Envían más dinero a través de canales oficiales en lugar de en persona. También se han beneficiado del acceso a ayuda estatal, incluidas entregas de dinero provenientes de estímulos fiscales, en los países que los han recibido, como en Estados Unidos.
Las vacunas deberían ayudar a que la actividad económica vuelva a la normalidad. Pero existe el riesgo de una creciente pérdida de puestos de trabajo a medida que disminuye el apoyo del gobierno. Esto significa que tales flujos, una fuente de ingresos de divisas y motor del Producto Interno Bruto (PIB) para muchos países emergentes, podrían frenarse en 2021.
Crisis más profunda y, probablemente, más prolongada
El desempleo en los países ricos del grupo de los 20 países más desarrollados (G20) que albergan una proporción considerable de migrantes, alcanzaría 10% para fines de 2020. Se prevé que el próximo año se mantendría por encima de los niveles de fines de 2019, proyectó la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
«Países como Pakistán, Bangladés y Filipinas, reciben alrededor del 9% o 10% de su PIB de las remesas. Tienen una ventana de oportunidad para invertir estos flujos en áreas productivas de la economía para ayudar a su recuperación», dijo Emre Akcakmak, gerente de cartera de East Capital, especialista en mercados emergentes y de frontera.
«En algún momento esta ventana puede cerrarse. Las personas pueden perder sus trabajos o decidir regresar a sus países de origen», agregó.
La depreciación de la moneda de México ha ayudado a encaminar al país hacia su mayor superávit en cuenta corriente en más de 30 años, estima Goldman Sachs.
Las remesas son relativamente estables en comparación con otros flujos financieros. Eso incluye la Inversión Extranjera Directa (IED) que superara las remesas en 2019. En tanto, los flujos de cartera, que aumentarán en el último trimestre de 2020 a su nivel más alto desde el primer trimestre de 2013, son propensos a retrocesos bruscos.
Pero las perspectivas son inciertas. En octubre, el Banco Mundial revisó su caída estimada para 2020 en los flujos a países de ingresos bajos y medianos al 7% desde el 19.7% previo. Pero esta institución proyectó un descenso adicional de 7.5% para el próximo año.
Se trata de una recesión más profunda y prolongada que la crisis financiera mundial de 2009. En ese entonces los flujos se contrajeron un 4.9% antes de repuntar un 11.8% un año después.