2020 fue un año en que la pandemia ha dejado una huella profunda en cada persona, pérdidas de seres queridos y pérdidas materiales.

En el país los problemas se multiplicaron dejando al descubierto un sistema político y económico cuyos representantes quieren mantenerse firmes ante el embate de la pandemia en la necedad de que “ya hay luz al final del túnel” sin procurar siquiera la seguridad de los héroes sin capa, todo el personal sanitario, que no son solo médicos y enfermeras, son también laboratoristas, camilleros, personal de ambulancias, personal de limpieza, administrativos de áreas COVID, que lucha en el frente sin apoyo y que sufren además de la enfermedad, problemas económicos, sus propias pérdidas y en muchas ocasiones la discriminación por la ignorancia y sobre todo el engaño de quien promete bonos y aumentos de salario que no llegan o no a todos (como las vacunas).

Ya no mencionemos la necedad de decir que “ahí vamos saliendo” y “habrá crecimiento económico” cuando no hay apoyos a las pequeñas ; cuando la inseguridad se multiplica por todo el país.

Corrupción rampante en todos los niveles, todos los días sale a relucir una nueva fechoría, y no digo que antes no existiera, pero ahora crece al amparo de un presidente que justifica lo que sus “cuates” hacen como el oficio falsificado presentado por Bartlett (espero que haya una demanda legal al respecto) a quien ya habían exonerado por su fortuna inexplicable. Corrupción al dar contratos sin licitación, al acotar la transparencia, al querer modificar leyes en detrimento de la vigilancia en las o de utilizarlas a conveniencia; de imponer a sus fieles seguidores en puestos que deben ser para técnicos especializados como la tesorería o el INEGI, pero claro, así no tendrá que justificar que “tiene otros datos”.

Fondos de fideicomisos tan necesarios para el país son saqueados para obras que no van a servir como el aeropuerto de Santa Lucía o las refinerías y el rescate de Pemex, el mundo avanza a las energías limpias y nosotros retrocedemos. No olvidemos que pretenden ir por las reservas del Banco de .

Retrocedemos cuando se eliminan los apoyos a la ciencia, a la cultura y la educación, cuando no vemos la realidad y se minimiza el problema, como el educativo, “ha sido un éxito el programa ‘Aprende en casa’”; cuando se minimiza la importancia de las manifestaciones artísticas. La realidad es que, tanto en aprendizaje como avance de la ciencia y las artes, el retraso ha sido notable y solo se verá con el tiempo.

Retrocedemos también cuando la administración de muchos de los nuevos programas y “empresas del ” se está dando a los militares.

Retroceso cuando se da una paternalista, el dinero no alcanza para repartir “a los pobres” (si a los que decidieron inundar y llaman mascotas), pero que son necesario para los votos, en lugar de generar fuentes de trabajo. Una visión religiosa y retrógrada tipo películas de los 40 donde se exalta la pobreza como una virtud y la riqueza como un antivalor, una inmoralidad; cuando lo que se tiene que hacer es trabajar por reducir la brecha de la desigualdad y brindar oportunidades a todos de prosperar.

¿Hasta cuándo permitiremos que se siga polarizando, acusando sin fundamento a empresarios, periodistas, políticos, y cualquiera que en ese momento sea objeto de su animadversión desde la “tribuna” mañanera?

¿Hasta cuándo permitiremos que se siga concentrando el poder en su persona?

Aprovechemos este inicio de año para reflexionar sobre nuestro en las próximas elecciones y espero que logremos un cambio por nuestro bien y el del país.

Dejar respuesta

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí