Lo que interesa al presidente es toda aquella festividad que le permita lucirse. No importa si le aplauden o no en las mañaneras, ya está empezando a notar (notar no es sinónimo de entender), que no le están redituando mucho estos eventos tempraneros y por eso reinició su campaña en favor de la continuidad de su régimen (con la salvedad de no poder reelegirse cuando menos hasta ahora) lo cual quiere decir: su grupo, sus ideas pirateadas de sistemas ya superados en el tiempo y por ende el poder. En este contexto ¿cómo celebramos, el día del amor y la amistad?

No importa si en el origen hay un cura llamado Valentín, que es decapitado por desobedecer la orden del poderoso de Roma al no permitir a los en edad de guerrear, casarse; o si este mismo cura se enamoró de la hija ciega del carcelero y más grave aún si la muestra de amor ocurrió varios siglos después, en medio de una guerra entre Inglaterra y Francia. El hecho que en todos estos relatos, anécdotas o leyendas lo que hay es un amor sin límites y por supuesto la manifestación del mismo sin medir el riesgo por hacerlo. Pero en este siglo ¿qué podemos rescatar de tal costumbre? que se ha popularizado, no solo por los ciudadanos populistas sino por la mercadotecnia que hace de esta una temporada de recuperación para vendedores de flores, chocolates, joyas y hasta viajes.

Lo cierto es que, en hoy desde muy temprano, personas mayores de 60 años fueron a formarse para recibir la vacuna que les de la esperanza de un poco más de vida. Unos cuantos jóvenes ¿emprendedores?, se acercaron a rentar sillas de plástico a estos seres humanos protagonistas de discursos acerca de los derechos de los más vulnerables, motivo de existencia de burocracias que el año pasado, dicen, atendieron en la ciudad capital a unas mil personas supuestamente maltratadas por su familiares –hijos, sobrinos, hermanos- y hasta vecinos a los que solo les importa que dicha persona con facultades limitadas por la edad y una de desatención de su salud, no rompan sus esquemas de vida, como ha ocurrido con doña Lorenza de más de 95 años, cuya única posibilidad de defensa es gritar por los golpes e insultos que en su casa le propinan. ¿Si no tienen un ápice de amor por dicha persona porque la mantienen vegetando, en vez de llevarla a alguna institución que le cuide? ¿Será para beneficiarse de su pensión y su tarjeta de salud que -para fines básicamente electorales- les proveen los gobiernos demagógicos?

No es un tema sencillo sobre todo si se tiene conocimiento de una serie de calificativos acusatorios, en contra de quien en el pasado era responsable de la administración pública de comedores, casas de retiro, ayuda a personas viviendo en las calles, gentes que por cierto hoy militan en el partido del poder con la esperanza de convertirse en el sucesor de las teorías ideológicas que hoy conducen los programas gubernamentales. ¿Las complicaciones climáticas son también otro factor en contra de la festividad comercial del amor y a amistad? Esto es otra circunstancia que se convirtió en obstáculo para celebrar el día del amor y a amistad. ¿Qué era más importante cenar con el ser amado o ver que se podía hacer con el apagón eléctrico en el norte de nuestro país?

En un mundo globalizado –muy a pesar de posturas nacionalistas como las de Trump o su amigo presidente de México- el abrumador frio, con marcadores por debajo de los cero grados, incluso acercándose a los paralelos donde pocas veces se ha visto nieve más abajo de las cumbres de la zona, parece haberse confabulado para poder demostrar lo poco capacitados que desafortunadamente están quienes debían haber previsto que hacer, en lugar de apostar al uso del combustóleo que no hemos podido comerciar, debido al inminente cambio de la generación de energía. ¿Qué es más importante, cuidar la belleza del paisaje “agredido por las torres eólicas” o evitar muertes y enfermedades de cientos de personas sin luz, sin gas y sin posibilidad de que alguien les provea? ¡por supuesto esto no se siente en un palacio cuya remodelación costó millones de pesos del dinero público y que seguramente cuenta con calefacción y todos los servicios! Pero, así las cosas, los viejos en la cola de la vacuna, los ciudadanos de Coahuila que no pueden hacerse ni siquiera un café para calentarse y hasta los jóvenes que pensaron invitar a su pareja al cine para celebrar el día del amor, debieran reflexionar en lo que nos está ocurriendo.

Por lo pronto el cierre de una cadena de cines, implicó lanzar al mundo de los primeros –Síiii los pobres- a casi medio millar de familias, además de poner en riesgo de quiebra a los propietarios que les arrendaban los sitios donde los primeros invirtieron para construir salas de entretenimiento ¡muy necesario por cierto cuando todo el esquema de sobre-vivencia se ha trastocado! y lo que es más grave sin prever alguna salida para ese estado de desesperanza que ya ha aumentado el porcentaje de suicidios en nuestra población. ¿este aislamiento social es lo que nuestro primer mandatario consideró una circunstancia como anillo al dedo? Tema de reflexión, no solo cultural o de lenguaje, sino de análisis de lo que nos ha pasado para llegar al actual estado de cosas, donde parece que la mejor salida es la disminución poblacional de forma tal que no se pueda acusar a nadie de genocidio pero que haga el mermado público más manejable. Por lo pronto usted puede equilibrar su saldo de pérdida –cuando menos del pasado 14 de febrero- brindando amor a sus más cercanos y sobre todo agradecer la expresión de amistad a quienes han suplido su marginación, con una palabra de aliento, una visita o cuando menos un mensaje de cariño.

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