En marzo de 2020 los subieron 3.20%, el mismo mes de este año lo hicieron en 4.67%; es claro que algo pasa.

En marzo de 2020 la tasa de fue de 3.20 por ciento; para el mismo mes de este 2021, es decir, 12 meses después este indicador se colocó en 4.67 por ciento, lo que representó su mayor nivel en 27 meses. Es claro que algo pasa con la tendencia de la inflación en .

Si existen dudas de las presiones inflacionarias de los meses recientes, tomemos el dato de diciembre del año pasado, tradicionalmente el último mes del año es de elevado consumo y gasto.  Pues bien, la tasa de inflación para ese mes fue de apenas 3.15 por ciento.

Por otra parte, usualmente los primeros meses del año, especialmente el primer trimestre del año, el consumo se retrae, lo que compensa en cierta manera para efectos de inflación el aumento de precios que también se registra cada inicio de año.

Si en los primeros meses del año se mantuvo la costumbre de una contracción en el consumo, entonces eso quiere decir que el repunte de la inflación obedece a incrementos en los precios de bienes y servicios.

El golpe externo

México está expuesto a las variaciones de los precios internacionales, a la inflación importada. No es ninguna novedad y hoy como nunca se hace patente. Existen dos factores ligados al contexto internacional que impactan en la inflación, si estos se alteran o incrementan su volatilidad: Uno es el tipo de cambio; y el otro el desempeño de los energéticos, especialmente la cotización del barril de petróleo.

A principios de enero, las cosas empezaron a modificarse en los mercados energéticos cuando se incrementó la demanda ante la expectativa de recuperación económica en el mundo, los países importadores de productos refinados deberían ser los primeros en resentirlo, y así fue. La inflación en México inició su escalada.

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