El Fondo Monetario Internacional (F.M.I.) acaba de publicar la actualización de sus pronósticos de la economía mundial en la que aumentó su estimado para 2021 de la economía mexicana a 5.0%, frente al 4.3% de enero pasado.
Esta alza también coincide con la que han hecho otros organismos internacionales como la OCDE y la ONU, así como instituciones nacionales como el Banco de México, la Secretaría de Hacienda y la mayoría de los analistas nacionales.
La interpretación general (“la noticia”) es que están mejorando las expectativas económicas del país. No obstante, cabe preguntarse si ¿realmente está mejorando el panorama económico del país?, y si es así, ¿qué tanto?
Por ello, vale la pena revisar con mayor cuidado las cifras del F.M.I. y sus implicaciones. Como se puede ver en el siguiente cuadro, la mejoría del crecimiento económico es generalizada para todos los países.
Sin embargo, un primer punto que destaca es que los mayores cambios con respecto al pronóstico previo son para nuestros dos vecinos, y socios, de América del Norte. Mientras que la revisión al alza con respecto al pronóstico de enero fue de 1.3 puntos porcentuales para Estados Unidos y de 1.4 puntos porcentuales para Canadá, para México fue de 0.7 puntos porcentuales.
En el caso de nuestros vecinos esto no es sorpresivo dados los paquetes masivos de estímulo del gobierno norteamericano, que si bien “jalarán” fuertemente a la economía canadiense, el impacto en México será considerablemente menor.
Lo anterior es un tanto sorprendente dado el tamaño relativo de nuestro país comparado con los dos vecinos del norte y la fuerte dependencia de la economía estadounidense (exportaciones, remesas, turismo), ya que habría de esperarse que el impacto en México fuese considerablemente mayor.
Un segundo aspecto a considerar es la caída del PIB experimentada en nuestro país durante 2020 (-8.2%), la cual fue mucho mayor a la registrada por Estados Unidos y Canadá (-3.5% y -5.4%, respectivamente). Esto, en principio, también llevaría a esperar un “rebote” más grande en México que en los otros dos países.
En tercer lugar, y relacionado con el punto anterior, se encuentra el efecto del “carry” estadístico en la cifra de crecimiento económico de 2021. Esto es, el efecto de la base estadística de comparación, ya que si la economía mexicana mantuviera durante todo este año exactamente el mismo nivel de actividad económica del cuarto trimestre de 2020, estadísticamente registraría un “crecimiento” de 3.5% en este año sin que se observara ningún aumento real en el PIB.
En otras palabras, de la cifra de crecimiento del 5.0% pronosticado por el F.M.I. (o de cualquier pronóstico para este año), 3.5 puntos porcentuales se deberán a la deprimida base de comparación de 2020.
Por otra parte, el pronóstico de crecimiento económico para 2022 (3.0%) corrobora que el desempeño en este año será fundamentalmente un rebote estadístico. Y aunque el crecimiento estimado para Estados Unidos (3.5%) será inferior a la excepcional cifra de este año, seguirá siendo muy fuerte para su economía, incluso por encima de su tendencia de largo plazo.
Por estas razones, es difícil considerar que las expectativas económicas del país están mejorando a partir de un solo dato (crecimiento del PIB).
Incluso si la errática política de combate de la pandemia tiene un éxito relativo en este año, las políticas anti-inversión privada, la irracional austeridad gubernamental y el despilfarro de recursos en proyectos inviables económicamente, así como el serio debilitamiento del Estado de Derecho que está habiendo en el país, difícilmente permiten vislumbrar una mejoría sostenida de las perspectivas económicas de México.