La escasez de lluvias está haciendo que México esté sufriendo una sequía que nos afecta a todos. Ante esta situación, surgió una postura que pretende culpar a las empresas privadas de la falta de agua por su consumo para operar, en vez de observar el cuadro completo.
¿Qué pasa con el agua?
Datos de la Comisión Nacional de Agua (Conagua) revelan que más de la mitad de México está enfrentando una sequía extrema, que depende de ciertos factores climáticos que afectan al país. Particularmente los fenómenos de El Niño y de la Niña, que implican falta de lluvia en regiones aisladas, por menos tiempo y con menos intensidad.
Como consecuencia, disminuye la cantidad de agua en las presas que surten los principales puntos poblacionales del país, que haya más ríos secos, que la agricultura sea menos productiva o se pierdan cultivos, o que crezca el número de incendios forestales.
¿Cuál es el problema económico con el agua?
El agua es un bien escaso; es decir, hay una cantidad limitada. Sin embargo, puede reutilizarse gracias al proceso del ciclo del agua.
Por otro lado, para que llegue a nosotros, es necesario que sea tratada y distribuida; en su defecto, debe purificarse. En este sentido, quien dice que el agua es un derecho y todo mundo debería contar con ella por arte de magia, peca de ingenuo.
Así, en del consumo con el agua, las casas y usuarios podemos vernos como rivales frente a la industria privada, que presuntamente gasta mucha más agua que nosotros. Parece escandaloso que Coca Cola gaste 55 mil 812 millones de litros de agua, o Bimbo más de mil 383 millones de litros, ¿no?
Lo cierto es que la industria privada gasta más agua que los hogares, pero también produce bienes que son demandados por nosotros, y que son para consumo de los hogares y otras cadenas de valor. Apuntar a los productores es un bucle que se vuelve contra nuestro propio consumo.
La gestión del agua: el problema
Señalar a los consumidores por la falta de agua nos deja oculto el cómo se gestiona el agua por la administración pública. Como dejamos entrever en la sección pasada, el considerar el agua como derecho en vez de como un bien económico hace que perdamos de vista que es un bien escaso.
La pregunta no es si la industria es responsable del uso de agua, sino si la forma en que actualmente el gobierno maneja el agua es adecuada para que todos alcancen, si los precios que pagamos se reflejan con los esfuerzos por tratar y distribuir el agua, cuáles son los derechos de propiedad sobre el agua, o cómo afectan los subsidios a ciertos sectores, como el agrícola o el industrial, al consumo de agua.
Si el agua está subsidiada y pagamos menos de lo que deberíamos, posiblemente vayamos a tener un problema de sobreconsumo, porque no tenemos una relación directa entre el costo por lo que pagamos y el gasto que hacemos.
En este sentido, nada más que la amenaza de sanción que no siempre se cunmple, impide que tu vecino saque una alberca inflable a la calle el sábado de gloria, por ejemplo. Tampoco mantener el agua como bien público y como derecho ayuda a que todos tengamos agua, porque cuando hay escasez, toca pagar a sobreprecio una pipa. Si subsidian a las empresas; es decir, pagan menos por el agua que reciben; ¿es responsabilidad de quien es beneficiario o de quien lo concede?
Por si fuera poco, la Conagua ha reportado años en los que entre 30 y 50% del agua potable se pierde en fugas de las redes de distribución. Esto es mucho más grave que el uso de la industria privada, y guarda relación con los incentivos perversos que implica considerar el agua como un bien público.
Aunque sirve que a nivel individual o empresarial busquemos formas de eficientar nuestro consumo de agua, el problema es estructural. En los mercados, hay una propuesta para vender futuros de agua, y cierto sector de opinólogos dijo que se avecinaba el fin del mundo.
Más bien los problemas graves en la falta de agua vienen por depender del gobierno y no tener una gestión privada y acorde al sistema de precios, como el que ofrecen estos instrumentos financieros.