La economía de México ha comenzado a levantarse, pero esto no implica que los riesgos hayan desaparecido ni que pueda esperarse una recuperación sólida. Más bien, advierte la economista Gabriela Siller Pagaza, será tibia e incompleta.
Incluso los datos que pueden pasar por alentadores —como el crecimiento del 0.8% del PIB en el primer trimestre de este año respecto al período previo— pierden color al analizarlos en contexto.
Pese a que se trata del tercer trimestre consecutivo de incrementos, la mala noticia es que el ritmo de la recuperación va en declive, ya que en los dos períodos anteriores había mostrado alzas de 12.4 y 3.3%, respectivamente.
Además, en la comparación anual registra una contracción de 2.77%, con lo que se registra el séptimo trimestre consecutivo de retroceso, “el mayor período de contracciones anuales en registro desde 1981”.
“Lo positivo de los datos nuevos del PIB es que se eleva la probabilidad de que la economía muestre un crecimiento anual cercano al 5% este año, aunque será principalmente resultado de un efecto rebote ante la baja base de comparación de 2020”, señala la directora de Análisis Económico y Financiero de Banco BASE y profesora del Departamento de Economía del Tec de Monterrey.
“Esto significa que a México le faltará todavía mucho para recuperar el PIB que se tenía antes de la crisis del coronavirus”, añade.
Mala conducción
Desafortunadamente, continúa, es larga la lista de indicadores económicos negativos, resultado del deterioro en el ambiente de negocios, con las nubes negras de la incertidumbre en el horizonte de la economía mexicana.
La economista acusa del mal estado del entorno para hacer negocios en México a la política económica de la actual administración, que ha cambiado las reglas del juego en distintas ocasiones a través de sus iniciativas, reformas legales y consultas públicas, que llevaron a cancelar el aeropuerto de Texcoco, primero, y el proyecto de la cervecera Constellation Brands en Mexicali, Baja California, después.
Obviamente esto genera miedo en lo que podría venir más adelante, lo que provoca una caída en la llegada de capital, tanto de origen nacional como extranjero, como se acaba de ver con los resultados de la Inversión Extranjera Directa (IED) en los tres primeros meses del año, comenta.
Fuga de capitales
Gabriela Siller recuerda que la IED —los flujos que llegan a México desde el exterior— registró su peor caída desde 1995, al contraerse 29% en el primer trimestre respecto al mismo período del año anterior.
En contraparte, la inversión de los mexicanos fuera del país aumentó a niveles que no se veían desde 2007, con 135.6%. En consecuencia, el desplome de la Inversión Extranjera Neta (entradas menos salidas) alcanzó el 35%, la caída más pronunciada en 12 años.
Además, la reinversión de utilidades de empresas del exterior cayó 51% y las nuevas inversiones se redujeron 15%. “Esto es evidencia de que los inversionistas extranjeros están sacando buena parte de su dinero de México. Definitivamente, son malas noticias que se suman a la lista de indicadores negativos”, dice.
Luces y sombras
El sector exportador es el que está mostrando mayor dinamismo, impulsado por el crecimiento de la producción industrial y el buen nivel de consumo en Estados Unidos.
“Lo que tiene que ver con la demanda externa ha aumentado. Las exportaciones, sobre todo las automotrices, y las remesas se han incrementado y eso es lo que mantiene al tipo de cambio en 20 pesos por dólar”, comenta Gabriela Siller. “En cambio, la caída mensual de las importaciones, particularmente de los bienes de consumo, refleja la debilidad de la demanda interna”.
De acuerdo con cifras ajustadas por estacionalidad, las exportaciones mexicanas totales crecieron a una tasa mensual de 0.24% en abril, con la reactivación de las automotrices, que se incrementaron 7.35%.
“De hecho, si las exportaciones automotrices no hubieran crecido en abril, se hubiera observado una contracción mensual de 1.81% en las exportaciones totales”, observa.
Las importaciones se contrajeron a una tasa mensual de 8.11%, con caídas en las importaciones de bienes de consumo (-2.99%), bienes de uso intermedio (-9.19%) y bienes de capital (-4.40%).
La buena noticia en estos indicadores es que EE.UU., la locomotora que arrastra la economía de México, está en franca recuperación. La mala, que la demanda interna no levanta debido a la cautela de los consumidores —que aún tienen miedo de salir de sus casas ante el lento avance de la vacunación—, a cambios en hábitos de consumo ante la nueva normalidad y al deterioro del mercado laboral mexicano, señala.
Promesas falsas
A juicio de Gabriela, el presidente López Obrador trata de vendernos humo al ofrecer que a mediados de este mismo año —dentro de un mes— se llegará a una situación económica como la que se tenía antes del coronavirus.
“Definitivamente no. Aún estamos muy lejos de regresar a donde estábamos antes de la epidemia. Y eso que ya veníamos mostrando un declive desde finales de 2018 y caímos al precipicio con la crisis sanitaria”.
Los indicadores macroeconómicos muestran una lenta recuperación, reitera. “En términos de PIB per cápita, puede ser que nos lleve alrededor de 15 años recuperar los niveles previos a la crisis del coronavirus”.
Para el ciudadano común, la falta de crecimiento se traduce en mayores dificultades para encontrar empleo y pocas probabilidades de acceder a un mejor salario en un entorno en que el costo de la vida se ha incrementado. “Y las perspectivas en el corto plazo no son positivas, no se espera que la situación vaya a cambiar pronto”.
Lo que viene
En un escenario donde la economía de México crecerá 5% este año y 1.5% en años posteriores, se estima que la recuperación completa se alcanzará en 2024 y para el PIB per cápita no antes de 2033. Para Estados Unidos, se estima que este año recupere el PIB previo a la crisis.
Según Gabriela Siller, para el segundo trimestre del año se espera un crecimiento anual de 17.49%, consistente con un crecimiento trimestral de 0.45%. “El bajo crecimiento trimestral hace evidente que el crecimiento anual es solo un efecto rebote, tras la fuerte caída del segundo trimestre de 2020 por el confinamiento, razón por la cual hay una baja base de comparación”.
¿Qué le falta a México?
Para que México pueda acelerar su recuperación hace falta una buena política económica, que mejore el ambiente de negocios, que se disipe la incertidumbre y que baje la cautela de los consumidores, considera. “Con una buena política económica, tendríamos esperanzar de regresar pronto, por lo menos, a los niveles que tenía el país en 2018”.
“Esta vez las autoridades mexicanas no puede echarle la culpa de la mala situación económica del país a los factores del exterior, definitivamente. Al contrario, el entorno externo está ayudando y deberíamos aprovecharlo con un cambio de rumbo en las políticas económicas del gobierno”, concluye.
Pronósticos El 2021
Según Gabriela Siller, para el segundo trimestre del año se espera un crecimiento anual de 17.49%
“Efecto rebote”
Esa alza sería consistente con un crecimiento trimestral de 0.45%. “El bajo crecimiento trimestral hace evidente que el crecimiento anual es solo un efecto rebote, tras la fuerte caída del segundo trimestre de 2020 por el confinamiento, razón por la cual hay una baja base de comparación”.
Desde afuera
“Esta vez las autoridades mexicanas no puede echarle la culpa de la mala situación económica del país a los factores del exterior, definitivamente. Al contrario, el entorno externo está ayudando y deberíamos aprovecharlo con un cambio de rumbo en las políticas económicas del gobierno”, concluye.