La región de América Latina y el Caribe registra actualmente las tasas más altas de contagios de COVID-19 de todo el planeta con una tendencia al alza mientras que en otras regiones como Europa -que hasta hace poco sumaba más casos en relación a su población- los datos de la pandemia continúan mejorando gracias a las vacunas. Estas siguen siendo clave para esta extensa zona del continente americano -que ha perdido más de una década de lucha contra la pobreza-, pero el lento ritmo actual de inmunización amenaza con prolongar durante años la pandemia, según la Organización Panamericana de la Salud, dependiente de la OMS.
Los 33 países que conforman Latinoamérica y el Caribe -según la ONU– contabilizan más de 35 millones de casos de COVID-19 y más de 1,2 millones de muertes. Estas cifras suponen el 20 % de los contagios y alrededor de un tercio de los fallecimientos a nivel mundial, cuando la región tan solo representa el 8 % de la población del planeta.
La mitad de todos los contagios (17,5 millones) registrados en esta región desde que comenzó la pandemia se han producido en Brasil, que es el tercer país del mundo con más casos en términos absolutos, solo por detrás de Estados Unidos e India. Brasil es también el segundo país con más fallecidos del planeta (490.000), por detrás nuevamente de Estados Unidos y por delante de India y México, que está en cuarto lugar con 230.000 decesos.
El país del mundo con una mayor tasa de mortalidad también está en la región latinoamericana: Perú, cuya ratio supera los 590 fallecidos por 100.000 habitantes después del ajuste estadístico que hizo a principios de junio. Los otros cuatro países más poblados de Latinoamérica -Brasil, Colombia, Argentina y México- están también entre los 20 con más muertes respecto a su población.
Abril y mayo han sido meses nefastos para muchos países de la zona -peores incluso que los días más negros de la primera ola el año pasado- y en junio la situación no parece mejorar. Colombia, por ejemplo, ha batido en las últimas fechas su récord diario de fallecidos notificados por el nuevo coronavirus. Argentina, que alcanzó sus peores cifras en mayo, es el cuarto país del mundo que más casos y fallecidos nuevos ha notificado en la última semana, solo por detrás de India, Brasil y la propia Colombia, aunque su tendencia es descendente, según los datos de la Universidad John Hopkins.
«Las tendencias que estamos viendo son claras: en toda la región, este año ha sido peor que el anterior. En muchos lugares las infecciones son más altas ahora que en cualquier momento durante esta pandemia«, señalaba la semana pasada Carissa F. Etienne, directora de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), dependiente de la OMS. Ante esta situación, advirtió de que llevará «años» controlar el virus en esta región si no se avanza en la vacunación.
Este mismo miércoles volvía a insistir en que las vacunas se necesitan «urgentemente hoy» en la región porque la «los casos aumentan, los hospitales están llenos y las variantes circulan con rapidez» para pedir que el COVAX priorice el envío de dosis a los «países en mayor riesgo».
Una década pérdida en lucha contra la pobreza
Al evidente coste humano y sanitario de una pandemia que no remite se suma en el caso de América Latina y el Caribe una grave crisis económica que puede agravarse y de la que difícilmente se podrá salir hasta que no se controle la COVID-19.
Rogelio Núñez, investigador del Real Instituto Elcano, señala que «la región, desde el punto de vista social, ha perdido una década en cuanto a la reducción de pobreza. Económicamente, podríamos hablar de una nueva década perdida. América Latina lleva en parálisis económica, bajo crecimiento o crisis desde 2013-2024 y evidentemente 2020 ha sido el año del colapso. La pandemia ha acelerado ese proceso».
El PIB regional cayó un 7,1 % en 2020, la mayor contracción del último siglo, y la tasa de paro aumentó en 2,5 puntos hasta el 10,5 %, según publicó este mismo lunes la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) en un nuevo informe sobre el mercado laboral junto a la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
En el caso de la pobreza y la pobreza extrema se ha retrocedido 12 y 20 años, respectivamente. Según las proyecciones de la CEPAL, al terminar 2020 más de un tercio de la población de Latinoamérica y el Caribe estaba en situación de pobreza y el 12,5 % se encontraba en una situación de pobreza extrema.
«Todo lo que se ganó en una década con el boom de las ‘commodities’ se ha perdido de un plumazo en tres o cuatro años» -ya que el empeoramiento empezó antes de la pandemia-, señala Anna Ayuso, investigadora de la región en el CIDOB (Barcelona Centre for International Affairs), quien vaticina que costará mucho recuperarlo. «La experiencia que tenemos es que la reducción de la pobreza que cuesta hacer 10 años luego se pierde en muy poco tiempo», subraya.
Cuando las restricciones se vulneran para subsistir
Pero, ¿cuáles son los factores que explican que la pandemia esté golpeando de esta manera a América Latina? Los expertos consultados hablan de varios factores estructurales como la alta informalidad del empleo -con millones de personas que tienen que salir a la calle para ganar en la jornada el salario que necesitan cada día para comer-, la falta en muchos de estos países de un Estado ‘protector’ que pueda poner en marcha mecanismos como lo ERTE, una inversión sanitaria insuficiente, o la falta de una rápida reacción en países como Brasil o México al inicio de la pandemia.
«Es imposible confinar a una población cuya economía depende de lo que vende o transa al día, que no depende de unos salarios fijos al final del mes, que no tienen infraestructura digital que facilite el teletrabajo… Este tipo de restricciones [confinamientos] acaba vulnerándose por mera subsistencia», señala Núñez.
El analista de Elcano añade además que «las medidas de alejamiento social en muchas partes de América Latina son imposibles de cumplir, con medios de transporte anticuados«, que tienen que coger a diario millones de personas porque el tipo de empleo que realizan -manual- no permite trabajar desde sus casas.
Según datos de la CEPAL, más del 56 % de la población de la región tiene que salir a la calle a diario para ganar el salario que le permita comer ese día. Ese porcentaje llega a cerca del 85 % en Bolivia y del 70 % en Perú.
Anna Ayuso destaca otro factor clave en la expansión de la pandemia, la falta de infraestructura sanitaria: «Tienen un gasto de salud muy bajo, casi la mitad de lo que dice la OMS que hay que destinar (…) y cómo mínimo un 30 % no tiene acceso a una atención sanitaria suficiente«.
Y este problema para acceder a los sistemas sanitarios explica gran parte de las altas tasas de mortalidad de algunos países latinoamericanos junto con la propia pobreza, con problemas de nutrición -no es lo mismo afrontar la enfermedad estando bien alimentado que no- y familias muy extensas que viven juntas y que difícilmente pueden mantener distancia social, según esta analista del CIDOB.
«La prioridad es la vacunación porque de otra manera no van a poder mantener medidas de confinamiento mucho tiempo«, concluye Ayuso.
Una vacunación desigual
Sin embargo, la vacunación avanza lenta y de forma desigual por América Latina y el Caribe. Según los datos recopilados Our World in Data, los países más avanzados en la región son Chile, que ha inmunizado a más del 48 % de su población, y Uruguay, a más del 38 %. Son cifras elevadas si se tiene en cuenta que en España tienen la pauta completa menos del 30 % de las personas.
Sin embargo, hay otros países que apenas han vacunado de forma completa al 5-6 % de su población como Bolivia, Ecuador o Perú. Otros estados como Venezuela, Honduras o Paraguay están por debajo del 1 %.
De los cinco países con más habitantes de Latinoamérica, Perú -que suma más de 2 millones de contagios y unos 190.000 muertos- es el más rezagado. Apenas el 11 % de su población ha recibido al menos un pinchazo. «Es un problema cuando la población no está protegida y hay variantes que circulan por el país. Se cree que la variante india [ahora renombrada como delta] ha llegado a Lima. Es una situación que nos preocupa bastante«, explica desde Cuzco el coordinador de Médicos sin Fronteras en Perú, Francesco Segoni, que resalta también la situación de las UCI y la falta de oxígeno como otra de las dificultades.
El problema, apunta Segoni, es que no están llegando suficientes dosis: «El sistema COVAX está fallando porque no tiene en cuenta las prioridades a nivel epidemiológico. No está priorizando a países como Perú, en una situación más complicada».
Desde MSF, este portavoz vuelve a insistir en que los países desarrollados, que ya están empezando a vacunar a jóvenes y a personas no de riesgo, deberían ser más solidarios con países como los de América Latina.
En Brasil, donde los casos y fallecidos vuelven a subir, el 28 % de la población ha recibido al menos un pinchazo. Pero desde la ONG, que también está presente en ese país, llaman la atención sobre el hecho de que «el ritmo de vacunación sigue siendo irregular en todo el país, con una alta variación en la cobertura entre municipios y regiones» e inciden en que «sigue siendo necesaria una mayor aceleración».
Allí también preocupa la falta de inmunización ante las nuevas variantes. «Sin un control adecuado de la transmisión del virus en la población, el riesgo de aparición de nuevas variantes es alto. Además, la variante delta (…) ya ha sido identificada en el país y posiblemente ya esté circulando en la comunidad. Si esto se confirma, deberíamos esperar una nueva ola potencialmente más abrumadora que las anteriores«.
Argentina es el país de los cinco más poblados de Latinoamérica que mayor porcentaje de población tiene con al menos una dosis (el 30 %), mientras que las personas completamente inmunizadas se mantienen por debajo del 8 %, solo por delante de Colombia y Perú.
Argentina, cuarto país del mundo que reporta más casos
El país se enfrenta desde abril a la ola más fuerte de toda la pandemia con un vertiginoso aumento de los casos, que llevó al gobierno el pasado mes de mayo a endurecer de nuevo las restricciones, que se relajaron el pasado sábado ante el descenso de casos.
En Argentina se han registrado en total más de 4 millones de infecciones y más de 87.000 muertes por COVID-19 y, a día de hoy, a pesar de registrar una tendencia descendente es el cuarto país del mundo que reporta más contagios diarios. Casi la mitad de los contagios y más de la mitad de los decesos de todo el país se han registrado en la provincia de Buenos Aires, que es la más poblada al incluir todo el área metropolitana de la capital aunque no a esta, que tiene su propio gobierno.
«Desde hace tres semanas tenemos un descenso de casos, pero desde una base muy, muy alta«, explica el jefe de Gabinete de Ministros de la provincia de Buenos Aires, Carlos Bianco, quien subraya que lo que ocurre en esta última marca la evolución de la pandemia en todo el país.
Este miembro del Ejecutivo provincial atribuye este descenso de casos a que «se avanzó muy rápido en el último mes y medio en el plan de vacunación» -asegura que Argentina está entre el 10 % de los países del mundo que más vacunas ha conseguido- y a las medidas que el Gobierno de Alberto Fernández puso en marcha en mayo -con restricción de la movilidad nocturna, entre otras- y que este pasado sábado se relajaron.
Bianco atribuye la nueva ola que golpea al país a «las nuevas cepas que se han extendido por todo el mundo y que también han llegado a Argentina (…), a que luego de un año de confinamientos y restricciones es cierto que de alguna manera la población se fue relajando en cuanto al cumplimiento de los cuidados y los protocolos, y eso también puede tener un efecto, y también sabemos que el clima frío tiene algún efecto sobre el número de contagios».
Colombia, récords diarios de fallecidos
El país que vive su peor momento de la pandemia es Colombia, que suma 3,8 millones de casos y está a punto de alcanzar los 100.000 fallecidos. De los cinco países más poblados, solo supera a Perú en personas con al menos una dosis (alrededor del 18 %).
La epidemióloga y analista de datos Silvana Zapata explica que la situación no obedece solamente a las reaperturas económicas y las movilizaciones, sino también a una alta interacción social, a las variantes de la covid-19 que circulan en el país y han derivado en una mayor transmisibilidad del virus, así como a la vacunación que se desacelera principalmente los fines de semana, informa Efe.
Por su parte, México -que pasó en enero el peor momento de la pandemia y suma 2,4 millones de infectados y más de 230.000 muertos- es el país con mayor número de personas con pauta completa (más del 12 %) de los cinco más grandes de Latinoamérica y el Caribe. En primeras dosis, le supera Argentina y Brasil.