Pese al dato, la Comisión Económica para y el Caribe afirma que esta expansión no alcanzará para asegurar un crecimiento sostenido ya que el impacto social de la y los problemas estructurales de la región se han agudizado.

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe () elevó su previsión de crecimiento para la región al 5,2 por ciento en 2021, advirtió el organismo de las Naciones Unidas en un nuevo informe especial dado a conocer este jueves 8 de julio.

Esto significa un aumento importante frente al estimado de diciembre pasado, que fue de 3,7 por ciento.

Sin embargo, la Comisión asegura que esta expansión no alcanzará para asegurar un crecimiento sostenido ya que el impacto social de la crisis ocasionada por la pandemia de y los problemas estructurales de la región “se han agudizado y se prolongarán durante la etapa de recuperación”.

Según las nuevas proyecciones de la Cepal, en 2022 América Latina y el Caribe crecerá un 2,9 por ciento en promedio, lo que implica una desaceleración respecto del rebote de 2021.

“Es una gran paradoja, porque hay mucha heterogeneidad en la región y hay una enorme incertidumbre. En promedio, en 2020 la región cayó un -6,8 por ciento; en 2021, hay una recuperación relativa de 5,2 por ciento; pero en 2022 volvemos a trayectorias bajas, porque al final del 2022, 19 países de los 33 no habrán recuperado el PIB de 2019”, explicó la secretaria ejecutiva de la Comisión, Alicia Bárcena.

Por países, los que más crecimiento registrará son Guyana (16 por ciento), Panamá (12,0), Perú (9,5), Chile (8,0), República Dominicana (7,1), Argentina (6,3) y (5,8).

Al otro lado de la orilla están Surinam (-1,0 por ciento), Haití (0,1 por ciento), Antigua y Barbuda (1,0 por ciento) y Nicaragua (2,0).

El documento titulado ‘La paradoja de la recuperación en América Latina y el Caribe. Crecimiento con persistentes problemas estructurales: desigualdad, pobreza, poca inversión y baja productividad’, fue entregado por Bárcena en una conferencia de prensa virtual en la cual urgió a los gobiernos de la región a “mantener las políticas de transferencias de emergencia para fortalecer una reactivación que sea sostenible en el tiempo, más justa, igualitaria y amigable con el medio ambiente”.

“Necesitamos políticas para una recuperación transformadora con énfasis en la inversión. Políticas industriales y tecnológicas para impulsar el crecimiento de sectores más intensivos en tecnología y generadores de empleos de calidad. Reestructurar los sistemas de salud y educación. Sostener las transferencias, universalizar un ingreso básico de emergencia, implementar bonos contra el hambre, asegurar el acceso a una canasta básica digital, fortalecer el apoyo a las mipymes. Impulsar políticas transversales y sectoriales para avanzar hacia un nuevo modelo de desarrollo”, declaró.

La Cepal también advierte que al 30 de junio, la región acumulaba más de 1.260.000 muertos por causa del COVID-19 (32% del total mundial, a pesar de que su población representa el 8,4% a nivel global) y presenta grandes brechas en la vacunación respecto a los países desarrollados.

“Para cerrarlas se requiere cooperación e integración. En América Latina y el Caribe (30 países) el porcentaje de la población total con esquema de vacunación completo llega a solo 13,6%, mientras que en la Unión Europea es de 34,9% y en América del Norte 46,3%”, lamenta el organismo.

Además, señala que en el último año, la tasa de pobreza extrema habría alcanzado el 12,5% y la de pobreza el 33,7%.

La Comisión afirma que las transferencias de emergencia a los sectores más vulnerables permitieron atenuar el alza de la pobreza en la región en 2020 (pasó de 189 millones en 2019 a 209 millones pudiendo haber sido de 230 millones, y de 70 millones en 2019 a 78 millones pudiendo haber sido 98 millones en el caso de la pobreza extrema).

“Estas transferencias beneficiaron a 326 millones de personas, el 49,4% de la población. Sin embargo, la desigualdad en la distribución del ingreso aumentó (2,9% del índice de Gini). En tanto, la inseguridad alimentaria moderada o grave alcanzó a 40,4% de la población en 2020, 6,5 puntos porcentuales más que en 2019. Esto significa que hubo 44 millones de personas más en inseguridad alimentaria moderada o grave en la región, y 21 millones pasaron a sufrir inseguridad alimentaria grave”, detalló el informe.

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