- La carencia de acceso al servicio de salud reportado por el Coneval no tiene que ver nada con la pandemia. La debacle se debe enteramente al gobierno: la desaparición del Seguro Popular.
El Coneval dio a conocer los datos de pobreza y de distribución basados en la ENIGH (Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares) la semana pasada. Los datos muestran que 15.6 millones de personas dejaron de tener cobertura de salud respecto de 2018. Hubo otros retrocesos, incluso el del ingreso laboral de los hogares, que cayó 11 por ciento en dos años en promedio, y aún más en la población más pobre, pero el golpe realmente grave es el deterioro y el encogimiento del sistema de salud.
Muchas personas han justificado por el Covid la contracción de la economía en 8.5 por ciento en 2020, o el aumento del desempleo y de la subocupación en un nivel de 26 por ciento de la fuerza laboral potencial actualmente, o bien la pérdida de ingresos de prácticamente toda la población. Otros consideramos que una parte importante de la responsabilidad de lo ocurrido en 2020 no se debe sólo a la crisis del Covid, sino que también recae en la ausencia de políticas y medidas equivocadas o que dejó de tomar el gobierno, tanto en gasto público como en decisiones políticas. Solamente en el caso de las muertes que han ocurrido en el contexto de la pandemia, México ocupa el cuarto lugar a nivel mundial y hay estudios rigurosos que demuestran que hubo alrededor de 200 mil personas fallecidas que no debieron morir.
Pero en el caso de la cobertura de salud reportado por el Coneval (carencia de acceso al servicio de salud), no tiene que ver nada con la pandemia por Covid. La debacle se debe enteramente al gobierno: la desaparición del Seguro Popular que cubría gastos en enfermedades para toda la población dejó a 15.6 millones de personas MÁS sin cobertura (no tuvieron a dónde ir) y se llega a la cifra de 35.7 millones de personas sin acceso a la salud; la destrucción del sistema de compras de medicinas, que ha llevado a un desabasto de decenas de millones de recetas no surtidas a los pacientes, dramatizadas por la falta de medicamentos para niños con cáncer y por la falta de vacunas contra enfermedades que ya estaban erradicadas; a los más de 600 mil tratamientos no realizados por falta de presupuesto, ya sea para ser utilizado por las instituciones públicas o la renuencia a subrogarlos a hospitales y clínicas privadas (En 2020, las instituciones públicas solamente subrogaron servicios básicos a hospitales privados por un monto de 91 millones de pesos, y ya no quisieron gastar más al limitar los tratamientos subrogables). En 2020 hubo casi un millón menos de atenciones hospitalarias en el sistema de salud público que en 2019.
Esta pérdida de acceso a servicios de salud significó que las familias aumentaran en más de 40 por ciento su gasto en salud en 2020 respecto de 2018. Como se trata de un gasto ineludible para las familias, ello significó gastar menos en otras cosas, incluso en alimentos (su gasto en comida disminuyó 5.9 por ciento). Es decir, los servicios de salud se volvieron más difíciles de conseguir y resultaron más costosos. Mucha gente ya no se pudo curar, o han tenido que esperar muchos meses para ser atendidos, o han tenido que dejar de gastar en todo lo demás para pagar por su salud.
Esta desgracia es un golpe seco a la población, y especialmente a las familias de menores ingresos. De hecho, los estados más afectados por la pérdida de acceso a servicios de salud son Chiapas, Guerrero, Oaxaca, Puebla y Veracruz.
Y es un golpe duro porque se trata de una de las necesidades esenciales de la gente. Si te enfermas, haces hasta lo imposible por atenderte o atender a tu familia. ¿Cuánto de las remesas que los mexicanos recibieron de familiares desde Estados Unidos se debieron a urgencias de salud? ¿Cuántas familias se tuvieron que endeudar o retiraron dinero de su Afore para pagar emergencias médicas que no pudieron atenderse en hospitales públicos? El gobierno mexicano dejó en el desamparo a una buena parte de la población. Y no se le puede achacar a la pandemia. ¿Primero los pobres? Sí, el primer golpe ha sido a los pobres.