Lo que un país hace –padece o goza— es el reflejo de sus capacidades y conocimientos, señaló atinadamente César Hidalgo en su libro “Porqué crece la información. La evolución del orden: de los átomos a las economías”, 2017. Hidalgo considera que las fuerzas que conducen el éxito en el crecimiento de una economía son: materia prima, energía, saber cómo (know-how), conocimiento e información. No es nada fácil, pero el futuro de un país depende de que tan bien se manejan esos factores. Desde 2016 la OCDE ha estado insistiendo a través de foros que no hay que olvidar el factor ambiental en la inversión que hagan los países para su desarrollo y crecimiento económico.
Bajo las condiciones actuales es obligatorio retomar lo anterior. Por un lado, están los casos recientes de inundaciones, desgajamiento de cerros, temblores, ciclones; por otro lado, los relacionados con el impacto negativo al ambiente y salud humana de algunos sistemas alimentarios, los incendios en Estados Unidos, las inundaciones en Europa, o la noticia en julio 2021 que la selva del Amazonas registró más emisiones de CO2 al ambiente que lo que absorbió.
Para atender esos impactos se necesita de cuatro componentes indispensables: recursos económicos, capacidad técnica, voluntad política y planes con visión a largo plazo. ¿Los tenemos?
Con respecto a recursos económicos, el paquete económico 2022 enviado al Congreso prevé un crecimiento del 4.1%, aunque algunos analistas lo sitúan entre el 2.9 y 3 por ciento. Apenas estaríamos alrededor de los niveles pre-pandemia, ya que se espera que el crecimiento de 2021 sería alrededor de 6.3%, mientras que la contracción por la pandemia en 2020 fue de 8.3 por ciento. Es decir, será difícil contar con el suficiente recurso para atender los problemas ambientales en toda la extensión de la palabra.
Con respecto a capacidad técnica es posible que tengamos apenas lo suficiente. Con la suspensión de clases presenciales por la pandemia habrá que valorar la capacidad técnica de las nuevas generaciones de egresados. De acuerdo con Lorenzo Meyer (El Universal 29/08/2021) la aplicación de la prueba Planea a estudiantes de secundaria en 2019, indicó que 55.5 por ciento no superó el nivel mínimo de matemáticas y 32.9 por ciento en comprensión de lectura. ¿Cómo será el resultado para 2020 y 2021?
Han transcurrido poco mas de 2 semanas de haber iniciado clases presenciales pero el número de estudiantes que asiste es muy bajo y en muchos casos las condiciones no son del todo adecuadas, ni sanitarias ni pedagógicas ni de infraestructura. De acuerdo con Zapata Hojel y Clark, del Washington Post (11/08/2021), la inasistencia no es porque no haya deseo de que los estudiantes se preparen mejor, sino por la percepción de que el regreso no tiene las condiciones de seguridad adecuadas.
La política pública y planes de largo plazo para enfrentar los retos mencionados deben diseñarse por personal capacitado, con experiencia. Debe ser un trabajo profesional. En México existen personas con ese perfil, pero ¿están en las posiciones donde se necesitan y cual es su papel en la toma de decisiones?
El problema de fondo persiste, ¿tendremos el personal capacitado para posicionar a nuestro país en la economía del conocimiento y tener el crecimiento económico para enfrentar los grandes retos ambientales y de mala planeación urbana y rural? Necesitamos mejor política pública en educación; en el corto plazo garantizar calidad sobre cantidad, con pertinencia, pertenencia y compromiso social.
Es cuanto.