Los países más pobres del mundo permanecerán al margen de la economía global si no logran impulsar la producción económica con más inversión pública y mayor apoyo de la comunidad internacional, advirtió este lunes la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD).
El informe, correspondiente a 2021 y dedicado a esas naciones, indica que su respuesta y recuperación de una crisis como la del COVID-19, así como sus avances hacia el desarrollo sostenible, dependen del aumento de las capacidades de producción, lo que implica mayores inversiones estatales en ese rubro.
“Los países menos desarrollados se encuentran en una coyuntura crítica”, dijo Rebeca Grynspan, secretaria general de la UNCTAD, detallando que necesitan “un apoyo decisivo de la comunidad internacional para desarrollar sus capacidades productivas e institucionales con el fin de enfrentar los desafíos tradicionales y nuevos”.
Inversión masiva
La UNCTAD define las capacidades productivas como los recursos productivos, las competencias empresariales y los vínculos de producción que, en conjunto, determinan la capacidad de un país para producir bienes y servicios, y que le permiten crecer y desarrollarse.
El desarrollo de la producción permitiría a los países en cuestión fomentar la transformación económica estructural, lo que a su vez ayudaría a reducir la pobreza y acelerar el progreso hacia los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
El informe advierte que alcanzar esos objetivos requerirá inversiones y gastos masivos, que van mucho más allá de los propios medios financieros de las naciones menos desarrolladas.
Medio siglo de lucha
La ONU estableció hace 50 años la categoría de “países menos desarrollados”. Ese grupo englobaba en ese entonces -1971- a 25 naciones. La lista alcanzó 52 en 1991 y actualmente comprende 46. De ellas, sólo seis progresan lo suficiente como para salir de esa clasificación.
La UNCTAD recalcó que en las últimas dos décadas, apenas un puñado de los países menos desarrollados han dado señales de transformación estructural y mejoras significativas de la productividad.
Perspectiva sombría
Las economías menos desarrolladas registraron el peor desempeño de crecimiento en tres décadas durante 2020. La pandemia de COVID-19 ha puesto de relieve sus deficiencias institucionales, económicas y sociales, destaca el informe.
Por si fuera poco, su acceso a las vacunas contra el COVID-19 ha sido extremadamente limitado y sus tasas de inmunización alcanzan sólo al 2% de su población, en comparación con el 41% de los países desarrollados.
Grynspan instó a la comunidad internacional a considerar las necesidades especiales de los más de mil millones de personas que viven en esos países durante la próxima conferencia de la UNCTAD, que tendrá lugar en octubre.
Necesidades financieras desalentadoras
El informe afirma que la urgencia de financiamiento a los países menos desarrollados es “abrumadora”, especialmente en términos de transformación estructural.
Por ejemplo, estima que la inversión anual promedio requerida para alcanzar el objetivo de crecimiento del 7% marcado por los Objetivos de Desarrollo Sostenible es de unos 462.000 millones de dólares y que las necesidades de inversión anual promedio para poner fin a la pobreza extrema en esos países asciende a 485.000 millones de dólares.
Además, la inversión anual promedio para duplicar sus manufacturas en el total del PIB se calcula en más de un billón de dólares.
La UNCTAD agregó que para generar suficiente financiamiento para el desarrollo, esos países necesitarán fortalecer su capacidad fiscal, aumentar la movilización de recursos internos y mejorar la efectividad del gasto público, aunque aclaró que incluso esto no sería suficiente.
“La comunidad internacional tiene un papel esencial de apoyo al financiamiento adecuado de los países menos desarrollados para propulsar su desarrollo sostenible”, explicó el estudio.
Recuperación larga
Según el análisis de la UNCTAD, la mayoría de esas naciones necesitará de tres a cinco años, si no más, para recuperar el nivel de PIB per cápita que tenían en 2019.
Los esfuerzos nacionales para recuperarse deben basarse en una nueva generación de medidas de respaldo internacional alineadas con sus necesidades y las realidades de este siglo, aseveró Paul Akiwumi, director de la División de la UNCTAD para África y los países menos adelantados.
Enfatizó que es imperativo que estos países se diversifiquen para que dejen de depender excesivamente de los productos básicos y especificó que para eso hace falta una política industrial orientada al crecimiento ecológico.
Akiwumi llamó a que la inversión en las capacidades estatales y productivas de esas economías sea el centro del programa de acción para la década de 2022 a 2031.
También exhortó a los gobiernos de los países menos desarrollados a adaptar los programas negociados a nivel internacional a sus condiciones nacionales únicas, y a sopesar bien sus decisiones al formular sus planes nacionales de desarrollo.