Leí ayer la entrevista de Reforma con cuatro exdirigentes del PRI sobre la iniciativa de reforma eléctrica de López Obrador. Todos la rechazaban por diferentes razones. Pedro Joaquín Coldwell, quien también fue secretario de Energía el sexenio pasado, preguntaba: “¿Qué le va a decir el PRI a las nuevas generaciones de mexicanos que traen una conciencia ambiental mucho más sólida que nuestra generación, del daño ambiental que se va a causar cuando se le dé prioridad a la electricidad fósil sobre la electricidad verde?”.
Creo que éste es uno de los argumentos más poderosos en contra de la reforma de AMLO. No es posible que, mientras el mundo se está moviendo hacia las energías limpias para, literalmente, salvar al mundo de una hecatombe ambiental, el gobierno mexicano quiera privilegiar la generación de electricidad quemando hidrocarburos.
¿Dónde están todos los que se presumen de ecologistas en este grosero intento de contaminar así el medio ambiente?
Francamente no los veo. Parece que no existieran. Comienzo a sospechar que en México sólo tenemos ecologistas de dientes para afuera. Los típicos progres que se apuntan en las iniciativas políticamente correctas para apantallar a sus amistades. Pero, de acción política, nada.
Picado por la curiosidad, me metí al internet para ver cómo han reaccionado las organizaciones no gubernamentales dedicadas al ecologismo en relación con la iniciativa eléctrica de AMLO.
Primero me di a la tarea de averiguar las principales fundaciones dedicadas a proteger el ecosistema mexicano. De esta forma encontré a Naturalia. Acudí a su sitio de internet para ver su posicionamiento sobre una reforma que, con la contaminación que produciría, afectaría la conservación de especies silvestres. No encontré ninguna postura. No es un tema importante para ellos.
Lo mismo con Endesu. Nada en su sitio. Y sigo con la lista de asociaciones sin ningún tipo de posicionamiento: Pronatura México, WWF México (siglas en inglés del Fondo Mundial para la Naturaleza), la Organización Mexicana para la Conservación del Medio Ambiente y el Fondo Mexicano para la Conservación de la Naturaleza. Ellos están en lo suyo, es decir, “proteger” el medio ambiente, aunque el gobierno vaya a contaminarlo y calentarlo.
Fue hasta que llegué al sitio del Centro Mexicano de Derecho Ambiental (Cemda) que encontré un comunicado sobre la reforma. Por fin. Además de esta asociación, lo firman AIDA, CERCA, Colectivo Ecologista Jalisco, Colima 2030, Conexiones Climáticas, ICM y Greenpeace México.
Titulado Combustóleo y carbón: los combustibles más contaminantes, los preferidos de la reforma eléctrica, el manifiesto critica la reforma. Vaya. De aprobarse, “afectaría el derecho humano a la salud, a un medio ambiente sano y a la participación. Igualmente, alejaría al país de cumplir sus metas nacionales de transición energética y acuerdos climáticos internacionales en un contexto donde la política climática del país ya ha sido catalogada como altamente insuficiente”.
Por si hubiera dudas de lo que significaría priorizar la generación eléctrica con combustibles fósiles, tal y como pretende el gobierno, he aquí una explicación de lo que significaría:
“Quemar carbón y combustóleo implica emitir gases y compuestos tóxicos como el dióxido de azufre, material particulado, óxidos de nitrógeno, mercurio, plomo, entre otros que dañan la salud de las personas y contribuyen al alza en enfermedades respiratorias y al incremento en muertes prematuras por la mala calidad del aire. Las comunidades cercanas a las centrales termoeléctricas de carbón y combustóleo son aquellas que sufrirían directamente los impactos negativos de esta reforma; indirectamente, todas las personas padeceremos la agudización de los efectos del cambio climático. En el caso del carbón, la contaminación por su combustión expone a más de 540,000 personas a vivir con niveles de contaminación que exceden los límites de la Organización Mundial de la Salud. Se estima que siete millones de muertes ocurren cada año debido a la contaminación atmosférica”.
Es una vergüenza que muchas asociaciones civiles ecologistas no se hayan pronunciado sobre la reforma eléctrica. Quieren salvar al jaguar sonorense o al águila real, pero les importa un bledo que los humanos respiremos gases tóxicos. Por lo menos ocho organizaciones sí lanzaron un comunicado. Qué bueno. Ahora tendrían que movilizar a los miles de ecologistas que supuestamente existen en este país para rechazar una iniciativa que privilegia las energías fósiles. Espero, con ansiedad, su convocatoria.
Twitter: @leozuckermann