Para 2022, el asunto que más me inquieta es la en y su relación con el crecimiento económico.

Desde marzo, los precios comenzaron a crecer en términos anualizados por arriba de la meta del Banco de México (3%). El último dato, correspondiente a la primera quincena de octubre, fue del 6.12% con respecto al mismo periodo del año pasado. Estamos muy lejos de aquellas inflaciones de los años ochenta y noventa de dos y hasta tres dígitos anuales. Pero también es cierto que la inflación ha demostrado ser más permanente de lo que se había anticipado y, eso, comienza a inquietar.

¿Podremos regresar pronto a la meta del Banco de México sin poner en riesgo la recuperación económica?

El tema es controversial.

Cuando comenzó la inflación, la mayoría de los economistas argumentaron que era un fenómeno transitorio que venía de fuera. Los países desarrollados, en particular , implementaron políticas monetarias y fiscales muy agresivas para estimular a sus economías después del cierre total o parcial por la pandemia de covid-19. Esto incrementó la liquidez como no se había visto en décadas. Comenzó, así, un boom de consumo de ciertos productos, en particular electrodomésticos.

Los precios de las materias primas aumentaron rápido. La economía mundial no estaba preparada para la sobredemanda en ciertos mercados. Apareció escasez en algunos productos. Por ejemplo, en los semiconductores, lo cual generó un retraso en la producción de automóviles. Subieron, además, los costos de transporte y distribución como consecuencia del cierre de algunos puertos. Todo esto generó las presiones inflacionarias.

La caída de la economía mundial fue brutal el año pasado. Pero la recuperación fue rapidísima este año producto de la enorme cantidad de dinero que inyectaron los centrales y gobiernos para estimular la economía. La mayoría de los economistas consideró que la inflación sería temporal; en la medida en que se resolvieran los problemas de oferta y se estabilizara la demanda de ciertos productos, regresaría a sus niveles históricos.

En Estados Unidos, la inflación histórica anual es de un poco más de 3%. Sin embargo, desde mayo de este año, la tasa está por arriba de 5%. Esto ya prendió las alarmas de la Reserva Federal, que anunció que en los próximos meses podría comenzar a reducir la compra de bonos (el mecanismo que utilizan para inyectar liquidez) y aumentar las tasas de interés el año que viene (hoy está en 0.25%).

Si es así, cambiaría el ciclo monetario en Estados Unidos. Se trata de la decisión económica más importante para el mundo entero. El reto para el banco central estadunidense es el timing de sus determinaciones. Si se tarda o adelanta con las tasas de interés, podría ser gravísimo para EU y las economías, como la mexicana, que tanto dependen de ese país.

En México, desde junio, el Banxico comenzó a incrementar las tasas de interés para contener la inflación y adelantarse a las expectativas del cambio en el ciclo monetario estadunidense. De 4% la subieron a 4.75 por ciento. El gobernador, Alejandro Díaz de León, ha dicho que el banco central seguirá haciéndolo para lograr una “convergencia ordenada” que permita regresar al objetivo inflacionario.

Sin embargo, no todos los miembros de la Junta de piensan así. El subgobernador Gerardo Esquivel, junto con otros dos economistas, publicaron recientemente el ensayo La dinámica inflacionaria en México en un contexto de recuperación y pandemia. Ahí demuestran empíricamente que el “actual episodio inflacionario podría considerarse de naturaleza transitoria”.

Por tanto, utilizar la política monetaria para controlarla sería “inefectiva e ineficiente”. Subir las tasas de interés no incidiría en los precios. Incluso sería contraproducente: “una política monetaria más restrictiva tendría un impacto directo y negativo en un rango amplio de márgenes de la economía como son el consumo, la inversión, el crédito al sector privado, las finanzas públicas y los mercados financieros nacionales”.

El Banxico está dividido entre “halcones” y “palomas”. Hasta ahora han ganado los primeros, liderados por Alejandro Díaz de León. Pero el gobernador termina su periodo en diciembre. Lo sustituirá el exsecretario de Hacienda, Arturo Herrera, quien ideológica y personalmente es más cercano a Esquivel. ¿Será, entonces, que el año que entra tendremos un banco central donde dominen las “palomas”?

Habrá que estar muy atentos de las decisiones de la Reserva Federal y del Banxico. Si lo hacen bien ambas instituciones, la inflación, efectivamente, será temporal. Pero, si se equivocan, agárrense porque o subirán más los precios o se pondrá en peligro la recuperación económica.

 

           Twitter: @leozuckermann

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