Hay que celebrar el regreso de las reuniones de los tres jefes de de América del Norte. Lo que antes se realizaba con frecuencia, debido a la creciente interdependencia de los países, se suspendió por culpa del pernicioso unilateralismo de Trump.

En la superficie le fue muy bien a nuestro Presidente. Recibió muchos apapachos del primer ministro canadiense y, sobre todo, del presidente estadunidense. Y es que  llegó a Washington con una popularidad alta (la mayor de los tres jefes de gobierno) y con una palanca poderosísima en la relación bilateral con Estados Unidos. Me refiero al tema migratorio.

La Cumbre del jueves pasado se dio en un contexto donde, por un lado, crece la migración de indocumentados hacia EU y, por el otro, disminuye la popularidad de .

La oposición republicana está todos los días friendo en aceite hirviendo al presidente demócrata por el tema migratorio. La suerte electoral del partido de Biden en las elecciones intermedias de 2022 y las presidenciales de 2024 dependerán de manera crítica en que pueda detener la creciente migración de indocumentados de Centroamérica, el Caribe y cada vez más de . En este sentido, necesita de la ayuda de AMLO para frenar el flujo migratorio en territorio mexicano. México ya está dedicando más de 20 mil elementos de la Guardia Nacional para este propósito.

Sí, nuestro país le está haciendo el trabajo sucio a EU, lo cual debe apreciar mucho Biden. Y todo indica que seguirá requiriendo de AMLO para “resolver” este tema. Entrecomillo el verbo porque el problema, en el fondo, es irresoluble en la medida en que siga existiendo tal disparidad de ingreso entre EU y sus vecinos del sur. Sería más correcto decir que Biden necesita de AMLO para atemperar la ola migratoria.

Nuestro Presidente, como buen político que es, lo sabe y usa. Para eso son las palancas de poder. Por tal motivo, Biden no se mete en temas escabrosos que puedan enojar al mandatario mexicano, como todo lo que está sucediendo en el sector energético, un tema que, al parecer, no se tocó en Washington, a pesar de que está afectando derechos e intereses de compañías estadunidenses que operan en México.

Pero no nos hagamos bolas. No por eso significa que Estados Unidos le dejará pasar a Andrés Manuel López Obrador este tipo de afrentas. La Unión Americana es mucho más que su presidente. Los negocios afectados en el sector energético están operando para presionar al gobierno mexicano por medio de otros actores políticos como el o los gobiernos locales.

En vísperas de la reunión del jueves pasado, el gobernador de Texas, Greg Abbott, le envió una carta durísima al presidente Biden, quejándose no sólo del problema migratorio, sino de lo que está ocurriendo en México en el ámbito económico:

“Tomé medidas para proteger los activos estadunidenses de la incautación por parte del gobierno mexicano, lo que podría violar las leyes de comercio internacional. La situación actual es insostenible para las empresas estadunidenses que buscan continuar con sus operaciones comerciales y se está convirtiendo rápidamente en una barrera absoluta para el libre comercio, las transacciones energéticas y la inversión privada estadunidense en la región. Requiere atención inmediata por parte de su administración para evitar daños irreparables a las empresas y trabajadores de Texas.”

Nótese el lenguaje: incautación, insostenible, barrera absoluta, daños irreparables.

En la medida en que se sigan violando los derechos de propiedad en México en el sector energético, continuarán las presiones desde Estados Unidos. Sobre todo si, a partir del año que viene, los republicanos ganan posiciones en el Congreso y, desde luego, si  o algún republicano más trumpista que Trump, gana la elección en 2024.

Con inteligencia, AMLO usó la palanca migratoria a su favor. Biden fue pura miel y hojuelas. Hubo logros importantes como un acuerdo para donar vacunas para América Latina y el Caribe. Además, López Obrador volvió a posicionar el tema de la reforma migratoria en EU que regularizaría a millones de indocumentados, la mayoría mexicanos. Unos días antes, incluso, dijo que anunciaría a los legisladores estadunidenses que votaran en contra. Celebro este activismo del Presidente. Muy diferente a la bobería de la no intervención en asuntos internos de otros países. Pero el que se lleva, se aguanta, así que AMLO debe prepararse para la andanada en contra de su gobierno por la agenda estatista en materia energética. La carta de Abbott es una muestra de que del otro lado del río Bravo también presionarán, y duro, para influir en la política interna mexicana.

  • Twitter:@leozuckermann

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