En esta ocasión debo comenzar agradeciendo a Dios por permitirme iniciar un año más de mi vida. También, agradezco ampliamente a quienes tuvieron la gentileza de felicitarme a través de llamadas, mensajes, correos electrónicos y personalmente. En verdad, ¡muchas gracias!

En temas más escabrosos, esta semana también se cumplen tres años de la llegada de Andrés Manuel López Obrador a la Presidencia de la República. Paradójicamente, y aunque el propio diga que “eso sí calienta”, su , como muchos otros que le antecedieron, ha generado una gran expectativa durante la primera mitad de su sexenio, y, como ya se vislumbra, la segunda parte de su gobierno no se antoja para nada favorable.

Lamentablemente, como lo advertí, el tiempo me concedió la razón y ya empezamos a percibir las primeras señales de un panorama económico nada alentador: inflación, devaluación, la obligatoriedad de los para inscribirse en el Registro Federal de Contribuyentes (RFC), el recorte presupuestal a sectores primordiales; sin dejar de lado, la conducta amenazante del Ejecutivo federal contra el y contra periodistas que antes consideraba sus aliados (léase Carmen Aristegui); allende de su intención de reservar toda información que, a su consideración y conveniencia, decida clasificar como “seguridad nacional”. Lo más grave, sin duda, es el “aplauso” incondicional y desmedido de sus seguidores.

Una tarea nada sencilla la que heredará la o el sucesor del tabasqueño. En el caso de las fuerzas de oposición, primero deberán ponerse de acuerdo y apechugar si es que realmente quieren sobreponer el interés general y competir; en caso contrario, se tendrán resultados catastróficos (para los partidos de oposición). Como muestra de ello, está la elección de Baja California, basta recordar que el partido blanquiazul, por sus pistolas y sin más argumento que su capricho, se negó a concretar una coalición realmente competitiva que aglutinará al PAN, PRI, PRD, PBC y PES. Su necedad los llevó al declive electoral, aunque, no así al político, por lo menos así lo evidencian los exmilitantes del partido azul que han sido insertados en la nómina gubernamental.

En las huestes oficialistas podemos notar un sesgo muy marcado hacia la -todavía- jefe de Gobierno de la , hecha a imagen y semejanza del expresidente legítimo de , también exjefe de gobierno de origen pri-prd-morenista.

Muy a pesar de ello, el ex jefe de Gobierno, exprocurador de justicia capitalino, exdiputado federal y discípulo del extinto Manuel Camacho Solís, , no baja la guardia, sino que redobla esfuerzos e intensifica en agenda ante actores y organismos internacionales, sin descuidar su presencia en .

no tendrá más remedio que aplicar la vieja tradición de “tirar arriba para caer abajo”. Y, en el caso de Gerardo Fernández Noroña, el chiste se cuenta solo. Así que, en la carrera presidencial, hasta el momento, la suerte está echada entre dos: la “creación” lopezobradorista y quien ha sido -y es- el más fuerte competidor del presidente.

A manera de colofón, si es que alguien cercano al presidente lee estas líneas, sugiéranle que piense dos veces en integrar al exgobernador fugaz de Baja California a la Secretaría de Gobernación, pues ésta es la responsable de dirigir la política interior del país, por lo cual requiere de un perfil respetuoso, tolerante, sujeto al diálogo y dispuesto a lograr consensos. Al tiempo…

Post scriptumUn líder es un vendedor de esperanza”, Napoleón I, Bonaparte.

* El autor es doctorando en Derecho Electoral y asociado individual del Instituto Nacional de Administración Pública.

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