Es inevitable. Conforme se acerca el fin del sexenio y la sucesión presidencial, aparecen presuntos actos de corrupción o conflicto de interés del gobierno en turno. Así es la política.
En este caso, apareció un reportaje sobre el hijo del Presidente, Andrés Manuel López Beltrán. Y el padre, con la espada desenvainada, salió a defenderlo sin miramientos, atacando a dos de los medios que publicaron el reporte. El mensaje es clarísimo: AMLO será implacable con cualquier caso de corrupción o conflicto de interés que involucre a su gobierno y se atrevan a publicarlo. El tabasqueño está dispuesto a enfrentarse con Carmen Aristegui para que todos los demás escuchen. Saca a relucir sus misiles con el fin de amedrentar a los medios.
Cuando tomó posesión, AMLO se comprometió a “no robar y a no permitir que nadie se aproveche de su cargo o posición para sustraer bienes del erario o hacer negocios al amparo del poder público. Esto aplica para amigos, aplica para compañeros de lucha y familiares. Dejo en claro que si mis seres queridos, mi esposa o mis hijos, cometen un delito, deberán ser juzgados como cualquier otro ciudadano. Sólo respondo por mi hijo Jesús, por ser menor de edad”.
Parece que se le olvidó dicha promesa. Ayer salió a la defensa de su otro hijo, ya mayor de edad, por la investigación periodística de Tania Gómez y Sergio Rincón, publicada en varios medios, entre ellos Aristegui Noticias y la revista Proceso.
¿Cuál fue la revelación?
Que un amigo de la infancia de López Beltrán, Hugo Chávez Ayala, participó en el diseño del programa Sembrando Vida del actual gobierno y, como tal, “impulsó el cultivo de cacao en Tabasco, a pesar de que la comunidad no escogió ese cultivo en la etapa de consenso, donde se priorizaron otros 25 productos”. Se incumplieron, así, las reglas del programa.
Los campesinos tabasqueños no conocían el cultivo de cacao. Afirman “que no existían condiciones de altura y sombra en el terreno”. No obstante, lo hicieron porque, de lo contrario, no recibirían los apoyos económicos del gobierno. Muchas de las plantas de cacao se murieron.
El problema es la relación del hijo de AMLO con Chávez, quien “ha sido consultor en la producción cacaotera de la finca El Rocío, propiedad de los hijos mayores del Presidente”. Beneficiarios de Sembrando Vida revelaron que el cacao sólo se lo pueden “vender a Hugo” y, al parecer, parte de la producción va para Rocío Chocolate, la marca que estableció López Beltrán este sexenio. Estamos hablando, entonces, de un posible conflicto de interés.
Chávez niega tener “una relación comercial con los hijos del Presidente”. Sin embargo, el reportaje habla de sospechosos vínculos (véase el reportaje en https://www.connectas.org/especiales/sembrando-vida-y-la-fabrica-de-choc…).
La investigación, además, habla de un posible registro fiscal irregular de la empresa de López Beltrán y la custodia de la finca de los hijos del Presidente por parte de la policía de Tabasco.
Para el reportaje, los periodistas solicitaron la opinión de López Beltrán y López Obrador, pero ambos declinaron.
Después de leer el reportaje, me quedé con la sensación de que, si el Presidente lo hubiera dejado pasar, hubiera tenido muy poco impacto mediático. No estamos, creo, frente a un escándalo mayor. Más que ser un caso de corrupción, parece uno de conflicto de interés. El propio López Beltrán lo hubiera podido atajar, a menos que, efectivamente, haya algo más gordo.
Pero el papá ya lo hizo más grande al atacar a Aristegui y Proceso. “Nunca han estado a favor de nuestro movimiento, que ellos dicen que, porque son independientes, y yo sostengo que sí son independientes, pero independientes del pueblo, que nunca se han involucrado, nunca han hecho un periodismo en favor del pueblo”.
A Proceso, el Presidente ya lo había criticado en el pasado, cuando le disgustaba alguno de sus artículos. La novedad es la inclusión de Aristegui, a quien atacó por escribir en Reforma “y pertenece, pues, al grupo que apoya al bloque conservador”. Era, según el Presidente, “una especie de paladina de la libertad, y yo tengo otra opinión, porque cuando nosotros estábamos en la oposición me entrevistaba una vez cada seis meses y buscaba ponerme en entredicho, como buena periodista conservadora”.
Bienvenida, Carmen, al hit parade de los periodistas que AMLO considera conservadores y, por tanto, deshonestos. Esto significa todo lo contrario: que, como en otros sexenios, lo tuyo es el periodismo que desnuda los secretos del poder y no el adulador de los gobernantes en turno. Felicidades por seguir haciendo bien tu trabajo.
Twitter: @leozuckermann