No hemos llegado a la pospandemia. La variante Ómicron vino a dejarlo en evidencia. Su aparición en Sudáfrica es la consecuencia de haber descuidado la entrega de vacunas en África, además de una buena noticia para algunas empresas del sector farmacéutico y malos augurios para casi todos los demás. Se reencienden los focos de alerta en el sector turismo. Será una losa para la recuperación y, muy probablemente, tendrá un impacto inflacionario. Esto quiere decir presiones alcistas en las tasas de interés de la Fed.
Antes del Ómicron, hablábamos de la cuarta ola y de los riesgos de no haber alcanzado las metas de vacunación, en México ni en el mundo; de los problemas de coordinación y logística para apoyar a los países mas pobres… de las dificultades de algunas naciones desarrolladas para “convencer” a los antivacunas.
Seguimos en territorios de Coronanomics. Esto quiere decir que algunas de las principales decisiones de inversión y consumo están determinadas por lo que ocurre en el frente médico y de salud pública. Esto se reflejará en las principales cifras de actividad económica y modificará los pronósticos para el 2022. Menos crecimiento y mas inflación nos esperan. Esto es así porque tenemos a la incertidumbre en el centro del escenario. De la variante del virus sabemos que produce síntomas de cansancio, que ya llegó al continente americano, pero ignoramos muchas cosas, entre ellas su letalidad y la eficacia de las vacunas conocidas. El no tener respuestas precisas produce el tipo de dudas que pega a los mercados y afecta el ánimo de consumidores e inversionistas. No todo son nieblas o tinieblas. Hay buenas noticias desde Hong Kong, donde encontraron la forma de aislar el virus, cuatro días después de su descubrimiento.
No sabemos qué pasará con la pandemia pero más vale ser realistas y descartar la posibilidad de que ocurra un milagro. Está claro que algunos países tendrán mas dificultades ante una realidad más complicada. Son los que tienen bajas tasas de vacunación, los que cuentan con poco margen de maniobra fiscal y aquellos que tienen una alta dependencia del sector turismo en su economía. México está en la zona de turbulencias porque en esas tres variables se prenden las luces en el tablero.
El mundo está en alerta. Israel ha puesto límites muy severos a la entrada de viajeros. Europa avanza en la implementación de medidas que restringirán la movilidad de los no vacunados. China está dejando claro que no le temblará la mano para imponer restricciones más severas. Son tres formas de lidiar con el covid, que son observadas por el resto del mundo. México ha sido referencia y es obvio que necesitamos trabajar diferente para tener mejores resultados. Somos uno de los países que peor ha manejado la pandemia, lo dicen las estadísticas de muertes y algunas instituciones de referencia internacional, la revista The Lancet y la Universidad de California. Somos, también, uno de los países que resintió un mayor impacto económico en la pandemia, considerando el agregado del 2020 y 2021 tendremos un balance negativo de 2 o 3 puntos del PIB.
¿Estamos de regreso en el escenario que vivimos en el 2020? Claramente no. Tenemos las vacunas y una gran cantidad de conocimientos sobre qué es el virus y qué podemos hacer para “convivir” con él. También algunas lecciones aprendidas en política económica. No volveremos al cierre masivo de empresas y quizá tampoco al confinamiento generalizado de las personas en sus hogares.
¿Qué pasará con la inflación? Esta es una de las grandes diferencias respecto a los primeros meses de la pandemia, donde vivimos un descenso generalizado en los precios, incluyendo valores negativos para el petróleo. Ahora tenemos cuellos de botella y dislocación de cadenas de valor. Problemas en el mercado laboral estadounidense porque no hay gente para cubrir miles de plazas disponibles. Un virus más contagioso pondrá más estrés en las cadenas de valor y en el mercado laboral. Con toda probabilidad, habrá más presiones inflacionarias. Serán globales y vendrán de fuera. Cuando al mundo le da gripe, a México… no le da un catarrito.