Empieza el año con las mismas coordenadas de 2021. Los estudios de estado de ánimo de los mexicanos muestran una esperanza y una confianza innegables, tan incontrovertibles como su desvinculación completa con la realidad. La confianza del consumidor del Inegi y las expectativas de un “buen año” en El Financiero (ciertamente sensible a la opinión gubernamental) sugieren que el mexicano piensa que su ingreso, su empleo, su consumo y su bienestar en general mejorarán en 2022: 81 % cree que 2022 será bueno o muy bueno. Todos los resultados de crecimiento económico del año que concluyó y del que arranca muestran exactamente lo contrario. Si habláramos de la pandemia, de las vacunas y del ómicron, comprobaríamos la misma sensación. Seguimos en el pensamiento mágico.

Ilustración: Sergio Bordón

Podemos formularnos dos tipos genéricos para tratar de entender la especificidad de este pensamiento mágico en particular, a diferencia de otros en o en el extranjero. ¿Cómo se compara la situación previsible para 2022 con la de otros años en México, ya sea en función del ciclo sexenal (cada cuarto año), ya sea del ciclo económico (cada segundo año después de una fuerte contracción: 1997, 2011, 2022)? Y, ¿cómo se compara el comportamiento de la economía mexicana con el de otros países afines, ya sea , el socio principal, ya sea de América Latina, de ingreso y desarrollo parecido (Chile o Brasil)?

En los dos casos, la respuesta es mala para este . En cada episodio mexicano o internacional anterior o presente (y nos podríamos remontar a 1984 o a 1978), o bien se recuperó lo perdido al cabo de los dos años subsiguientes a la crisis (comparación mexicana), o bien Estados Unidos, Brasil y Chile habrán remontado la cuesta y para finales de 2021 ya habían vuelto a niveles superiores a 2019, y todo lo que crezcan en 2022 será de ganancia positiva. México, en cambio, perdió 8.5 % en 2020; recuperó 5.5 % (en realidad un poco menos, porque no es una suma y resta aritmética) en 2021 y, si nos va muy bien, para finales de 2022 estaremos donde estábamos en 2019.

El gobierno miente sistemáticamente al respecto, más que otros gobiernos mexicanos en el pasado, y más que otros gobiernos extranjeros en el presente. Pero es cierto que todos los gobiernos tuercen la verdad y presentan sus resultados bajo la mejor iluminación posible. La pregunta entonces pasa a ser: ¿por qué los mexicanos le creen a este gobierno, algo que no hacían desde hace tiempo (digamos, desde Salinas), o qué no hacen los norteamericanos, los brasileños o los chilenos? Veo dos respuestas posibles.

Primero los medios, sin singularizar. En Estados Unidos, Fox News le creía todo a Trump, y nunca lo contradecía, y MSNBC tiende a ser poco crítica con Biden, aunque la simetría sea inexistente. Pero cuando Fox aplaudía a Trump, MSNBC y CNN lo denunciaban, y ahora que estas dos cadenas tienden a ser lo más complacientes posibles con Biden, Fox lo lincha cada noche. Igual para el Wall Street Journal, por un lado, y el New York Times por el otro. Se podría decir lo mismo de Rede Globo, de Folha de São Paulo y de Veja en Brasil, aunque tienden a ser críticos de todos los gobiernos. En otras palabras, en efecto, ni el chileno, ni el brasileño ni el norteamericano de a pie tienen por qué saber que las cifras que ofrece su gobierno sobre la economía son falsas, pero tienen cómo saberlo si quieren hacerlo. El mexicano de a pie, no. Su única opción es creerle al presidente actual, y punto.

La segunda razón es la competencia y la presencia de la oposición. Me resulta divertido ver cómo la comentocracia vocifera contra la mediocridad de la oposición actual, pero no resalta que existe una enorme disparidad en el acceso a los medios masivos de comunicación entre ella y López Obrador, empezando por la mañanera. Ya que todos estamos de acuerdo en que no se trata de una conferencia de prensa, sino de un mensaje a la nación (como lo era el Aló Presidente de Hugo Chávez en Venezuela), debiera haber derecho de réplica. ¿Cuándo? Todos los días, después de cada segmento de la mañanera, en vivo o en resúmenes.

¿Pensamiento mágico? Sin duda, pero desde las diversas interpretaciones modernas (a partir del siglo XVIII) de la mitología griega, sabemos que dicho pensamiento posee bases materiales verdaderas. Estas son, en 2022, en México.

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