En caso de que se apruebe la iniciativa de de , las agencias internacionales Moody’s y Standard & Poor’s podrían reducir la del país, y ponerlas en perspectiva negativa, lo que mantiene el riesgo de que se mantengan a la baja en los próximos años, advierte del banco estadounidense JPMorgan Chase.

“Los tiempos (de la baja en la calificación) podrían ser bastante complicados debido al inminente inicio de la restricción cuantitativa por los principales bancos centrales, y dado que México ha sido reconocido como un ejemplo regional de disciplina fiscal, métricas macroeconómicas saludables y solvencia financiera”, advierte el banco estadounidense.

Además, según el banco, la Directa se mantiene estancada en torno a los 20 mil millones de dólares, aunque su evolución dependerá mucho de los funcionarios estadounidenses, ante las consecuencias negativas de la reforma para el T-MEC.

Esto, adelanta, causará preocupaciones sobre la balanza de pagos, que podrían surgir “más temprano que tarde”.

En México, la discusión de la reforma está en el proceso del Parlamento Abierto, que terminará el próximo 15 de febrero; sin embargo, el banco dice que todavía no está claro si empujará una aprobación exprés en las cámaras o si buscará un consenso para la iniciativa presidencial para asegurar que la iniciativa energética que “mira al pasado” alcance el apoyo necesario para obtener el grado constitucional, es decir el de dos terceras partes de la Cámara de Diputados y Senadores, así como la aprobación de la mitad de los Congresos estatales.

Las advertencias sobre el impacto de la reforma provienen de centros de estudios privados, una cantidad importante de organizaciones del sector privado, y legisladores estadounidenses demócratas y republicanos, quienes han expresado serias preocupaciones sobre los costos a largo plazo de la reforma, así como las implicaciones negativas a la relación bilateral dentro del T-MEC.

“Creemos que la ley pasará de alguna forma -probablemente diluida para asegurar el apoyo de legisladores de otros partidos- aunque los tiempos son poco claros”, dice el banco que además recordó que la intención de la reforma es incrementar la dominancia de y en el sector energético nacional, mientras borra a los reguladores sectoriales, que deberían mantenerse vivos y fortalecerse para asegurar el correcto funcionamiento de los mercados energéticos, para asegurar así una mejora en la eficiencia, así como la reducción directa e indirecta de los costos.

La fecha final de la votación de la reforma, según JPMorgan Chase es incierta, debido a que Morena requiere asegurar los votos antes de subir la reforma, probablemente en marzo, aunque en este proceso se atraviesan otros temas políticos como la revocación de mandato, programada para abril, y las elecciones a gobernador de seis estados, a mediados de año, por lo que la votación podría extenderse hasta septiembre de este año, cuando arranque el segundo periodo de sesiones legislativo.

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