La preocupación por el va más allá del aumento en la temperatura y la  pérdida acelerada de la biodiversidad. En los últimos años se ha entendido que representa un  riesgo para la economía mundial y que afectará a muchas ramas de actividad económica,  entre ellas, al sector financiero, advirtió la Fundación de Estudios Financieros (Fundef).

“A nivel micro afectará el desempeño económico de las empresas a lo largo de toda la cadena de valor y causando cambios en costos, ingresos y en algunos casos pérdidas. A nivel macro tendrá consecuencias como depreciación del capital, cambios de precios, afectaciones en productividad y fricciones en el mercado laboral”, detalló.

Por su parte, indicó, para el sector financiero el impacto de los riesgos asociados al cambio climático y la pérdida de naturaleza pueden materializarse a través de los riesgos tradicionales a los que se enfrenta el sector. Por ejemplo, riesgos físicos que afecten al sector real se pueden transmitir en riesgo de crédito, operacional y de mercado al sector financiero.

Por lo anterior, se vuelve necesario evaluar e integrar los riesgos climáticos y de pérdida de  biodiversidad dentro del conjunto de riesgos que pueden afectar al sector financiero. La preocupación es compartida tanto por las entidades que forman parte del sector financiero como por reguladores y supervisores.

Por su función fiduciaria ante ahorradores e inversionistas, los intermediarios financieros tienen la responsabilidad de conocer, mitigar y manejar los riegos financieros que el cambio  climático y la pérdida de la naturaleza traen consigo. Esto debido a que pueden afectar de  manera importante la dinámica de negocios, rentabilidad y capacidad de pago de sus  acreditados.

El sector financiero también será parte de esta transformación. Por el rol como intermediario entre el ahorro y la inversión, puede facilitar la canalización de fondos hacia actividades que contribuyan a la transición.

El mismo cambio climático podría ser una oportunidad 

Para el sistema financiero el cambio climático representa también un área de oportunidad ya  que hay que financiar iniciativas con un objetivo de desarrollo sostenible. Esto puede  contribuir la reasignación de capital hacia activos neutros en carbono y facilitar nuevas  fuentes de financiamiento.

Las instituciones financieras avanzan cada vez más en la exploración de los tipos y el alcance  que tienen las metodologías y herramientas institucionales para la evaluación y el manejo de riesgos ASG en sus inversiones, actividades crediticias y administración de sus carteras.

El sector financiero reconoce que invertir en sostenibilidad no es solo una cuestión de  compromiso, sino que, cada vez más, es un factor potencial de mayor rentabilidad, resiliencia y productividad.

Por su parte, los bancos centrales deben tener en cuenta los impactos ambientales de sus  propios instrumentos y canales de transmisión, así como asegurarse de que sus balances no  estén desalineados con los objetivos ambientales nacionales y globales.

Los bancos centrales y supervisores también deben mejorar la revelación de los riesgos  ambientales y climáticos. Hay que desarrollar una taxonomía estandarizada que separe las  actividades sostenibles de las que no lo son, aclarar cuán sostenible es cada actividad y  establecer estándares de revelación de información.

Los reguladores y supervisores del sistema financiero también deben desarrollar marcos que  permitan la identificación y gestión de riesgos climáticos y aquellos asociados a la pérdida  de biodiversidad, incentivando una transición hacia la descarbonización de la economía.

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