Rocío Franco es un ama de casa que acude cada año por estas fechas a La Viga, el mercado de pescado y mariscos más grande de América Latina, en busca de los mejores para sus comidas de Cuaresma mientras esquiva el impacto de la en .

“Venimos aquí cada año. Es para los festejos de ”, señala Rocío en entrevista mientras revisa la mercancía que ofrecen en las paradas.

Ella, como miles de mexicanos, se unen a la costumbre de Cuaresma de no comer carne en estas fechas y este enorme mercado, ubicado al oriente de la capital del país, es la mejor opción para hallar buenos precios.

Sin embargo, este año, Rocío, quien llegó al lugar acompañada de su nieto, se encontró con que los precios de los productos no eran precisamente lo que esperaba.

“Está muy caro todo. La verdad no conviene hacer (cocinar) pescado, pero lo tenemos que hacer. Nuestras tradiciones no tenemos que dejarlas”, considera.

La ama de casa relata que el camarón pacotilla, utilizado generalmente para preparar cócteles de mariscos, elevó su precio.

“(El año pasado) estaba comprando la pacotilla en 150 o 180 pesos pero hoy está en 250 o 275 pesos”, lamenta.

Debido a los precios, acepta que tuvo que limitar la cantidad de producto que regularmente compraba en estos días a los siete integrantes de su familia.

“Hace un año llevé empanadas, filete. Hoy nada más mojarras, surimi, y otras cosas. (Compré) filete pero más barato”, asegura la entrevistada.

Esperanzados

La pandemia, que llegó a México en marzo de 2020, afectó las ventas de los locatarios en este mercado en los recientes dos años. Sin embargo, hoy los vendedores se sienten más esperanzados con las ventas pese a que los productos se han encarecido a raíz de la inflación que sacude medio mundo.

La tasa de inflación en México subió en marzo hasta el 7.45% interanual, su mayor nivel desde 2001. La partida de alimentos, bebidas y tabaco tuvo un aumento del 10.08 % año contra año.

“Ahorita ya se mejoró más (la venta). Hace un año era menos por la pandemia, ahorita ya está llegando, hay más gente. Se está llenando de gente”, dice Justino Ponce, uno de los locatarios de este enorme mercado mientras acomoda el reluciente pescado entre los hielos para mantener su frescura.

Dedicado desde hace más de una década a la venta de pescados y mariscos, Ponce dice que la producción de huachinango, robalo, sierra, cazón, mojarra y camarón escasea y por ello está muy caro especialmente previo a la Cuaresma.

“Aun así la gente llega y se está vendiendo”, agregó.

De acuerdo con proyecciones de la capitalina, durante la temporada de Cuaresma de 2022, cuya duración es del 2 de marzo al 14 de abril, se proyecta una derrama económica en este mercado de 568 millones de pesos, lo que significa 40% más que en 2021. Sin embargo, no todos los locatarios están igual de optimistas.

Juan Camacho, quien dice vender pescado más fino” como el robalo y el huachinango, reconoce que la venta, al menos en los primeros tres días de esta importante semana para los católicos ha sido “normal”.

Previo a la pandemia, las autoridades calculaban que en este mercado se comercializaban, tan solo en Semana Santa, más de 750 toneladas de cerca de 500 especies marinas.

Sin embargo, Camacho no cree que ahora se venda lo mismo: “Aquí la verdad nos ha bajado 40% la venta”.

Inflación impacta

José Luis Hernández se abre camino entre los puestos y compradores que abarrotan el mercado. Él es un comprador mayorista, pues adquiere producto que luego prepara en forma de caldo, cóctel, empanadas y quesadillas en un tianguis de la alcaldía de Iztapalapa, la más poblada de la capital.

Considera que el momento económico que vive México ha impactado de manera importante en su negocio.

“No hay mucho dinero, todo está bien caro, todo ha subido, el aceite, el vaso desechable, las cucharas”. Y reconoce que por ello ha tenido también que incrementar el costo de sus platillos.

Pese a la coyuntura, muchas personas consideran que este mercado es una buena opción para enfrentar los efectos de la inflación en la economía familiar.

“Hay de todo un poco, pero sí está mucho más accesible (el pescado) que en un centro comercial”, dice Jorge Gallardo, quien se acompaña de su esposa, su suegra y su hijo para hacer las compras.

Reconoce que, aunque hay mucha gente, comprar en este mercado tiene beneficios.

«Vale la pena porque sí se ahorra dinero”, afirma, mientras se despide para seguir su camino en los resbalosos pasillos de esta enorme vendimia.

Dejar respuesta

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí