Expedita fue la reacción y felicitación del presidente de México a su homólogo francés, Emmanuel Macron, quien estará en el cargo cinco años más. Contrario a lo que ocurrió en 2021 ante la asunción del estadounidense Joe Biden como presidente, y eso que se supone que, al ser demócrata, es liberal. Bien decía Reyes Heroles: “seremos inflexibles en la defensa de las ideas, pero respetuosos en las formas, pues en política, frecuentemente, la forma es fondo”. Sin embargo, desde ese tiempo, el mensaje del mandatario mexicano hacia nuestros vecinos del norte es bastante claro.
Hablando de, como diría Sor Juana Inés de la Cruz, hombres necios que acusan sin razón y “sin ver que sois la ocasión de lo mismo que culpáis”, el exgobernador efímero de Baja California ya retomó su arraigado vicio por el protagonismo. Concedió una entrevista a un periódico de circulación nacional, en la cual, ninguneo al partido del presidente, y gracias al cual, él mismo fue gobernador, fugaz, pero gobernador al fin. Hay voces que comentan que el puesto que le prometieron en el gabinete no se cayó, sino que se lo tumbaron; otros, aseguran que regresó por el fuero (aunque de decir que sí tenía fuero pasó a que el fuero no existe); mientras, unos más, consideran que quiere descarrilar al actual dirigente nacional de MORENA para convertirse en su reemplazo. Lo cierto es que este jactancioso personaje, insiste en hacer leña del árbol caído.
En contraste, su sucesora realizó un muy importante (y extremadamente urgente) anuncio esta semana. Finalmente, alguien pondrá manos a la obra y buscará solucionar el asfixiante caos vial que padece una de las cinco ciudades más importantes de México. Tijuana es, por muchos, comparada ya con la Ciudad de México, lamentablemente no por sus sitios históricos, museos o belleza arquitectónica, sino por su insoportable tráfico. Es una pena que, aunque los ciudadanos padecerán sacrificios, la inversión pública que atenderá el problema de movilidad se haya retrasado dos años por el desgobierno anterior.
Muy puntual y elocuente, como acostumbra a ser, Diego Valadés, exministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y exprocurador general de la República, puso los puntos sobre las íes al señalar que, actualmente: “No hay nadie en México ajeno a la corrupción ni la inseguridad”. Aunque el intelectual mexicano, quien fue el orador invitado del Grupo 21 de Tijuana, fue políticamente correcto, no dejó de hacer firmes señalamientos: “Es posible que confiemos en la honorabilidad de quienes encabezan las instituciones, pero eso no implica que no se den actos de corrupción”. Aun cuando López Obrador presume barrer las escaleras de arriba hacia abajo (sarcasmo).
A propósito de nuestra relación con Estados Unidos, del Senado y de letrados, recientemente recibí el primer ejemplar del libro “Migración” (M&M Ediciones, 2022), el cual fue compilado por Carlos Mora Álvarez y Hugo Alfredo Hinojosa. Texto en el que tengo la oportunidad de (inmerecidamente) compartir crédito con personalidades como Martha Bárcena, Claudia Ruiz Massieu, Montserrat Caballero, Pedro Ochoa Palacio, Jorge Castañeda, Alejandro Encinas, Tonatiuh Guillén, Jaime Martínez Veloz, José Luis Pérez Canchola, Sergio Sarmiento y Pepe Avelar, sólo por mencionar algunos. Sirva este medio para refrendar mi gratitud por hacerme partícipe de este ambicioso proyecto que busca concientizar a la sociedad sobre un fenómeno por de más antiguo y, a su vez, sumamente vigente.
Post scriptum: “La administración está colonizada por la política”, Diego Valadés.
* El autor es doctorando en Derecho Electoral y asociado del Instituto Nacional de Administración Pública (INAP).
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