No es fácil aceptar lo que quiero decir. No somos una sociedad sana.

No lo somos porque aceptamos que se dañe a las personas y aceptamos, sin hacer nada, que se pierdan recursos, vidas y que se cancele el futuro, como lo conocemos, para ser cambiado por uno más oscuro e incierto.

En muchas ocasiones he escuchado que las personas dicen “es normal”. Es normal este comportamiento, es normal esta actitud, es normal esa manera de educar, es normal esa manera de tratar a los padres o a los hijos.

Pues no. Lo normal es lo menos normal de nuestras vidas.

Padecemos cargas emocionales que nos hacen vivir muy cerca del suicidio. Padecemos conductas que nos mantienen obsesivos por las personas, por la limpieza, por los bienes materiales.

Vivimos sufriendo el desdén de nuestro padre, el castigo violento de nuestra madre, los gritos, los insultos y el rechazo. Lo vivimos como si hubiera pasado ayer, aunque haya pasado en nuestra niñez.

Consumimos alcohol y somos adictos a la bebida, al futbol y a las carnitas.

Así vivimos.

Pero, así como vivimos, somos los normales.

Hay muchas personas en nuestra sociedad que ya están fuera de control y necesitan ayuda y medicamentos y cuidados.

Y para ello, como sociedad, desarrollamos un sistema de salud y construimos instalaciones y como somos regiomontanos, no nos conformamos con apenitas, lo hacemos con toda la mano.

Por eso nos llena el hígado de piedritas cuando nuestros propios diputados se prestan a tomar medidas que nos llevan de nuevo a la oscuridad.

El pasado mes de marzo aprobaron una modificación a la ley de salud que cancela los hospitales psiquiátricos en el país.

La medida, como todas las que impulsa y decide sobre las rodillas, es a todas luces monetaria. Cancela el y se lo queda para su campaña política.

Mientras tanto un recurso que significaba un avance en materia social, se diluye en nada.

La ley dice que todos los hospitales públicos existentes tendrán una sección de psiquiatría con dos camas para atender todos los casos.

Antes teníamos un con doscientas camas. Para compensar eso deberíamos tener cien hospitales públicos con dos camas. Simples matemáticas.

Eso no va a pasar porque no tenemos cien hospitales, entonces es la cancelación de un futuro promisorio para tener ahora un futuro incierto.

La ley establece que todos los pacientes con padecimientos mentales y adicciones recibirán atención en hospitales generales y a través de los sistemas nacionales de salud

Los diputados aprobaron la desaparición de los hospitales psiquiátricos de internamiento, con el propósito de cambiar el modelo de atención y hospitalización de los pacientes con padecimientos mentales, para que reciban tratamiento en el sistema de , “sin retención ni sometimiento a prácticas violatorias de su dignidad”.

¿Qué están presuponiendo? Que los enfermos mentales pueden, una vez que se les ha diagnosticado, andar por la vida. Hay miles y quizá cientos de miles de personas que andan por nuestra ciudad sin estar diagnosticados, cometiendo delitos, viviendo, por ejemplo, como violentos delincuentes. ¿Quiere un ejemplo? El día de ayer se agarraron a golpes, entre ellos, un grupo de policías. ¿Usted cree que esas personas están sicológicamente bien? Y ellos están a cargo de ejercer la protección de la ciudadanía.

¿Ven la confusión que provocan con las palabras que usan? Están presuponiendo que en todos los hospitales psiquiátricos se aplican prácticas violatorias de la dignidad de los pacientes. Y que, con solo cambiarlos a los hospitales públicos, eso ya no pasará, ya no habrá prácticas violatorias a su dignidad.

La verdad es que esas prácticas se aplicaban en los hospitales de Europa durante el siglo XV, por ejemplo, se decía en España que “La Iglesia llegó a considerarse, y la consideraron todos, como la única consoladora de los males que afligían a la humanidad doliente y desvalida”.

En el presente eso ya no ocurre, pero en la cabeza de los diputados de y los que votaron esta ley, la creencia es que AMLO es el único consolador de los males que afligen a los mexicanos dolientes y desvalidos.

La ley ya se votó, probablemente ya se publico en el diario oficial y por lo tanto es obligatoria.

En mi opinión esto también se tendrá que cambiar cuando tengamos un presidente democráticamente electo, que respete y haga cumplir las leyes.

Mantengamos la esperanza. Hasta la próxima.

El autor es experto en comunicación corporativa y situaciones de crisis. Cuenta con un MBA del ITESM

Contacto:

Mail: hirampeon@gmail.com

Twitter: @Hirampeon

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