Antes de entrar en materia me gustaría comentarles un poco sobre sentimientos encontrados, ocasionados por salir a un mundo “sin ”, bastante confuso debo decir, pues simplemente al viajar en o traspasar fronteras, ya sea en carretera o vía aérea, la logística implementada se ve en miras de incongruencia. Para contextualizarlos un poco mejor, he tenido la experiencia de viajar el último año a EUA en auto, y al llegar a la frontera, me solicitaron mostrar mi cartilla de vacunación, pero no la prueba negativa de Covid-19. Sin embargo, si mi llegada hubiera sido vía aérea el requerimiento hubiera sido otro, es decir, me hubieran pedido presentar la prueba negativa de Covid-19, pero no mi cartilla de vacunación. Disculpen si el título de la columna es Davos, pero mi reflexión es más fundada en la pesadilla logística de recibir o participar en cualquier Foro, pero más en un Foro Económico Mundial “WEF” de manera presencial, cuando todavía, entre países vecinos, reuniones, códigos o un simple saludo son demasiado confusos, pues sé que a más de uno ha vivido el siguiente sentir: ya no sabes si un saludo de mano o abrazo puede ser recibido como una falta de respeto covidiano o al no hacerlo, puede ser tomado, como un individuo frío y desconfiado. ¡Vaya confusión de protocolos!

En fin, con esos comentarios fuera del sistema, comencemos con reflexiones interesantes de Davos. Abriendo dicho evento con un discurso muy especial de Volodymyr Zelenskyy, Presidente de Ucrania, que sin duda es un líder mundial con problemas mucho más graves que el Covid-19,     empezó agradeciendo a la comunidad mundial por su apoyo tras la invasión rusa de su país, y buscando generar más acciones solidarias, que tanto requiere su país.

El WEF 2022 se está efectuando, en el momento geopolítico y geoeconómico más transcendental de los últimos 30 años y reuniendo a más de dos mil líderes de todos los sectores, así como expertos de todo el mundo, todos en línea con el “Espíritu de Davos” de mejorar el estado del mundo. Discutiendo temas clave, como la creación de un fondo para reconstruir Ucrania llamado “Unidos 24”, como parte de eso, las propuestas no desistieron, trayendo así ideas como el establecer una estructura global que pueda, dentro de las 24 horas, brindar apoyo suficiente a cualquier país.

A diferencia de otros años, este ha tenido cabida para compartir las perspectivas de las personas en la primera línea del conflicto sobre el cambio climático y los mayores desafíos que hoy enfrenta el mundo. Entre ellos se encuentra un trabajador de emergencia ucraniano, un activista climático africano y una educadora afgana de niñas; dando a conocer, extraordinarios testimonios, como el de Sikander Bizenjo, un socorrista de Pakistán, que implora a los líderes a incluir a los en el proceso de toma de decisiones.

A pesar de tener diversos temas sobre la mesa, el medio ambiente ha ocupado un lugar destacado dentro de la agenda, pues temas como estos siguen estando en mente y acciones de los participantes, así como lo tuvo en su momento la invasión rusa de Ucrania. Un gran ejemplo de ello fue John Kerry, quien le dijo a Davos 2022 que con un poco más de esfuerzo podemos limitar el calentamiento global. Marc Benioff por su lado hizo un llamado a una nueva forma de “capitalismo ambiental”, donde todas las empresas se comprometan a ser net-zero.

Por otro lado, nos recordó la iniciativa del WEF “1t.org” la visión limitada de los árboles como pequeñas máquinas de secuestro de carbono, ha dado paso a un mayor reconocimiento del papel vital y multidimensional que desempeña esta parte de la naturaleza en nuestras vidas, y los esfuerzos por construir una economía positiva también para esta, “nos obliga a pasar de ser una especie destructiva allanando el camino hacia nuestra propia desaparición, a ser una fuerza regeneradora y restauradora del planeta.”

Es así como hace dos años, en enero de 2020, “1t.org” comenzó en un contexto de renovado interés mundial por la naturaleza, teniendo una mayor comprensión de los riesgos socioeconómicos asociados con la pérdida de esta y un lanzamiento en la Reunión Anual del Foro Económico Mundial, teniendo la ambición de servir al movimiento internacional de restauración para conservar y hacer crecer un billón de árboles para 2030.

Al hacer un poco de retrospección, de los últimos dos años, históricamente retadores en todos los sentidos, podemos darnos cuenta que todos aquellos esfuerzos que han hecho múltiples países en diversos sectores, dan destellos de esperanza con aspectos vitales para todos, pues estos temas no deben ser negociables en ningún momento, que si bien se ha visto un gran estancamiento y aceleración de dichas problemáticas, la atención que se le da al «super año para la naturaleza» no se quede meramente en una moda o enfoque efímero, sino que se haga de esta un estilo de vida en pro a soluciones climáticas.

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