Pese a la problemática económica que atraviesa México, particularmente en cuanto a la inflación y la deficiente generación de empleos, especialistas descartan un escenario de recesión económica hacia el cierre de 2022. El pronóstico ahora es de un crecimiento que rondaría entre y 1.8 y hasta 2.4 por ciento del PIB.
Heliodoro Gil Corona, coordinador de Proyectos Estratégicos del Colegio de Economistas del Estado de Michoacán (CEEM), destaca que el primer semestre ha tenido un empuje un tanto inesperado en la actividad económica, patrocinado principalmente por el aumento en el valor de las exportaciones y las remesas familiares.
Recordó el analista del CEEM que desde los primeros meses de este año diversas estimaciones presagiaban que la dirección del Producto Interno Bruto (PIB) del país observaría una reducción sensible en la tasa de crecimiento, incluso con el riesgo de caer en recesión económica en la segunda parte de 2022.
Sin embargo, los reportes del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) al corte del primer semestre y las nuevas proyecciones de julio parecen disipar la amenaza de una recesión económica, como se valoraba ante el aumento en el precio de los bienes de consumo y el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, que apuntaba a profundizar las problemáticas existentes.
El también investigador de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH) recordó para el segundo trimestre se esperaba un crecimiento del PIB que no rebasaría 1.6 por ciento, pero la estimación oportuna que presentó recientemente el INEGI refleja un aumento anualizado de 2.1 por ciento, “lo que junto con el incremento de 1.8 por ciento durante el primer trimestre significa que el PIB registra un crecimiento interanual durante los primeros seis meses de 2.0 por ciento”.
Apuntó el académico nicolaita que “este aumento observado en el primer semestre de 2022 estuvo apoyado por un repunte de las actividades industriales de 3.2 por ciento”. El INEGI muestra, en cambio, un modesto incremento de las actividades del campo de 1.7 por ciento y un magro incremento del valor de las actividades de servicios y comercio de 1.1 por ciento.
Remesas y exportaciones
Explicó Heliodoro Gil Corona que “los factores que impulsaron el crecimiento económico de nuestro país han sido las exportaciones y las remesas familiares, que observaron una fuerte aceleración durante el primer semestre”.
De hecho, recalcó que “llama la atención que, mientras Estados Unidos cayó en recesión técnica en el primer semestre, México logró un moderado crecimiento en un contexto complejo de contracción económica mundial”.
El analista del CEEM expuso que las exportaciones de mercancías, con cifras oportunas del INEGI, muestran un ascenso a cerca de 281 mil millones de dólares en valor, lo que representa un aumento anualizado de 18.8 por ciento y en donde destaca el empuje al alza de las manufacturas de 17.3 por ciento, cuya participación fue de 87 por ciento del total de las exportaciones.
“En lo que toca a las remesas familiares enviadas por los migrantes, principalmente de Estados Unidos, acumularon en el primer semestre un monto de 27 mil 565 millones de dólares”, dijo el especialista en finanzas públicas, subrayando que esta captación de divisas del extranjero experimentó un incremento de 16.6 por ciento, “mayor a lo captado por exportaciones petroleras (con todo y el conflicto bélico en marcha, Inversión Extranjera Directa y el turismo”.
“Las expectativas económicas para el presente año se han renovado”, admitió el especialista. En este orden de ideas vaticinó que, tras un crecimiento de 2.0 por ciento al primer semestre, por encima de los pronósticos de principios de año, los especialistas en economía del sector privado sostienen un crecimiento del PIB de 1.8 por ciento y el Fondo Monetario Internacional (FMI) prevé un aumento de 2.4 por ciento, en vez del 2.0 por ciento estimado en el mes de abril.
“Ante este contexto podemos señalar que los riesgos de recesión en todo caso se posponen para 2023”, concluyó.