México registró un déficit de US$ 3.076 millones en su balanza de productos manufacturados de enero a julio, tras lograr tres años seguidos de superávits en los mismos periodos, de acuerdo con datos del .

Considerando los siete primeros meses de cada año, logró saldos positivos en esta balanza de US$ 8.496 millones en 2019, de US$ 10.005 millones en 2020 y de US$ 5.543 millones en 2021.

Aun así, el país reportó un superávit de US$ 1.264 millones en su balanza comercial no petrolera de enero a julio del año actual.

La compensación se originó con superávits en la balanza agropecuaria y pesquera (US$ 986 millones) y en la de “otras industrias” (US$ 3.353 millones).

Durante el segundo trimestre de 2022, el de México presentó máximos históricos tanto en el rubro de exportaciones como en importaciones, resultados positivos derivados de tres factores, según Banxico.

Primero, la sólida integración que mantiene México con el exterior, junto con el dinamismo de la producción industrial de , que permitió que en abril-mayo de 2022, México contribuyera con 14.8% del comercio total del vecino del norte y se posicionara como su segundo socio comercial.

Segundo, el fortalecimiento de la demanda interna mexicana que permitió mayores importaciones. Y tercero, los altos de materias primas respecto a los niveles prepandemia.

De enero a julio de 2022, por el lado superavitario, destacaron los productos automotrices, con un saldo positivo de 53,300 millones de dólares.

A la inversa, los mayores déficits estuvieron en equipos y aparatos eléctricos y electrónicos (US$ 17.716 millones), química (US$ 15.688 millones), productos de plástico y de caucho (US$ 10.608 millones) y siderurgia (US$ 9.830 millones).

Banxico explicó que algunas industrias que dependen intensivamente de insumos internacionales, como las manufacturas de insumos textiles y el sector de la construcción, mostraron un bajo ritmo de crecimiento durante el segundo trimestre de 2022, derivado de los problemas observados en las cadenas de suministro.

No obstante, otras industrias como la del equipo de transporte se beneficiaron de la demanda externa y el gradual desvanecimiento de los cuellos de botella.

En esa línea, se registraron máximos históricos en el comercio exterior por los avances en el valor de las exportaciones manufactureras y petroleras, así como las importaciones petroleras e intermedias no petroleras.

En particular, en la balanza de bienes agrícolas de enero a julio, el superávit fue de US$ 1,600 millones y este saldo es resultado de exportaciones 15,2% mayores a las importaciones.

Los cultivos con mayor venta al extranjero y que contribuyeron significativamente al saldo positivo son: aguacate (US$ 2.112 millones), jitomate (US$ 1.390 millones), pimento (US$ 898 millones) y fresa (US$ 610 millones).

En la balanza de bienes pesqueros, en los primeros siete meses de 2022, se registró un superávit de US$ 29 millones.

Las mayores ventas del período fueron de camarón congelado (US$ 175 millones); pescado fresco o refrigerado, excepto filete (US$ 136 millones); pescado congelado, excepto filete (US$ 75 millones); moluscos (US$ 59 millones), y crustáceos, excepto camarón congelado (US$ 36 millones).

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