La influye de manera importante en la personalidad, y las relaciones entre sus miembros determinan valores, afectos, actitudes y modos de ser que se asimilan desde el nacimiento, pero también constituyen un factor de riesgo para que un individuo cometa un delito, aunque eso no está establecido, apuntó Norma Isabel de la Luz Echeverría, profesora de la Facultad de Derecho (FD).

“Si maltratamos a uno de nuestros hijos, si sufre violencia o permitimos que abusen de él, esos patrones podrían ser un componente de riesgo al asumir una conducta agresiva”, prosiguió la universitaria al dictar la ponencia La importancia de la familia en la del delito, como parte del ciclo de conferencias Jueves de Derecho Civil.

En la sesión virtual, la universitaria indicó que todos los días nos despertamos con noticias de actos delictivos en los medios de comunicación y , parece que esas conductas forman parte de nuestra vida diaria y lo estamos normalizando. “En algunos puntos del país han aumentado los índices de criminalidad, pero en otros ha disminuido, es una situación que hace mal a la sociedad”.

Aunque no sólo hay que echar culpas a las autoridades, todos participamos dentro de una sociedad de la que forman parte nuestras familias; por ello hay que señalar la importancia de la familia en el desarrollo de los menores y su contribución en la prevención del delito, recalcó.

Si bien el núcleo familiar contribuye a prevenir el delito, también puede ayudar una vez que se ha cometido; es decir, en el caso de la reinserción social, tema que se ha dejado de lado y que atañe a las personas privadas de su libertad. Como sociedad deberíamos dar una oportunidad a estos individuos, no estigmatizarlos, pues lo que buscamos es más el castigo que una prevención.

“Por ello, la apuesta sería hacia la prevención desde el seno familiar para contribuir a disminuir nuestros índices delictivos, más que pugnar por un aumento de penas, las cuales no garantizan que la criminalidad disminuya; por el contrario, pareciera que va en aumento todos los días”, prosiguió.

Dijo que en 2021 el Instituto Nacional de Estadística y Geografía publicó los resultados de su Encuesta Nacional de Población Privada de la Libertad, en la que se señala que en el Sistema Penitenciario Nacional había una población de 200 mil personas privadas de su libertad, 94.3 por ciento varones y 5.7 por ciento .

“Ellos hacen referencia a su entorno familiar en la infancia, sobre todo indican que en hogares parentales el 68.6 por ciento de los varones recluidos infringió la ley, contra 65.4 de las mujeres. En cuanto a los hogares monoparentales o sin padre, 31.4 por ciento de la población masculina en el sistema penitenciario cometió algún delito, y 34.6 por ciento de las mujeres está ahí por esa misma causa.”

Mencionó que esa encuesta señala también que esa población fue vulnerada en el seno familiar, ya sea en los cuidados, agresiones sexuales o físicas, por ejemplo. Eso los marcó de alguna forma, aunque no implica que ellos replicaran dicha situación, pero sí pudo haber influido en la comisión de delito, una vez que alcanzaron la mayoría de edad.

Norma Isabel de la Luz resaltó la necesidad de que los padres de familia cuiden el contacto que tienen sus hijos menores de edad con su entorno. En muchas familias ambos progenitores deben trabajar, por ello los dejan solos en casa sin una debida atención. Ante esto se requiere permanecer alerta en torno a la conducta de sus hijos y mantener vigilancia sobre ellos.

Escuela para padres

Apuntó que en la tarea de la prevención no sólo debe participar la familia, también la escuela, la sociedad y el Estado. “Todos debemos aportar nuestro granito de arena para cambiar la perspectiva de la niñez, y proporcionar las mejores herramientas desde la infancia con miras a obtener un buen resultado en cuanto a la conexión con la sociedad.”

Asimismo, indicó, el respeto a la ley es otro de los puntos importantes que deben mantener las familias e inculcarlo a los menores, para evitar la comisión de .

Además, la atención psicológica es otro aspecto importante en el transcurso de nuestra formación. “No sé si en casa se puede realizar esta tarea, pero por lo menos en las escuelas se debe trabajar a partir de edades tempranas, porque la autoestima que desarrollemos desde la infancia se verá reflejada en nuestra trayectoria personal”.

Acudir al psicólogo “no significa que estemos locos, sino que es necesario recibir orientación de alguien, que nos guíe desde pequeños. Si como padres tenemos un hijo agresivo en el salón de clases, lo primero que hacen los docentes es expulsarlo porque podría ‘contagiar’ a los otros niños del aula; no se tolera esa conducta, ¿pero qué estamos haciendo para atenderla y prevenirla?”.

Por último, opinó que la escuela para padres sería una buena herramienta en la prevención y combate del delito. “No esperemos a que sucedan las cosas para castigarlas”.

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