Desde el año 2002, cada 10 de noviembre se celebra el , establecido por la Organización de las Naciones Unidas para la , la Ciencia y la Cultura (Unesco).

Entre sus objetivos primordiales se encuentran motivar el uso responsable de la ciencia para el beneficio de las sociedades, en particular, para la erradicación de la pobreza, así como lograr una mayor conciencia en la opinión pública sobre la importancia de la ciencia y disminuir la brecha existente entre la ciencia y la sociedad.

“La celebración es importante porque nos permite tomar conciencia de que la ciencia ha avanzado juntamente con la humanidad, en su progreso. Me gusta pensar en la ciencia y en la labor científica como una forma de resolver diversos problemas de muy distintas maneras”, dijo la doctora Marcela Amaro Rosales, del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM.

La ciencia está presente todo el tiempo en nuestra vida, en lo que comemos, respiramos, en lo que vestimos, en cómo nos transportamos, todo eso es resultado de procesos científicos. Sin embargo, añade, en términos sociales para la población en general es muy lejano qué es la ciencia, por lo que considera fundamental poderlos acercar a ella e integrarlos en su desarrollo.

Ciencia inclusiva

La ciencia sirve para resolver un sinfín de problemáticas que están presentes en nuestra vida diaria, por lo que un punto importante es pensar en el desarrollo de la ciencia con procesos de inclusión, los cuales van más allá de la simple difusión del conocimiento.

La también coordinadora del Seminario de Estudios interdisciplinarios sobre la ciencia, la tecnología y la innovación señala que cada vez existe más la idea de desarrollar la ciencia con inclusión, lo cual implica trabajar más cerca con aquellas personas que resultan afectadas por distintas problemáticas.

Como ejemplo señala la violencia que vivimos como país, un problema en el que pueden contribuir sociólogos, antropólogos, médicos, economistas, matemáticos e investigadores de ciencias de la complejidad, entre otros, para acercarse a las comunidades que viven esta problemática y a través de la investigación científica ayudarles a solucionarla y así apropiarse de las alternativas que desde la práctica científica se pueden construir.

“Eso es un problema que científicamente podemos solucionar, por qué está la gente haciendo lo que hace, cuáles serían las posibles soluciones ya que dichas soluciones cada vez son más multidisciplinarias y requieren de más perfiles, porque la sociedad al igual que la ciencia ha ido avanzando y complejizándose. Sin duda, la ciencia que se desarrolla ahora es más compleja de la que se desarrollaba hace 200 años y tiene que ver también con las características de la sociedad en la que estamos presentes”.

“Creo que pensar en el desarrollo científico de manera inclusiva nos puede llevar a repensar la manera en la cual solucionamos los problemas, no solamente desde las universidades y los laboratorios, sino desde nuestra práctica social colectiva habitual”.

Problemáticas fundamentales

Uno de los aspectos en los que también han trabajado los científicos es en definir cuáles son los problemas más relevantes para la sociedad y la investigadora sugiere que esto sólo podrá definirse de mejor manera a través de acercarse a la propia sociedad en una comunicación constante.

“Creo que para que la ciencia sea vista socialmente como un bien necesario y fundamental tenemos que acercarnos a la sociedad y esa es una de las grandes críticas que se le tiene que hacer a la ciencia, ya que ha habido un proceso más o menos desvinculado en el cual hay una torre de marfil en donde los científicos deciden qué hay que resolver y no siempre es lo que la sociedad demanda”.

Esta situación, dijo, ocurre en todo el mundo, no sólo en , lo cual también se ve reflejado en las encuestas de percepción social de la ciencia que se llevan a cabo en nuestro país, en donde en la última realizada, la labor científica no era de las que mayor confianza generaba. Considera que esto ocurre sobre todo porque la gente no sabe qué es lo que hace un científico y para qué le sirve la ciencia.

“Eso te habla de un desapego social de la gente hacia nuestra labor, porque no saben qué hacemos y eso es muy peligroso socialmente porque en realidad tenemos que encontrar la manera de difundir nuestras actividades y dar a conocer que la labor de los científicos tiene un impacto en distintos aspectos que le atañen a la población y el medio ambiente, por ejemplo.”, señala.

Sin embargo, destaca, existe una preocupación global sobre el hecho de cómo la ciencia podría contribuir social y justamente a lograr los objetivos de paz y desarrollo, lo cual se puede ver en el hecho de que la paz tiene que ver con solucionar conflictos sociales, pero si ésta no existe se crean situaciones de incertidumbre y de inseguridad, que podrían conducir a tener sociedades con escasos desarrollos científicos, educativos y sociales.

Por lo tanto, la celebración del Día Mundial de la Ciencia para la Paz y el Desarrollo, dijo, es una oportunidad para plantearnos objetivos de desarrollo sostenible en el largo plazo y repensar nuestras agendas en materia de política científica.

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