Son como ladrones que se meten por la puerta trasera. Me refiero a los diputados oficialistas (, PT y el Verde). Como no consiguieron los votos para aprobar su reforma constitucional en materia electoral, sacan una iniciativa de cambios a las leyes secundarias, el llamado plan B del presidente López Obrador, con toda la disposición de votarla sin discusión alguna.

Es un atentado en contra de la . El proyecto ni siquiera salió publicado en la Gaceta Parlamentaria. Lo repartieron, de último momento, en fotocopias. “Dispensaron” (así le dicen) todos los trámites obligatorios. Las comisiones encargadas nunca dictaminaron la iniciativa. Nadie conoció lo que se pretendía votar. El pleno de la , en pocas horas, lo aprobó.

Nada de negociación. Nada de deliberación. Nada de respeto a las formas parlamentarias.

Una imposición de la mayoría. Los diputados oficialistas ni siquiera supieron lo que estaban votando. No les importó. Total, lo había mandado su jefe, el mandamás, el líder querido y adorado, el señor-Presidente-de-la-República. Ésa es toda la información que necesitaban.

No me dio tiempo de leer la iniciativa aprobada ayer, a las carreras, en un documento de más de 300 páginas. Leí resúmenes. ¿De verdad desaparece el servicio profesional de carrera del Instituto Nacional Electoral? Unos dicen que sí, otros lo dudan.

Todo mal. Una mezcla de ineptitud clásica del lopezobradorismo con ánimos vengativos y un miedo enorme. Sí, mucho miedo a perder las elecciones en 2024. Eso es lo que está demostrando López Obrador y Morena. No están convencidos que puedan ganar los comicios presidenciales y, por tanto, hacen todo por inclinar la cancha a su favor.

Es la primera vez, desde los años ochenta del siglo pasado, que la mayoría aprueba, por sí sola, una reforma electoral. Total desprecio a las minorías. Pero, además, la forma en que lo hicieron. Una vergüenza. Ufanos, dieron el golpe y ni siquiera escondieron la mano.

Lo que vimos ayer en la Cámara de Diputados es una infamia. El abuso de poder en su máxima expresión. Fuera máscaras. “Nosotros tenemos los votos y se chingan”. Así fue la instrucción que recibieron de la Secretaría de Gobernación. Los priistas del pasado por lo menos respetaban las formas. Estos morenistas ni siquiera. Sin rubor alguno, demuestran su talante autoritario.

Ojalá la Cámara de Senadores corrija este abuso de poder. Que haya posibilidad de conocer lo que se está votando. Que las comisiones encargadas dictaminen. Que haya debate y deliberación. Que los comentaristas puedan opinar sobre el contenido de la iniciativa de López Obrador. Que los ciudadanos interesados sepan qué están votando sus representantes.

Por lo pronto, queda la impresión de una mayoría tramposa. Ladrones que súbitamente se cuelan por la puerta de atrás para cometer sus fechorías. La aprueban en diciembre, cuando todo mundo ya anda en las posadas, en unas pocas horas de la madrugada.

Justifican López Obrador y sus adláteres legislativos sus cambios con el argumento que se generarán ahorros de un sistema electoral muy caro. Claro que es caro porque así se logró superar los fraudes del pasado autoritario. El tamaño del electoral siempre ha sido del tamaño de la desconfianza de los actores políticos. Todo cuesta mucho. Credenciales para votar con fotografía con varios controles de seguridad para evitar las falsas. Boletas también a prueba de falsificaciones. Redundancia en todos los procesos.

Ha funcionado. En , hoy, no hay fraude electoral generalizado. No dudo que existan irregularidades en algunas casillas. Pero son mínimas. Lo importante es la imposibilidad de cambiar la voluntad del electorado. Aquí, en nuestro país, ganan los candidatos que obtuvieron más votos en las urnas.

¿Quiere el morenista ahorrar dinero?

Cancelen la construcción del Tren Maya que está entrampado y costará miles de millones de dólares. O la refinería de Dos Bocas, también carísima.

Podrían cerrar el nuevo aeropuerto Felipe Ángeles que pocos usan y ahorrar, así, más de mil millones de pesos que tendremos que subsidiar los contribuyentes el año que viene de pérdidas.

No. Lo del del dinero es un pretexto. Lo que quieren es instituir un sistema electoral donde sea posible hacer trampa. Lo demostraron ayer aprobando de manera tramposa una iniciativa tramposa.

El tamaño de sus artimañas es del tamaño del miedo que tienen a perder el poder en 2024.

Twitter: @leozuckermann

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