El afán de control –del mundo que nos rodea, las personas que están a nuestro alcance e incluso otros planetas- ha sido la obsesión vanidosa de los individuos desde tiempos inmemoriales. Un repaso de la nos permite conocer los métodos por los cuales, los súper perversos con tal de doblegar a su prójimo –igual si es compañero de clase, de empresa o de familia- son capaces de golpear, robar y hasta matar. Entre esta realidad de imperfección –los grupos religiosos le llaman pecado- y la imparable sobrepoblación de planeta, hay grupos que eligen “separarse” e intentar alternativas como: migrar a geografías menos saturadas y los más osados piensan que es en otros mundos donde encontrarán la paz y tranquilidad que se supone buscan. ¿Con encerrase en un rancho, cueva, selva o bosque inexpugnable queda satisfecho el anhelo de ser superior?

En ese afán de subordinar al otro y ser superior –la serpiente le dijo a Eva, que Dios mentía, porque en realidad si probaban del árbol del conocimiento del bien y de mal serían como dioses- son muchas las horas que las personas utilizan buscando caminos que nos garanticen rutas más parecidas a lo que deseamos, aunque ello a veces implique el riego de perder más que de ganar. En el presente y con los avances cibernéticos, hay quien cree a pie juntillas, que puede desarrollar sistemas y máquinas, capaces de imitar la inteligencia humana[1]  -se le llama “IA” y como en todo hay varias corrientes acerca de esta modernidad. La inteligencia artificial, puede recorrer el camino de “terminator”; en un ámbito menos malo aumentar la producción sin que importe mucho cuantos seres humanos dejan de tener trabajo; hasta la postura optimista que considera que con el apoyo de las máquinas seremos un conglomerado de humanos más sano, más productivo en otro tipo de tareas y más felices.

Aun cuando muchos connacionales se desarrollan en países lejanos acerca de esta IA, los avances en dejan mucho que desear y están más vinculados con la intuición mágica. Pongo algunos ejemplos: Con el tema de la pandemia, los centros comerciales, abrieron opciones por las cuales todas las amas de casa y aun los mini pueden hacer su compra con el apoyo de un teléfono portátil y como en todo al principio la entrega era gratuita. A esto se agregaron las farmacias –la San Pablo, ha logrado que sus telefonistas parezcan un robot con IA, que repite, “gracias por la espera, disculpe por la tardanza, me apena no haberla atendido como se merece o le voy a trasferir al área de entregas para que ponga su queja”. Y qué decir de los , en franco periodo de extinción de aquellos agentes que le trataban con cariño y respeto por haber llevado su dinero a la institución donde están empleados, lo que se impone es un programa por internet, con una voz dulzona, que los remite a un sinnúmero de opciones y que al final no le resuelve nada, igual si es Santander, Banorte, Azteca, BBV o city.

Por supuesto que este tipo de inteligencia no siempre da los resultados que le ofrece la compañía que no desea contratar más personas; y así quien entrega –generalmente mercancía con poca calidad- anota lo que usted regresó porque no se parce a lo que pidió; el de la farmacia pinta su raya advirtiendo que él no sabe del funcionamiento de la empresa, que solo ha llegado a entregarle lo que le dieron y; al del banco poco le importa si a Usted le dio infarto o se quedó sin dinero o sin alimentos porque el sistema no respondió como había prometido. Así las cosas en esta pseudo inteligencia artificial, encima le ponen su tarea,: todavía no le llega su pedido cuando en su computadora está recibiendo la lista de lo que quiere comprar, los costos, sus datos personales –nombre, dirección, teléfono etc.- y en menos de 24  horas le piden que haga una evaluación de servicio.[2] y después los medios nos revelan que los fraudes cibernéticos van en aumento Si les explicas que no quieres que te pidan eso, la dama de inteligencia menos que artificial, te dice que así está programado y que no pueden cambiarlo ¡¡¡!!!

Según los expertos hay tres tipos de Inteligencia artificial –estrecha, general y súper- inteligencia- y se supone la programación de las máquinas que las contienen, sin la necesidad de que los humanos supervisen su trabajo. El tema es por demás interesante, por ejemplo, las personas pueden tolerar un robot, con inteligencia artificial que haga las veces de mesero, incluso que le apoye si es usted de la tercera edad, pero si su figura es humanoide, les causa rechazo.

Sea como sea, esto afecta la vida diaria. ¿Por qué perder el gusto de entrar en las instalaciones del banco y saludar a su ejecutiva, en vez de conversar con una voz grabada? Está comprobado que el uso de estas novedades se presta para la manipulación o seguridad; pero también vulnerabilidad y muerte de principios éticos Se supone que estos avances le ayudan a enfrentar riesgo de problemas con la rendición de cuentas o la responsabilidad, pero ¿se siente desplazado al verse obligado a soportar que una máquina realice tareas que antes las personas hacían? ¿De verdad su vida es más cómoda, segura y placentera, ahora que está rodeado de máquinas que supuestamente piensan que es lo mejor para Usted? Me congratulo de que el siguiente paso de la inteligencia artificial ya no me afectará. A mi gusta ver a la gente, platicar, compartir, aunque su inteligencia no sea tan sorprendente como lo artificial.

[1] IA, es inteligencia artificial, y se supone que puede imitar la inteligencia humana, con el fin de realizar tareas diversas, procesar o analizar datos que harían la vida humana de quienes esto dominen más fácil productiva.
[2] A superama se le ha dejado de solicitar el servicio, pues aun cuando se les ha dicho que publicar dicha información pone en riesgo sobre todo la personas –hombre y mujere4s- de edad avanzada y solas-

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