Todavía muchas personas que vivieron aquél momento, y algunos otros a quienes nos interesa la historia de nuestro país, atribuimos aquella frase que se hiciera épica en la voz de Luis Donaldo Colosio Murrieta (1950-1994): “Yo veo un México con hambre y sed de justicia”.
El discurso fue pronunciado el 6 de marzo de 1994, a escasos 17 días del atentado que le arrebatara la vida al entonces candidato presidencial priista. Luis Donaldo fue el único orador en el acto mediante el cual se celebraba el 65 aniversario de la fundación del otrora invencible Partido Revolucionario Institucional (PRI), que había sido creado por el expresidente Plutarco Elías Calles el 4 de marzo de 1929 bajo el nombre de Partido Nacional Revolucionario (PNR); que, en 1938, fuera rebautizado por Lázaro Cárdenas como el Partido de la Revolución Mexicana (PRM); para, finalmente, adoptar las siglas del PRI en 1946, por iniciativa de Manuel Ávila Camacho.
Volviendo al mensaje de Colosio Murrieta pronunciado en el Monumento a la Revolución, justo es recordar que el autor original de esa frase fue Justo Sierra Méndez (1848-1912), quien, siendo diputado en 1893, pronunció la frase: “México es un pueblo con hambre y sed. El hambre y la sed que tiene no es de pan; México tiene hambre y sed de justicia”. Años más tarde, quien también fuera ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, secretario de Instrucción Pública y Bellas Artes, así como promotor de la creación de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), lo reiteraría en otra tribuna.
Más de un siglo después, Luis Donaldo emitió un mensaje que le costó mucho sentirse cómodo. Luego de un lento despegue, Colosio comenzó a intensificar su declamación utilizando la oración “Yo veo”. “Yo veo un México de comunidades indígenas, que no pueden esperar más a las exigencias de justicia, de dignidad y de progreso”, abrió a bocajarro el primer secretario de Desarrollo Social. Luego, vino el: “Yo veo un México de campesinos que aún no tienen las respuestas que merecen”; seguido del: “Yo veo un México de trabajadores que no encuentran los empleos ni los salarios que demandan…Yo veo un México de jóvenes que enfrentan todos los días la difícil realidad… Yo veo un México de mujeres que aún no cuentan con las oportunidades que les pertenecen…”.
Así continuó hasta sentenciar: “Yo veo un México con hambre y con sed de justicia. Un México de gente agraviada, de gente agraviada por las distorsiones que imponen a la ley quienes deberían de servirla”. Sin embargo, para quien esto escribe, sin duda, la oración más contundente fue: “Yo veo un México convencido de que ésta es la hora de las respuestas; un México que exige soluciones”.
Han transcurrido casi tres décadas desde aquel momento. Un momento histórico que, desafortunadamente, como dijera Santiago Creel, ha sido víctima del “sospechosismo”, y de las leyendas urbanas, dejando de lado la verdadera trascendencia de aquellas palabras.
El discurso pronunciado por Luis Donaldo Colosio Murrieta se mantiene vigente, más allá de la figura que resultó de un artero asesinato, por las verdades que denuncia. Si no me cree, léalo usted mismo: “El gran reclamo de México es la democracia. El país quiere ejercerla a cabalidad. México exige, nosotros responderemos”. ¿A poco no le recuerda al ataque frontal hacia el Instituto Nacional Electoral (INE) por parte del presidente López Obrador? Quien, dicho sea de paso, más de una vez ha utilizado el nombre y recuerdo de Colosio para beneficio propio.
Post scriptum: “A la mayor parte de los que no quieren ser oprimidos, no les disgustaría ser opresores”, Napoleón Bonaparte.
* El autor es escritor, catedrático, doctor en Derecho Electoral y asociado del Instituto Nacional de Administración Pública (INAP).