Los acontecimientos en el sector bancario en y Europa han provocado episodios de incertidumbre en la economía mundial. Las reuniones anuales de primavera del y el dan cuenta de que si bien, el pánico desatado por dichos acontecimientos se ha reducido, existen múltiples preocupaciones por la situación en los sistemas financieros globales; sin embargo, han confirmado la probabilidad de que suceda una recesión en los Estados Unidos.

Carlos Serrano Herrera, economista jefe de BBVA , explica en su artículo  “Reuniones de primavera del FMI y del Banco Mundial: tensa calma”, publicado en el periódico El Financiero, cómo los reguladores estadounidenses y europeos  han tomado decisiones para calmar la turbulencia financiera, pero aún así la economía mundial se encuentra ante importantes.

Serrano señala que aún cuando no se han visto salidas significativas en los depósitos en la banca, “los precios de las acciones de han tenido caídas, lo cual encarece sus opciones de levantar capital, lo que a su vez resultará en una menor oferta de crédito”, lo que determina que la recesión estadounidense debería ser corta y poco profunda, primeramente porque existen altos niveles de de las familias estadounidenses.

El segundo factor que señala el economista que favorece el menor impacto de estos acontecimientos en la banca, es la reapertura de la economía global de China “el que se hayan disipado los cuellos de botella en las cadenas de valor globales y que se han resuelto las disrupciones en los mercados de energía y alimentos causadas por la invasión de Rusia a Ucrania”. Es por ello que el FMI ha precisado que el crecimiento económico global estimado será de 2.8% con una revisión a la baja sólo de 0.1 puntos porcentuales con respecto a la que dio a conocer en enero.

Asimismo, el autor detalla con respecto a la inflación que podría estar presentando un comportamiento a la baja en las principales economías en el mundo, “en Estados Unidos la inflación de marzo (en tasa interanual) fue de 5%, la más baja en dos años, y muy por debajo del pico de 9.1%  alcanzado en junio del año pasado, aunque por encima del objetivo de 2% de la Reserva Federal”. Lo anterior significa que su comportamiento obedece a la dilución de los cuellos de botella en las cadenas de suministro, menores disrupciones causadas por el conflicto en Ucrania y política monetaria más restrictiva en muchos de los países. Por lo que determina que “el fin del ciclo de subidas monetarias está cerca; de hecho, algunos bancos centrales ya han pausado dichas subidas”.

Sin embargo, Serrano advierte que aún cuando este escenario base puede considerarse afortunado, no está exento de riesgos y da a conocer a través del texto cuatro que se pueden apreciar en las reuniones de primavera:

El primero es “la posibilidad de un incumplimiento en la deuda soberana de Estados Unidos”, por las decisiones del de no aumentar el techo de endeudamiento, además de no implementar cortes al ya establecido, con lo cual sería la primera vez que incumpla con sus obligaciones, lo que, de ocurrir generaría “efectos catastróficos en los mercados financieros globales al ser los bonos del tesoro el activo considerado como libre de riesgo”.

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