- Amenaza quiebra al sector agrícola nacional
- Campesinos no podrán cumplir compromisos financieros, pago de créditos ni acceder a nuevos préstamos
- Costos de producción de granos básicos se incrementaron hasta en 40 por ciento
- Cae saldo de balanza comercial agroalimentaria en más de 700 millones de dólares en el primer trimestre del 2023
La desesperación e inconformidad se esparcen en las zonas rurales del territorio nacional debido a la escasa rentabilidad que se tiene en los cultivos, principalmente de granos básicos, donde se ha registrado un incremento en los costos de producción de hasta 40 por ciento y una disminución de precios que ahoga a los campesinos de México.
Así lo aseguró el presidente de la Unión Mexicana de Fabricantes y Formuladores de Agroquímicos A.C. (UMFFAAC) Luis Eduardo González Cepeda, luego de señalar que “este país es eminentemente agrícola, de ahí comemos, de ahí exportamos, de ahí hemos crecido muchísimo, si no le ponemos atención se va a convertir en un problema social”.
Resaltó que ya se están viendo casos de desesperación en el norte, principalmente con los trigueros en Sonora y Baja California o los maiceros en Sinaloa, así como con los cañeros que están teniendo problemas con el rendimiento de su producto provocado por la baja fertilización consecuencia del incremento en los costos de los fertilizantes.
Lo anterior se agudiza además por la desaparición de instituciones, la falta de apoyos y de políticas públicas, que lo único que reflejan en estos momentos es el desprecio del gobierno federal hacia los agricultores.
El problema de la rentabilidad es que el sector agrícola está en una amenaza de quiebra porque no podrá cumplir con sus compromisos financieros y “el campo se puede quedar vacío de agricultores porque ya no es negocio, se van a ir a buscar trabajo a otro lado, se van a ir buscando las ciudades o se van ir buscando al extranjero y eso se convierte en un problema social”, apuntó.
Uno de los principales problemas en el campo es que no es rentable y los productores agrícolas, que son el punto de partida de la cadena productiva, tuvieron para la siembra un incremento, que llegó hasta el 40 por ciento, pero ahora los precios de productos como maíz, trigo, cebada, entre otros bajaron y no hay programas de apoyo para que salgan de esta crisis.
En este caso los campesinos no podrán cumplir compromisos financieros, como son el pago de créditos y mucho menos acceder a nuevos préstamos, lo que los pone entre la espada y la pared.
Asimismo, el campo también está registrando pérdidas a nivel internacional, luego de que el primer trimestre del año, el saldo comercial de la balanza agroalimentaria volvió a desplomarse con respecto al año pasado en más de 700 millones de dólares.
En este caso, durante el periodo enero-marzo de este año, se obtuvo un saldo comercial agropecuario, pesquero y agroindustrial de dos mil 20 millones de dólares, mientras que en el mismo periodo de 2022 el saldo llegó a los dos mil 724 millones de dólares. Es decir, se dejaron de percibir 700 millones de dólares.
Uno de los principales motivos de esta caída fue el incremento en las compras de maíz al extranjero, ya que, de enero a marzo de 2022, se compraron mil 296 millones de dólares de este grano, mientras que, en mismo periodo de este año, las compras fueron por el orden de los mil 794 millones, es decir casi 500 millones de dólares más.
De esta forma, finalizó, uno de los problemas es que más del 70 por ciento de los agricultores son de bajos recursos y cultivan menos de cinco hectáreas, “no tiene tractor ese agricultor, no tiene acceso a la tecnología y ahora le quitamos el apoyo real al desarrollo en el campo. Se les da un subsidio, pero se les da como una dádiva y no como un apoyo técnico, de crecimiento, un apoyo de tecnología, un apoyo para salir adelante, ese es el problema que tiene el agricultor pequeño”.